No he echado un polvo.
Estoy furiosa.
Gabriel está envuelto alrededor de mi dedo meñique y Si yo dijera las palabras, puedo tenerlo de todas las maneras que quiero.
Pero no.
Ava tuvo que emborracharse tanto que empezó a vomitar.
Por supuesto, la puse primero frente a mis necesidades.
Estaba lista para irse con el chico cuyo nombre ni siquiera sabía. De ninguna manera podía dejar que eso sucediera.
Quiero protegerla, y perder su virginidad con un extraño que acaba de conocer, definitivamente no es la manera.
—Cállate, por favor— le susurré mientras la sostenía porque apenas podía caminar hasta su habitación.
—Por supuesto— gritó, haciéndome respirar hondo.
La noche no salió como estaba previsto.
Con mucho esfuerzo y caídas al suelo de Ava, conseguí llevarla a su habitación y ayud
