"Antes de ser un dragón, hay que sufrir como una hormiga" Proverbio Chino
Keico Ly
Me levanto con energía renovada, me siento bien después de haber
descansado toda la noche, me desperté un par de veces mi cuerpo estaba
acostumbrado a vivir sin dormir es increíble.
A Las cinco canto en voz baja, bajo la regadera, me seco y me
visto con la ropa que tengo arreglada desde ayer, lo más decente, la demás esta
roída…Un pantalón de vestir que alguna vez fue n***o, un suéter gris y
zapatillas cómodas, me cepillo el cabello y me miro con disgusto en el espejo,
no me gusta cómo me veo, tal vez un día me vea mejor, cuando tenga unos kilos
más encima…
– Me tomo un café, antes de salir a las seis, la entrada es a
las siete, si camino a un ritmo constante llegare antes de la hora, pienso en
lo que me espera con Darién, me trato bien, pero los gritos que le dio a la
otra mujer, el podría hacerlo conmigo…He aguantado humillaciones de mucha
gente, puedo con él si me paga lo que la empresa ofrece.
Miro la hora de mi teléfono con una sonrisa, sigo adelante y
llego hasta la recepción, – Buen día.– Saludo y sigo adelante
– ¿Adonde crees que vas?– Pregunta ella viéndome de pies a cabeza
– A presidencia, soy la nueva asistente del señor Moreau.– Explico
Ella se carcajea junto a otras mujeres elegantes y se limpia la
lágrima.
– Que buen chiste para iniciar el día.– Responde entrecortadas palabras a causa de la
risa.
– No entiendo de que te ríes.– Pronuncio molesta con los ojos entrecerrados,
no deben verse nada por mis rasgos.
– Pequeña el día que tú sea la asistente del señor Moreau yo
seré su esposa.– Me dice ella viéndome
con asco. En ese momento detrás de ella llega Darién y pronuncia una frase
lapidaria– No tengo tan mal gusto, si no quieres estar desempleada mañana
deberías ir a la recepción, Keyco acompáñame.– Dice caminando delante de mí a otro ascensor
privado, que dice presidencia.
Lo sigo en silencio, pero volteo con una sonrisa dirigida a la
que definitivamente, será una de mis enemigas mientras trabaje en este lugar.
– No hagas leña del árbol caído.– Me reprende, en cuanto se abre el ascensor.
– Yo no hice nada.– Susurro consciente de que si me burle de la
chica.
– Me quedo viendo con disimulo a Darién en el ascensor, estoy
detrás de él, por lo que puedo apreciar sus hermosas nalgas, ¡tiene más que yo!
– Deberías cerrar la boca.– Pronuncia ¿acaso tiene ojos en la espalda?, me
pregunto.
– No sé de que hablas.– Respondo rápidamente.
– Si lo sabes.– Me dice
sonriendo y dándose la vuelta consciente de su atractivo, ¡hay Dios mío! Hago
un esfuerzo sobre humano para simular desinterés, mientras se acerca
peligrosamente a mí.
– Va a ser muy divertido tener a una genio como mi asistente.– Murmura acercándose demasiado violando mi
espacio personal, cierro los ojos para contener lo que me hace sentir, parece
que me trague un montón de mariposas.
El sonido de la puerta abriéndose en el piso veinte, me hace
abrir los ojos y verlo salir como si no hubiese pasado nada, es que realmente
nada paso, pero mi corazón se acelero de forma frenética
– Es necesario que firmes dos contratos antes de comenzar a
trabajar y revelarte mis secretos.– Me
dice entrando a su oficina
– Entro detrás de él y observo dos documentos en su escritorio y
una computadora…nada más.
– Bien.– Susurro
– Siéntate– Ordena
señalando una silla a su lado
Obedezco, me entrega un documento, de confidencialidad, nada de
mis negocios debe ser revelado, bajo ninguna circunstancia a nadie, sin mi
previa autorización, todos mis empleados firman esto.– Me explica viéndome a los ojos.
– Okey.– Le respondo
leyendo rápidamente el contenido, tomo un bolígrafo y firmo en donde indica, el
sonríe de forma amplia y genuina
– Perfecto.– Susurra muy
cerca de mí, me erizo por completo, pero como estoy cubierta él ni se da
cuenta.
– Ahora debes firmar este.– Me extiende otro.
– Comienzo a leer y el sueldo es estratosférico, ¡seis mil
dólares al mes!, casi le pregunto ¿A quién tengo que matar?–
Leo cada una de las condiciones unas más locas que otras.
– Disponible las veinticuatro horas al día ti, eso es una
locura.– Me quejo,
– eso es lo de menos,
debes mudarte a mi edificio son en serio veinticuatro horas a mi disposición,
¿puedes con eso? si no, no hay ningún problema busco otra persona.–
– No creo pueda pagar un lugar como debe ser ese.– Le explico, el se carcajea,
– el edificio es mío, mientras seas mi asistente no pagaras nada
y esta a diez minutos de aquí.– Explica
mis pies sonríen yupi.
– ¿Escogerás mi ropa?–
– Eres la imagen de mi empresa, no puedo permitir la
recepcionista ni nadie te vea de nuevo como te vieron esta mañana.–
– Ok entiendo.– Respondo,
sintiéndome mal, la gente está acostumbrada a tratarme así y a bajar la
cabeza.
– Debes tener disponibilidad de viajar conmigo todo el tiempo,
no puedes tener novio, las parejas quitan tiempo no necesitamos eso.– Me dice viéndome a los ojos
– Pierde cuidado, no tengo a nadie.–
– Bien, nada de fiestas a partir de ahora, solo asistirás a
cenas de negocios conmigo.–
– Okey.– Respondo y
continúo leyendo.
– Esta clausula, ¡si quiero renunciar debo darte veinte mil
dólares!– Chillo ante el absurdo
contrato.
– No quiero que tu falta de compromiso me deje colgando.– Dice descarado y yo estoy furiosa, por
supuesto que no lo demuestro.
Solo respondo– No sucederá.–
– Eso espero pequeña.– Me
dice él, muy cerca, nunca ha respetado mi espacio personal, tendré que
acostumbrarme de nuevo a su cercanía.
Tus funciones son: Acompañarme a todos lados, llevar mi agenda,
notificarme de mis reuniones, tenerme la ropa lista, mi comida a la hora si me
descuido ni como, tu horario en la empresa es el mismo mío, podemos trabajar
desde casa.– Su voz ronca me hace derretir, su cercanía me tiene excitada,
maldito francés provocador… Pienso lamiendo mis labios
– ¿Estás de acuerdo?– Pregunta
– ¿Qué podría salir mal?– Pronuncio, en voz alta firmando y el
solo sonríe a mi lado como un guasón