—¿Has dormido algo?— Te ves horrible. Levanté la vista de mi teléfono y miré fijamente a Addison, que me miraba ansiosamente. No, estaba demasiado ocupada follándome a nuestro jefe, ya sabes, del que estás enamorada. Sí, no creo que le guste esa respuesta. Pero no puedo quitarme a Alejandro de la cabeza. Instintivamente, me toco el cuello, que está oculto por mi largo pelo, pero el dulce dolor tras tocarlo está ahí para recordármelo. —Estás tan guapa así, ángel. Marcada por mí… Respiré hondo, los recuerdos de anoche llenaron mi mente. —Grita para mí, pequeña, quiero que todo el mundo oiga lo jodidamente bien que te hago sentir... —Haré que te corras una y otra vez hasta que no puedas más y me ruegues que pare... —Abre la boca y enséñamelo, luego traga como la puta que eres. El r