[MÁXIMO] No estoy acostumbrado a que una mujer me seduzca con su juego de palabras, normalmente lo hacen con su físico. A lo que si estoy acostumbrado es a socializarme con mujeres que utilizan faldas diminutas, blusas que apenas le cubren lo necesario, y maquillaje excesivo para remarcar cada uno de sus rasgos. En cambio, la mujer que camina a mi lado hacia la mesa que nos han designado en este restaurante de lujo es totalmente diferente. Su ropa no es para nada vulgar ni diminuta, sino que, todo lo contrario; es elegante, sensual, y a la vez perfecta para ella. Lo que me ha vuelto loco en el elevador ha sido su manera tan peculiar de seducir. Sus palabras han provocado un desorden descomunal en mi entrepierna y no puedo entender como alguien ha podido conseguir algo como eso sin siquier