5. Jugando La Primera Carta

958 Words
[CAMILA] “12 de noviembre El hombre que he conocido anoche en aquel avión es uno completamente opuesto al que creí que sería, pero no puedo dejarme engaña, muchas veces el lobo sabe disfrazarse de oveja para engañar a todos. La versión de Máximo Greiff que he conocido anoche pretendió mostrarse ante mi cómo un hombre amable, seguro y con una gran preocupación de que alguien pudiera hacerme daño, pero eso no significa que él no sea el responsable de lo que le ha sucedido a Selena, ni mucho menos hace que mis dudas hacia él desaparezcan. Llevo toda la noche dándole vueltas al asunto y supongo que la mejor manera de averiguar toda la verdad es ganarme su confianza por completo. Deberé jugar su juego, pero no sé hasta donde pueda llegar. Nunca he estado con nadie a quien yo no ame, pero si eso es lo que debo hacer para saber si él era el hombre que tanto daño le ha hecho a mi mejor amiga, lo haré. Faltan pocas horas para nuestra cena y con ello el inicio de la segunda fase de mi plan.” […] Guardo mi libreta dentro de mi maleta y miro la hora una vez más, ocho y media de la noche, el golpe en la puerta de mi habitación, la cual cabe destacar que está frente a la habitación de Máximo, me deja saber que es un hombre puntual, o desesperado… no lo sé aún. Me echó un último vistazo frente al espejo antes de abrir la puerta, y me sorprendo a mí misma de mi elegancia. Vestido asimétrico color n***o con cuello alto que estiliza mi figura, sandalias de tacón color blancas y accesorios mínimos. Mi cabello está recogido de manera algo desordenada y mi maquillaje sutil en color plateado resaltan mis ojos grises de una manera increíble.   La mejor arma que puedo utilizar en su contra son mis atributos físicos, bien dice mi hermano que lo primero que los hombres ven en una mujer es su físico, luego puede gustarle su personalidad, su inteligencia, sentido de humor, etcétera, pero la realidad para volver loco a un individuo del sexo masculino y que él haga lo que quieras, es seducirlo hasta que se olvide de su nombre. Estoy totalmente en desacuerdo con su filosofía de vida, pero en estos momentos no busco enamorar a nadie y mucho menos a Maximo Greiff, solo busco enloquecerlo hasta obtener la información que necesito para así poder hundirlo. Tomo mi bolso de arriba del mueble que está justo al lado de la puerta y abro para encontrarme con el hombre que acapara tapas de revistas de economía, publicidades en televisión cada vez que lo van a entrevistar en algún programa, y la mirada de las mujeres cuando camina por la calle. Lleva puesto un pantalón de vestir color n***o, una camisa gris con sus primeros dos botones desabrochados, y una americana a juego con su pantalón —Buenas noches. — Digo rompiendo el silencio, pero él está muy ocupado paseando su mirada por toda mi anatomía como para responderme. «Objetivo cumplido.» Pienso y de manera intencional apoyo todo el peso de mi cuerpo sobre la pierna que llevo prácticamente al descubierto gracias a la forma del vestido. —Buenas noches. — Responde finalmente cuando llega a mi mirada y me sonríe. —Te ves deslumbrante. — Continua. Le sonrió de manera sensual y lo miro fijo —Gracias, tú tampoco te ves mal. — Comento y soy yo quien hace un paneo general de su persona fingiendo interés. —Es mejor que vayamos. — Digo al centrar mi mirada en su rostro y se sonríe triunfal sintiendo que lleva las de ganar aquí, pero él no sabe qué tan equivocado esta. Agarro mi abrigo, salgo de mi habitación acercándome a él y desde la poca distancia que nos separa, puedo oler su fragancia, la cual debo admitir que es muy atractiva. —¿Estarás bien con ese abrigo solo? — Me pregunta cuando ya comenzamos a caminar por el pasillo del hotel. Le miro y asiento —Es de esos abrigos que valen por tres, ¿y tú? ¿tu abrigo? — Explico bajo su atenta mirada y antes que él lo haga, soy yo quien llama al elevador. —En la recepción, lo olvide en la limusina y Diego lo dejo ahí para que me lo ponga antes de salir— explica y vuelve a mirarme—Pareces una mujer que planea cada paso que das. — Comenta mientras vamos hacia el ultimo elevador de los seis que hay aquí. No sé si el que haya dicho eso es algo bueno o malo, pero supongo que dejarlo creer que es capaz de deducirme puede ser una buena estrategia. —En mi cabeza planteo las diferentes posibilidades de cada cosa que haré y por lo tanto, planeo adecuadamente. — Me explico. Estamos casi llegando al lobby del hotel cuando él me sonríe de lado —¿Y cuáles son las diferentes posibilidades de esta noche? — Me pregunta pretendiendo que es un seductor con muchísima experiencia. Lo miró fijamente y bajo su atenta mirada muerdo mi labio inferior —Esta noche no me he planteado ninguna posibilidad entre tú y yo Máximo, ¿Por qué mejor no me sorprendes? — Le propongo y puedo notar lo nervioso que se ha puesto, es más, podría jurar que su pantalón es testigo del desorden de testosterona que he provocado en él. —No te vayas a quejar después. — Me advierte y sonrió cuando las puertas del elevador se abren. —No me quejare. — Rebato y salgo de allí sabiendo que sus ojos observan cada uno de mis movimientos mientras camino. «Eso es… sigue así…» me aliento y sonrió por dentro al darme cuenta de que todo esta marchando tal y como lo planee. 
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