Una vez que la cena concluyó, Kelly entró y se sentó a su lado, acarició sus rubios cabellos y musitó.
—¿Cuántos meses tienes?
—No lo sé con exactitud, pero solo he estado con alguien, y eso fue hace más de un mes.
Kelly ladeó la cabeza.
—¡Qué irresponsable fuiste! — Reprochó indignada —¿Y qué dice tu novio?
Emilia le agarró las manos.
—Mamá—. Un nudo se le formó en la garganta y algunas lágrimas cayeron —No sé quién es el padre.
Levantándose de golpe y mirándola con el ceño fruncido, Kelly cuestionó.
—¿Qué dices? ¿Cómo que no sabes quién es el padre? ¿Y Byron? ¿Acaso no es él tu novio? ¿No fue con él que estuviste?
Emilia negó y con un nudo en la garganta confesó lo que sucedió en su cumpleaños.
—La noche de mi cumpleaños, alguien me drogó y terminé en la cama con un hombre que no era Byron.
—¿Te drogaron? — Kelly Matthew rememoró los años de augurios que vivió en su pasado. A pesar de haber tratado de cuidar a su hija de depravados todos estos años, no pudo hacerlo. Ahora su pequeña Emilia había pasado por algo similar a lo que ella pasó, y eso la hacía sentir culpable. Creía que no había sido una buena madre y por eso su hija había sufrido algo tan aterrador como ser abusada sin su consentimiento.
—Perdóname mamá, te juro que yo no estuve porque quise. Creo que alguien puso algo en mi bebida, porque no recuerdo ni como llegué ahí.
Kelly la llevó a su pecho, abrazó fuerte y dejó besos sobre la cabeza de Emilia.
—No tienes que pedir perdón cariño, tú no tienes la culpa de nada. Es mi culpa por no haberte cuidado más, fui yo la que falló como madre.
Desprendiéndose de Kelly y mirándola con los ojos empapados de lágrimas, Emilia negó: —Eso no es cierto. Tú eres la mejor madre del mundo, te has desvivido por nosotros mamá. Aquí la única responsable de esto soy yo. Yo que me empeñé en salir y disfrutar mi primer día como adulta. Aun cuando papá y tú no estaban de acuerdo, yo insistí en salir porque según, ya era una adulta y podía cuidarme sola, y no pude cuidarme mamá, no pude.
—Solo querías tener la libertad de tus amigas. No es tu culpa mi niña. Más bien es culpa de ese animal que lo hizo—, le agarró el rostro entre sus manos —¿Estás segura que no fue tu novio? — Asintió.
—No fue Byron. Él pasó la noche con Bahjar. Mientras yo estaba siendo abusada, él se revolcaba con mi mejor amiga. Lo sé porque cuando salí del motel fui a su casa y los encontré juntos en la cama.
—Mi bebé, ¿por qué no nos dijiste? ¿Por qué llevaste esto sola?
Volviendo a abrazarse, lloraron juntas. Aquella noche Kelly no pudo dormir, se levantó a medianoche y se sentó en el balcón a contemplar las estrellas, dejando escapar varias lágrimas. A pesar de que Emilia le había dicho que era la mejor madre del mundo, ella no se lo creía. Sabía que había fallado y que en gran parte la situación de su hija era su culpa, por haber permitido que saliera sola aquella noche.
Cuando unas cálidas manos se posaron en sus hombros, Kelly limpió las lágrimas. —Mi vida, ¿qué haces aquí tan tarde? — Preguntó Justin.
Aunque Kelly se esforzó por no quebrarse frente a Justin, su fragilidad la delató. Se abrazó a su esposo y sollozó con fuerzas.
—Soy una mala madre, muy mala madre. No pude cuidarla, le fallé, le fallé.
—¿De qué hablas, mi amor? — Tomando su rostro entre sus manos, Justin preguntó: —¿Puedes decirme qué pasa, ¿por qué estás así?
—Se los diré mañana cuando estén todos—, dijo y fue a acostarse. Justin no insistió más, sabía que ella no se lo diría.
Al día siguiente, la familia Cásper se reunió y la noticia sobre el embarazo de Emilia dejó mudos a todos. La primera en reaccionar fue Marta, (abuela de Emilia, mamá de Enrre, ex suegra de Kelly) quien aprovechó la oportunidad para recalcarle a Kelly que no era una buena madre.
Marta se levantó y le lanzó una cachetada a Emilia, dejándole el rostro completamente enrojecido.
—Eres una cualquiera, igual que tu madre.
Todos se levantaron, pero fue Kelly quien enfrentó a Marta.
—No vuelva a tocar a mi hija, señora.
—Soy su abuela, tengo todo el derecho a corregirla. ¿O me vas a decir que es lindo lo que ha hecho, que una señorita de familia se haya embarazado sin estar casada? — La mujer escupió por lo aberrante que le parecía que su nieta estuviera embarazada sin haber contraído matrimonio.
—Sé que no está bien, pero yo soy su madre y soy yo quien debe corregirla.
Marta soltó una carcajada. —Como la vas a corregir, si tú no tienes moral para hacerlo ya que…
—¡Madre! —rugió Enrre— ¡Silencio!
—¡No me vas a callar! — se dirigió a su hijo, luego miró a Emir y Emilia —Ya es hora de que sepan que esa mujer que tienen como madre fue la causante de la muerte de su padre.
—¿Otra vez con eso señora? ¿No se cansa de lanzar veneno hacia mi hermana?.
—¡Tú te callas! —. Marta miró con ojos afilados a Lilly, luego miró a Justin y bramó —Ese hombre era el amante de su madre cuando su padre aún vivía, ella lo engañaba con él, y el resultado de eso lo estamos viendo. Ni bien salió de la cárcel se casó con él.
—Eso es una mentira—, se defendió Justin —Jamás tuve algo con Kelly mientras Emir vivía, lo nuestro fue antes de que ellos se casaran…
—¡Ja! — soltó una carcajada Marta.
—¡Basta madre!, vamos a casa — pidió Enrre.
—¡No me iré! — Marta se liberó del brazo de Enrre y miró a Emilia — Resultaste ser una cualquiera igual que ella.
—¡Bueno, basta!—, se paró delante Lilly —No le voy a permitir que insulte a mi sobrina, mucho menos a mi hermana, ¿¡entendido?!
—Tú a mí no me prohíbes nada—, se hizo a un lado y volvió a dirigirse a Emilia —Vas a abortar ese bastardo, porque tenerlo solo será una vergüenza para la familia. Bueno, aunque viniendo de una familia como la que tienes por parte de madre, no me admiro. Todas son unas verduleras.
—¡Ya fue suficiente señora! – Justin la tomó de la mano, abrió la puerta y la sacó –No va a venir a mi casa a hablar mal de mi esposa, vaya a esparcir su veneno por otro lado—. Tras decir eso, cerró la puerta, dio media vuelta y soltó un suspiro.
—Lo siento— dijo mirando a Enrre.
Pese a que le dolió la forma en la que sacaron a su madre, no dijo nada; la verdad era que si Justin no lo hacía, él terminaría sacándola a rastras de ahí. Soltando un suspiro y dejando de pensar en su madre, se dirigió a Emilia y le preguntó:
—¿Quién es el padre de ese niño? ¿Va a responder?
Emilia miró a su madre, Kelly dejó caer una lágrima y con la voz temblorosa respondió:
—No hay papá.
—¿Cómo que no hay papá? — cuestionó Justin.
Emilia se sentó y comenzó a llorar. Lilly y Kelly se acercaron a su lado y la abrazaron.
—A Emilia la drogaron— confesó Kelly entre lágrimas.
—Joder… — murmuró Enrre. Tanto él como Justin apretaron los puños y sus mandíbulas se tensaron.
—¡Maldita sea! ¿Quién demonios hizo algo así? ¿Por qué no lo dijiste antes? — Estaba furioso, su rostro se volvió carmesí y las venas de su cuello y manos parecían querer explotar.
—Tuve vergüenza, miedo, de que mis padres y ustedes se decepcionaran de mí—, explicó Emilia.
—Tú no debes sentir vergüenza porque un patán se aprovechó de ti, cariño. Tú no eres culpable, es ese infeliz el único responsable – enfatizó Justin.
Emilia miró a Enrre y se levantó.
—Tío, perdóname—, miró a su padre y también se disculpó.
—No tienes por qué pedir perdón, mi cielo—, respondió Justin al abrazarla y besar sus cabellos. Mientras tanto, Enrre tenía la mirada perdida en un punto blanco.
—Quiero saber el nombre de la discoteca en la que estuviste, porque voy a buscar a ese infeliz y le voy a hacer pagar por esto— sentenció Enrre.