No se si era la adrenalina, si era la excitación que sentía en ese momento pero me estaba preparando para llegar en la noche, sé que está mal, que es un hombre casado, sin contar que es un hombre mayor… pero expliquen le eso al gusto, a la pasión que se crea entre dos personas. No sé si me voy a arrepentir, no lo sé. Lo que sí sé es que quiero conocer su mundo, quiero conocer que es lo que me ofrece y sobre todo quiero ver si a mi me va a gustar. Llegué a la casa y me cambié, no iba a llegar así, no se que es lo que me espera y lo mejor es estar lo más decente posible. Llegué al hotel y el botones me estaba esperando, mi cuerpo temblaba quizá por la infinidad de sensaciones que podría explorar, subí por el ascensor hasta el pent house y al entrar Leonardo me espera con su camisa abierta, entró y dejó mi abrigo y bolso sobre el sofá, me da un beso con el que puedo saborear el dulce del vino tinto, me conduce hasta la habitación del fondo y al verla mi imaginación comienza a volar.
— Te presento mi mundo Carolina… acá vas a poder explotar y explotar todos tus sentidos y sobre todo te inundaras en un mundo lleno de placer, te ofrezco dos cosas sencillas. ¿Qué dices, lo quieres intentar? Yo estoy más que dispuesto a enseñarte todo lo que sé.
Veo como sus pupilas se dilatan y su voz toma un tono ronco que es fascinante al oído de una mujer.
Saca del cajón una venda, y cubre mis ojos con ella, su tela de satin es tan suave, luego siento como baja mi vestido dejándome en ropa interior, por instinto me cubro pero el baja mis manos y comienza a dar pequeños besos en mi espalda, mi cabeza se va hacia atrás por el deseo que estoy sintiendo, pasa sus manos por mis senos y los apretá, seguía regando besos por mi cuerpo haciendo que mi intimidad estuviera lista para él.
— Solo relajate y disfruta, si no te llegas a sentir cómoda me puedes decir que pare, pero no te prives de disfrutar.
Nuevo mi cabeza asintiendo y siento como me empuja a la cama, no podía ver nada estaba con incertidumbre de saber que seguía, luego siento como pasa un objeto suave, por alrededor de mi cuerpo haciéndome estremecer, mi cuerpo reacciona a su tacto y mi piel se eriza ante ello. Baja de un jalón mis bragas dejándome expuesta a él, siento como pasa un objeto duro por mi monte de venus, realiza movimientos circulares para después bajar por mis piernas, siento que cada vez estoy más mojada, él hecho de no saber que va a pasar o con que va a salir me tiene expectante. Escucho como abre otro cajón y saca algo, toma mis brazos y los sube por sobre mi cabeza, luego me los esposa dejándome todavía más expuesta.
— Quiero escucharte nena, quiero que me pidas más —. Se escucha su voz agitada — Recuerda nena como debes llamarme.
— Sí amo — digo con mi voz temblorosa.
Abre mis piernas y juega con mi clítoris, haciéndome temblar por cada movimiento.
— Tienes prohibido llegar al orgasmo, si llegas sin mi permiso tienes castigo —. Escuché eso y pensé que es ridículo, pero también pensé no quiero que me castigue, total yo estoy aceptando esto.
Sigue jugando conmigo mientras siento que juega con mi intimidad a su disposición, mete sus dedos y los saca sin piedad haciéndome sacar jadeos.
Abre mis piernas hasta donde no dan más para tener más acceso y penetrarme, se sentía el palpitar de su m*****o quien parecía que quería explotar dentro de mí, se movía de un lado a otro acelerando sus movimientos, mientras que jugueteaba con mis pezones.
— Te queda prohibido venirte, aguanta lo más que puedas —, me repetía una y otra vez mientras su respiración seguía aumentando.
Cada vez que profundizaba sus estocadas yo sentía como mi orgasmo estaba a punto de llegar, él se salió dejándome iniciada.
— Dime nena, dime que necesitas de mi —. Se ubica a mi lado y me quita la venda, pude ver su glorioso cuerpo, mi respiración seguía agitada, mi intimidad palpitaba y pedía que pudiera terminar. — Pídelo nena.
— Amo por favor, por favor déjame terminar —. Él muestra sus perfectos dientes.
Y se ubica nuevamente debajo de mis piernas y está vez es con su mano que estimula mi orgasmo, sin quitar su mirada ni un solo instante de mi. Hasta que mis piernas temblaban, mi cuerpo convulsionaba y estallaba en un profundo y placentero orgasmo.
Mi respiración comenzó a regularse, él desató suavemente mis manos y me ayudó a acomodarme, me dejó ahí y se fue al baño volvió y me levantó en sus brazos, me llevó al baño y me colocó en la tina para empezar a bañarme.
— Mi deber como amo es brindarte el máximo grado de placer, que explores tu sexualidad, pero también es cuidar de ti.
Me quedo viéndolo, la forma en que me baña se asemeja cuando un padre cuida a su hijo, lo hace con tanta dedicación. Pará venir hasta acá leí mucho sobre el tema, necesitaba estar un poco segura de lo que iba a hacer. Y sí, él puede exceder total control de mi cuerpo mientras estemos en nuestro papel de amo y sumisa, pero luego al terminar él me cuida y verifica que no haya ningún daño en mí.
Me puso una bata y me sacó de la tina, todo ese tiempo él estaba completamente desnudo mostrando su virilidad sin pena alguna.
— ¿Cómo te sientes? —, Me deja sobre el sofá y se coloca un pantalón.
— Un poco sorprendida, no es muy común lo que acabo de vivir, ¿Siempre haces esto?, ¿lo haces con muchas personas? —, él me da una sonrisa de complicidad.
— Llevo veinte años haciendo esto, es un mundo fascinante, mi esposa poco sabe. Ella es más tradicional con todo eso, hago de todo por complacer a mi sumisa, siempre con consentimiento claro está, lo que hice hoy no es nada en comparación de lo que te puedo hacer, esto es la prueba gratis, un abre bocas, como lo quieras llamar… Al tenerte hoy puedo estar seguro que te quiero para esto, y serias una sumisa excelente. Solo dejate seducir por este mundo.
— Es decir voy a ser tu amante, pero solamente tú puedes disponer de mi. Aún no comprendo cómo será esto.
— Carolina tu eres muy inteligente, no tienes porque aferrarte a la idea de tener un amante, lo que te debe importar es que vas a disfrutar al máximo. No me gusta el término amante, no voy a perder a mi familia por cualquiera, las amantes creen que tienen el poder de opinar y entrar en la vida de uno, nena si aceptas eso no pasará, tendrás beneficios los que desees pero no quiero reclamos, ni escenas.
— No estoy segura, necesito pensarlo. Como solo somos dos adultos que se van a encontrar para placer no creo que deba quedarme más acá, me levanto y me visto.
Salgo de ese lugar y me siento indignada, se que quise participar en esto, nadie me obligó pero el hecho de que me hable de esa forma y me saque literalmente de su vida personal me afecta, no se si soy capaz de aceptar esto.