2. El primero

1378 Words
Un mes después de que mi madrastra Elisa me mostró el placer del pecado carnal, yo continuaba con mis prácticas en mi alcoba. No podía faltar a mis corridas nocturnas y mañaneras. Me masturbaba cada vez que mi coño me lo pedía. Mis dedos habían adquirido una maestría estupenda. Siempre que iba a casa de mi padre tenía una sección de sexo con Elisa, ella siempre me mostraba cosas nuevas, más no había penetracion a pesar de llevar vibradores a nuestros encuentros. Ella me decía que debía ser una v***a real la que gozara de desvirgarme, pues no había placer más divino que ser embestida por una gran polla. Desde entonces lo desee, quería sentir eso que ella me decía. Un pene grande y gordo entrando por mi coño empapado y deseoso. —Leonor mañana tengo que ir de viaje y no quiero que te quedes sola sin supervisión. —Mi madre era una ejecutiva de ventas y por su trabajo viajaba constantemente. Casi siempre me quedaba con mi padre, pero él había salido de vacaciones con Elisa para Italia—. Ya hable con tu tía para que te quedes allá. —Asiento, no me importaba quedarme en casa de mi tía Glenda porque ella lo menos que hacía era supervisar, además de que allá había una habitación disponible para huéspedes. Tenía mi privacidad para satisfacer mis ardientes deseos. —Está bien, ma. —digo y subo a mi habitación a preparar mis cosas. No llevaría mucho pues presiento que solo iré a la universidad y viviré encerrada en la habitación viendo videos instructivos. —¡Leonor, qué grande estás! —exclama mi tía al verme bajar las escaleras con un bulto. —Gracias tía. —contestó con media sonrisa. —Bueno, veo que ya estás lista. Manolo va a estar feliz de verte. —contesta hablando de mi primo. El siempre ha sido muy callado pero conmigo siempre ha tenido buena comunicación. —Claro, madre, buen viaje. —Me despido de mi mamá y salgo con mi tía que no dejaba de parlotear de todo lo que aún le quedaba hacer. Llegamos a la casa y me mostró la habitación que iba a usar. Mi tío Manuel estaba trabajando y Manolo estaba con sus videojuegos en su habitación. Me instalo en el lugar y bajo para ver en qué puedo ayudar a mi tía. —Epa, mira a quién tenemos aquí. —dice Manolo y lo miró de arriba abajo. Mierda ¿Cuánto hace que yo no venía? Mi primo se veía muy bien para mi gusto. —Primito, tanto tiempo. —lo abrazo y él me devuelve el gesto. —Me alegro verte, si puedo paso más tarde para ponernos al día. —Asiento mordiendo mi labio. Mi coño late fuerte solo por su roce. Mi tía me dice que no necesita ayuda así que subo a mi habitación a hacer lo que más me gusta, me quito la ropa y paso mis dedos lujuriosos por mi coño. Abro bien las piernas para esparcir todo mis fluidos. —¡Oh, mi dios! —gimo pero no me es suficiente. Tomó mi móvil para poner una de las pelis que me gustan. Comienzo a mover mis dedos como en la peli hasta terminar en un gran gemido. Si no fuera que la habitación de mis tíos queda hasta el final pensaría que hasta allá se oyó mi aullido de placer. Entro en la bañera para refrescarme y bajar para la cena. Cuando salgo en toalla del baño veo a mi primo viendo algo en mi celular. —¿Esto es lo que te hizo gritar así? —pregunta y asiento avergonzada—. Sabe que esto no está bien. —habla y me siento peor. —Lo sé, pero lo necesitaba. —me excuso con voz cargada de deseo al mirar el bulto en sus pantalones. Me acerco a él poco a poco. —No puedes hacer eso. —aclara y paso una mano por su bulto—. Leonor —susurra con voz cargada de deseo. —Shhh, no quiero negativas, si vas a usar la boca que sea para regalarme orgasmos. —susurro antes de atreverme a besarlo. Mi primo respondió el beso y me afinco más. Era un beso demandante y eso me excitaba más. Mi toalla cae al suelo quedando A disposición de mi primo. Este me empuja a la cama y me mira con lujuria. —Muerda, esto no se debe hacer. —abro mis piernas para mostrarle mi coño hermosamente rasurado y dispuesto. —Quiero que seas el primero, dame duro, quiero tu v***a haciéndome delirar de placer. —pido en una súplica suave. Manolo pasa su dedo por mi coño, quita su pantalón, me voltea para que mi cabeza quede en el borde de la cama. —Chupala, demuéstrame cuánto quieres esto. —recordé como mi madrastra se la chupaba a mi padre, pues sí confieso que no fue la última vez que me masturbé viéndolos follar. Abro la boca y comenzó a chuparla llevándola hasta el fondo de mi boca. Mi madrastra tenía razón, la polla real se siente muy rica. Manolo comienza a mover sus dedos sobre mi coño caliente. Mis gemidos eran ahogados por su rica v***a. Manolo comienza a follar mi boca suave, era como si él no quería que esto se acabará pronto. Mi coño estaba caliente, sus dedos esparciendo todos mis jugos por este. Manolo se aleja un poco y hago cucharita con mi labio inferior. Quiero más de su v***a. Quiero beber la leche como lo hace Elisa. —Ven bebé, ponte en cuatro. —ordena hago lo que me pide. Cerré los ojos esperando el dolor que me causará su intromisión, pero contrario a eso Manolo tomó su polla y comenzó a excitarme, con su glande rozaba mi con mi clítoris mientras yo aguantaba los deseos de correrme. Quería correrme con su v***a dentro de mi. Embistiendo duro. —Ya estas lista para mí. —dice y aunque no entiendo el porqué lo dijo me dejo llevar. Vuelve a rozar su pene con mis pliegues y es cuando siento que empuja para entrar en mi. Mierda y más mierda, sentí un fuerte estirón seguido de un ardor. Manolo se detuvo y con sus dedos estimuló mi clítoris. Con su mano libre me toma por el cuello y sube hasta él. —Ya no eres virgen, perra. —dice con su voz tan cargada de deseo que sentí que me corrí en ese momento. Volví a mi posición y este salio para mostrarme el rastro de sangre en su polla. Gemí al sentir como se volvía a posicionar para entrar esta vez regalándome un placer inmerecido comenzó a moverse suave. Me tomó por el cabello y comenzó a galopar un poco más intenso aunque nada duro. Su polla me llenaba. Se sentía rico. Este sube a la cama conmigo y me pone de lado suber mi pierna y vuelve a hundirse. Lleva sus manos hasta mis pechos para amasarlos mientras entra y sale de mi como un salvaje. Gimo fuerte, estoy al máximo. Manolo estira mis pezones pellizcandolos de paso. —¡Oh por dios! —grito sintiendo como mi coño aprieta la v***a qué tengo dentro. —Eres una enferma, perra. —dice mordiendo el lóbulo de mi oreja. —Quiero beber tu leche. —pido en el momento que siento que este comienza a latir. —Entonces prepara esa boquita porque voy a llenartela de lo que tanto anhela. Voy al suelo y me pongo de rodillas imitando la posición de Elisa, abro la boca, saco mi lengua y cierro mis ojos esperando el chorro de líquido caliente. No pasó mucho cuando este se estaba corriendo en mi boca, empapando mi cara y pechos también. Tomo lo que cae en mi boca y sonrió mordiéndome los labios. —Es más rica de lo que me imagine —susurro lamiendo mis dedos llenos de su rica y nutritiva leche. —Eres una perra, pero estás rica. —Me pongo de pie—. Que esto quede entre nosotros. —asiento. —Tranquilo que nadie se va a enterar. —tomó la toalla para volver al baño y darme un merecido baño.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD