Pegue mis labios a su oído, mientras mi mano libre se aferraba a esa diminuta y hermosa cintura, intenté morderme la lengua y apretar los dientes para no decir nada, pero fue inevitable. Las palabras salieron de mis labios de una forma natural e instantánea. Era una orden. «De rodillas» Mi corazón estaba vibrando dentro de mi pecho, tenía el temor más grande que jamás había sentido. Podía simplemente no obedecer y mandar mi trasero a la mierda. Pero su cuerpo obedeció como obedecía en tiempos en los que yo era todo lo que ella veía y obedecía tan dulcemente que era perfecta. Y allí estaba obedeciendo de nuevo, siendo perfecta como siempre. Aunque no pude evitar por primera vez ponerme de rodillas con ella, no tenía idea de porque lo estaba haciendo pero necesitaba que sintiera mi amo