Mi mejoramiga

1922 Words
La asistente de Luisana se encontraba con ella en la oficina y esta enseguida le dio una orden con mucha seriedad: — Por favor dile al joven que trabaja en el departamento de calzados que venga a mi oficina inmediatamente. — Sí señora Luisana enseguida le aviso. Al cabo de unos minutos se escuchó que alguien llamaba a la puerta y Luisana enseguida exclamó: — ¡Adelante! Por supuesto se trataba de Armando, estaba con una expresión que denotaba su molestia y al mismo tiempo se sentía muy incómodo con todo lo que había sucedido la noche anterior. — Me dijo tu asistente que quieres hablar conmigo. — ¿Me puedes explicar qué es lo que pretendes hacer Armando? — Luisana las cosas….— ella enseguida lo interrumpió diciéndole: — Señora luisana que te quede muy claro. — Por favor no es necesario que actúes de esa forma Luisana después de todo lo que hemos vivido. — ¿Pero acaso no te has dado cuenta de lo que está sucediendo? De pronto anoche te apareces en mi casa como el flamante novio de mi hija Jennifer. Es más que obvio que todo lo tenías muy bien calculado. Eres más ambicioso de lo que yo me imaginaba. — ¿A qué te refieres con eso? — No te hagas el tonto Armando, lo único que estás buscando es alcanzar una buena posición económica en todo esto. ¡Y claro! Como justo terminé nuestra relación saliste corriendo a buscar a mi hija. Aunque es más que obvio que estabas jugando con las dos porque con ella tienes una relación desde hace mucho tiempo y yo no estaba enterada de nada. He sido una tonta creyendo que realmente yo te gustaba. — ¡Eso no es verdad Luisana! Estás siendo muy injusta. Yo no sabía que Jennifer era tu hija. Y con respecto a mi relación con ella, te lo dije desde un principio que estaba saliendo con una chica. — Sí es cierto, me dijiste que estabas viendo a una chica pero jamás me especificaste que se trataba de mi hija. — Ya te dije que no lo sabía, Jennifer jamás me dijo absolutamente nada de su familia, para mí fue una gran sorpresa cuando anoche me llevó a conocer a sus padres y fue cuando me enteré que se trataba de ustedes. — ¿Tú pretendes que yo te crea que no sabías que Jennifer era mi hija? ¡Por Dios! Si trabajas para mí y estás en esta empresa todo el día. Eso ni siquiera te lo puedes creer tú mismo. — Ya te dije la verdad y es tu problema si me crees o no. Me voy porque tengo mucho trabajo pendiente por hacer. — ¡Un momento Armando! No te vayas porque no he terminado de hablar contigo. — ¿Y qué más quieres hablar si no me crees nada de lo que te estoy diciendo? — Lo único que quiero es que firmes tu renuncia en este mismo momento, no te quiero en mi empresa ni en la vida de mi hija. — ¿Qué estás diciendo? Tú no me puedes despedir de esa forma, es un problema personal y no tienes por qué involucrarlo con mi trabajo. He sido una persona responsable y sabes que soy uno de tus mejores vendedores. — Has sido tú quien ha involucrado lo personal con el trabajo y créeme que has llevado todo esto muy lejos. Quedas despedido Armando y no quiero volverte a ver nunca más en mi vida. Y no se te ocurra ni siquiera atreverte a acercarte a Jennifer porque no sabes de lo que soy capaz. Armando se acercó a Luisana y la tomó por la cintura mientras le hablaba muy cerca de su boca, estaba molesto y no aceptaba que ella lo echara de la empresa como si fuera un objeto. — Tú lo único que estás es celosa de que la chica de la que tanto te hablé es tu hija. — ¡Suéltame y no seas tan descarado! — ¿De verdad quieres que te suelte? — ¡Ya te dije que me soltaras Armando! Armando le dio un beso a la fuerza y esto hizo que Luisana intentara separarlo de él, sin embargo no pudo evitar dejarse llevar por el deseo que sentía al tenerlo cerca de ella. Era algo mucho más fuerte que su dignidad, así que se dejó llevar correspondiendo aquel beso humedo que la hizo estremecer. Pero en ese momento se abrió la puerta de la oficina y los sorprendió Rafaela, ella era una amiga de Luisana que había ido a visitarla inesperadamente. Cuando entró a la oficina y vio a su amiga de la infancia besándose con aquel joven, enseguida expresó sorprendida: — ¡Oh my God! ¿Pero qué están viendo mis ojos? Luisana y Armando enseguida se soltaron asustados y muy nerviosos, mientras esta se acomodaba la blusa y le decía con una expresión de sorpresa: — ¡Rafaela! ¿Pero qué haces aquí? La verdad no te esperaba. — Sí, de eso me acabo de dar cuenta. — dijo sonriendo. — Quise decir que es una sorpresa verte por aquí, no me dijeron que estabas en la empresa. Pero por favor pasa y siéntate, ya Armando se iba. Armando se acercó a Rafaela y le extendió su mano diciéndole: — Mucho gusto, disculpe todo esto no es lo que parece. — Jaja sí claro ya me di cuenta de eso. Pero igual mucho gusto, soy Rafaela la mejor amiga de Luisana. — Bueno las dejo para que hablen a gusto. Antes de que Armando saliera de la oficina Luisana le dijo: — Con respecto a lo que te dije hace un momento sobre tu empleo….— Armando la interrumpió y le respondió sonriendo: — No se preocupe señora Luisana que voy a regresar a mi puesto de trabajo. Con permiso. Rafaela se acercó a Luisana y enseguida le dijo con cierta picardía: — ¿Pero me puedes explicar qué significa esto? ¿Y de dónde sacaste a ese galán? No me digas que tu matrimonio con Emiliano se terminó. Luisana suspiró y luego se sentó en su silla tomando un vaso con agua para poder pasar el susto: — No, claro que no me he divorciado de Emiliano. — ¿Y entonces eso quiere decir que ese joven es tu amante? — ¡No! Bueno en realidad es una historia bastante larga que no te puedo contar en este momento. Pero mejor hablame de ti, ¿Cómo estas y cuándo llegaste de Miami? — Estoy bien, llegué hace poco. Y lo primero que hice fue venir a verte. — Gracias, qué linda. Pero has debido llamarme antes y te hubiera recibido en otras circunstancias. — Es que quise darte una sorpresa pero quien se ha quedado sorprendida he sido yo jejeje — Lo siento Rafaela, la verdad es que me hubiera gustado que no vieras ese beso. Rafaela se acercó a ella y colocó su mano sobre la de ella mientras le decía: — Sabes que siempre puedes confiar en mi y que no pasa nada con lo que acabo de ver, esto también lo guardaré en secreto como lo que pasó entre nosotras hace tiempo. Luisana enseguida le soltó la mano y se puso algo nerviosa, luego le dijo mientras se servía otro poco de agua para terminar de pasar el susto. — No vuelvas a recordar aquello, eso fue algo que no debió suceder jamás. Además, estaba muy borracha y no sabía ni siquiera lo que estaba haciendo. Rafaela se levantó de la silla y se puso detrás de Luisana mientras le decía muy cerca del oído: — Estabas muy borracha pero sin embargo lo disfrutaste tanto como yo. — ¡Ya basta Rafaela! Ya te dije que no quiero recordar ese momento, además no creo que hayas venido para eso. Justo en ese momento entró Emiliano y al ver a Rafaela se puso muy contento y enseguida le dijo sonriendo: — ¡Pero miren quien está aquí! Nuestra madrina de bodas. ¿Cómo estás Rafaela? Pero que gusto verte. ¿Cuándo llegaste? — ¡Hola Emiliano! Justo en este momento le acabo de preguntar a Luisana por ti. Pero estás muy guapo — Deja la zalamería que lo que estoy es más viejo jejejeje ¿Y cuantó tiempo te vas a quedar aquí? — Bueno…en realidad todavía no lo sé, la verdad es que solo vine a resolver unos asuntos personales y luego veré cuando regreso a Miami. — Bueno demás está decirte que eres bienvenida a quedarte en nuestra casa. Luisana miró a Emiliano algo incómoda con su propuesta, sin embargo fingió una sonrisa tratando de disimular ante Rafaela. — Emiliano no quiero molestar, estoy hospedada en un hotel cerca de aquí. — ¡Claro que no! No podemos permitir que te quedes en un hotel, pudiendo quedarte en la comodidad de nuestra mansión. ¿No es así cariño? ¿Verdad que no hay problema que Rafaela se quede en nuestra casa? — No…claro que no..por supuesto que puede quedarse. —dijo Luisana algo seria. — Entonces no se diga más, te quedas en nuestra casa el tiempo que necesites, además Jennifer se va a poner muy contenta cuando ve a su tía Rafaela. Y has llegado en el momento preciso porque ella te hace mucho caso a ti y sé perfectamente que nos vas a ayudar a Luisana y a mi a hablar con nuestra hija. — ¿Ayudarlos? No comprendo, ¿Acaso pasa algo con Jennifer? — Bueno la verdad es que no tengo mucho tiempo ahorita de explicarte, mejor que te cuente Luisana, solo te adelanto que se trata de un noviecito que no le conviene. Pero las dejo para que puedan hablar a gusto, yo tengo una reunión con unos socios. Nos vemos en casa. Emiliano salió de la oficina dejando a Rafaela a solas con Luisana. — ¿ Y quién es ese jovencito del que está enamorado Jennifer? Luisana suspiró mientras le respondía a Rafaela: — Mejor vamos a tomarnos un café en otro lugar para poder contarte lo que está pasando. — ¡Oh my God! Así será de grave que no puedes decírmelo aquí. Está bien me parece genial que nos pongamos al corriente. Pero antes de salir de la oficina Rafaela la detuvo diciéndole: — ¡Espera! — ¿Qué pasa? —Espero que no te moleste que me quede en tu casa. — ¡No! Por favor, claro que no, sabes que siempre eres bienvenida. Además Emiliano te tiene mucha estima. — Sí claro, porque nunca se ha enterado de mi orientación s****l, sabes que es un homofóbico y si llega a saberlo algún día, no me quiero imaginar como se pondría. Jajajaja Luisana con mucha seriedad le respondió: — Y es mejor que nunca lo sepa. — ¿Por qué? ¿Acaso tienes miedo que se entere de lo que pasó entre nosotras en tu despedida de soltera? — ¡Ya basta Rafaela! Ya te dije que eso solo fue un error y además no sabía lo que hacía, no quiero recordar algo que pasó hace muchos años. Estoy muy clara en quien soy y no quiero volver a hablar de ese tema. — Está bien, tranquila no pasa nada. Solo quiero que sepas que para mi significó mucho. Pero te prometo que no volveré hablarte de lo mismo. — Bueno…está bien, entonces vamos, quiero salir de aquí y despejarme un poco. (…)
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