Mis Promesas

1045 Words
"Las grandes almas tienen voluntades; las débiles tan solo deseos" Proverbio c***o. Keyco Ly Me voy a casa después de que conseguí el empleo, estoy que no puedo creerlo, fui creyendo que todo iba ir mal como siempre, mi vida está llena de calamidades… Llego a casa a las ocho, hace más de un año que no llego a esta hora, apenas abro la puerta mi padre se levanta de la mesa donde estaba preparando la comida y pregunta preocupado– ¿Qué sucede? ¿Que hace aquí?– –Hoy fui a solicitar empleo en una empresa grande. – –No debes perder el tiempo, eso lo que hace es lastimarte, y puedes perder el empleo que nos da de comer. – Me regaña –Padre, lo conseguí y el sueldo nos permitirá vivir de forma decente, además podre dormir, lo necesito. – Le explico. –Dios nos bendice, después de tantas pruebas. – Celebra el cargándome entre sus brazos y dando vueltas en el medio de la sala. Mi madre sale al vernos y sonríe, hace tiempo que no sonreímos. – ¿A qué se debe todo este alboroto?– Pregunta desconcertada. –A un nuevo trabajo, a una nueva vida, mi padre me baja y la abrazo besándonos las mejillas. – –Te merecen esto y más, lamento que por mi causa dejaras tu carrera. – –Madre no lamentes tu harías lo mismo y mas por mí, de eso estoy segura. –Susurro limpiando sus lágrimas. Mi familia no tiene idea por las cosas que he pasado y todas las humillaciones que he sufrido en mi vida, nunca he querido preocuparlos ellos son lo más importante para mí. –Tenemos que celebrar. – expresa contenta mi madre y mi padre asiente a su lado. –Me encantaría, pero déjemelos para después, ahora quiero y necesito dormir. – Explico quitándome los zapatos con los pies. Mi padre me levanta entre sus brazos y me lleva hasta mi habitación, haciéndome reír, no peso casi nada lamentablemente. Me deposita en la cama con suavidad, besa mi frente mientras pronuncia–Dulces sueños, princesa Keyco. – –Gracias, pa te amo. – Respondo cayendo de inmediato en los brazos de Morfeo. Despierto con muchísima hambre como las tres de la tarde, me levanto y voy directo a la cocina, mi padre y mi madre comparten un té –Fuimos bendecidos al tener una hija como tú. – Me dice mi madre orgullosa –Ma, no sigas me haces sonrojar. –Bromeo. –El hijo que honra a sus padres es recompensado en la tierra Keyco tu vida futura estará llena de bendiciones ya que hoy tu sembraste. – Me dice mi padre. –Pareces galleta de la fortuna, Gracias por tus deseos. – Respondo destapando la comida que está en la mesa, sé que es la mía ya que está en mi plato. –Esta comida esta deliciosa. – Murmuro con la boca llena, es la especialidad de mi madre, y cada vez que la prepara la devoro, y disfruto no tengo idea cuánto tiempo más le quede a mi madre, pueden ser meses o años, el cáncer es imprevisible, por ahora se encuentra en recesión. –Hija cuidado te atragantas. – Se burla mi papá –Es que es mi platillo favorito, nadie hace el pollo a la naranja como mi mamá. – –Me encanta que te guste. – Dice sonriendo, sus mejillas tienen algo de color se ve fantástica hoy. –Eres la mejor mamá del mundo.– Le digo y continuo comiendo, casi no paso tiempo con ella, ojala esto cambie con este empleo. Ellos me observan comer como una demente, en ese momento entra mi hermanito de su escuela, sin saludar y se va directo a su habitación, mis padres no le dan importancia y no lo regañan, parece habitual, no digo nada y después que como entro a la habitación donde esta acostado lanzando una pelota hacia arriba y recogiéndola después, la atrapo y le pregunto – ¿Qué sucede?– –Nada, no es tu asunto ¿No deberías estar trabajando? para que no terminemos de morir del hambre. – –Tengo el día libre. – Respondo – ¿Por qué entraste sin saludar?– –Tú la hija perfecta que va a estar preguntando esas cosas, metete en tu vida. – Dice dándome la espalda. – ¿Qué te sucede?, mis padres no te han enseñado a ser así. – Lo regaño, dándole la vuelta y mirándole a los ojos, un pequeño raspón en la mejilla me llama la atención. – ¿Desde cuándo te molestan?– Le pregunto –Nadie me molesta. – Me dice intentando cubrirse para que no lo vea –Voy a llamar al director para que tome cartas en el asunto. – –Si te metes va a ser peor, van a decir que soy una niña. – Me dice llorando, lo abrazo y no me rechaza. –Lo siento, solo la gente diferente e inteligente como tú y como yo sufren de bulling. – –Tú no sufrías de eso, tú eres perfecta. – Me dice el viéndome sin creerlo –Nunca hable, aprendí a ser fuerte y responder con un sonrisa a los que me ofendía, eso los hacía odiarme un poco mas y no me importo. – Le explico –No mientas. – Me dice sin creerlo –Hubo un época en que me esperaban afuera, para pegarme usaba todos los días, un suéter grandes para que mamá y papá no notaran los moretones, ser de la familia Ly Nunca ha sido fácil.– Explico viéndolo directo a los ojos –Me llaman pordiosero, porque mi ropa esta vieja y desgastada. – Me dice cuando una lágrima le atraviesa el rostro. –Tengo un nuevo empleo, cuando cobre compraremos comida, ropa y medicina suficiente, también nos mudaremos del apartamento. – Le prometo abrazándolo. – ¿A quién tienes que matar?– Pregunta a modo de broma. –Más bien a quien tengo que soportar, mi jefe es un ogro. – Le digo –Debe ser un viejo, gordo, feo y con mal aliento. – Me dice mi hermano, haciéndome carcajear nada más lejos de la realidad, Darién es, perfecto…
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