De todas las cosas del mundo, la que más odio es que alguien me evite.
Me vuelve loca.
Y Alejandro está haciendo exactamente eso.
Lleva una semana evitándome, y es súper visible, al menos para mí.
En el trabajo hace todo lo posible para no ser visto, ni siquiera me invitó a la reunión con el Sr. Smith sobre su proyecto.
Me enteré de la reunión de su personal y yo estaba devastada.
Yo le proporcioné el contrato y él ni siquiera se molestó en invitarme a la reunión, como debería, porque sigo siendo su asistente.
Cada noche, durante la cena, evita mi mirada y habla con Silvia de cosas que veo claramente que no le interesan.
Pero, por supuesto, Silvia está tan contenta con la atención que recibe de su marido. Su cara brilla de felicidad mientras siempre encuentra la manera de tocarle y mostrarle afecto.
Qué asco.
Todo entre ellos en público es tan falso e innecesario.
Creo que todos en esta mansión pueden escuchar sus peleas cada noche. Quiero decir que no es tan difícil por la forma en que ella grita con su molesta voz, tengo que ponerme almohadas en la cabeza para no escucharlos.
¿Por qué cree que fingir ser un hombre con un matrimonio perfecto le funciona?
Se pelean tanto que ni siquiera encuentran tiempo para Gemma.
Ava y yo somos las personas que más tiempo pasamos con ella, y eso es una locura. No puedes ignorar a tu hija de esta manera. Especialmente a alguien como Gemma.
Con un suspiro cansado, entré en la cocina, quitándome los tacones de los pies.
El paraíso. Vuelvo a sentir las piernas.
Hoy en el trabajo fue aburrido, casi me duermo en mi escritorio. Tuve que tomarme 3 cafés para mantenerme despierta.
Ava estaba en la cocina limpiando la valla y sonrió en cuanto me vio. Ava está empezando a derribar sus muros para mí. En esta semana que paso con ella mientras cuidamos de Gemma puedo conocer a la verdadera Ava. La Ava divertida, loca, increíble y cariñosa. No la que no habla y se sonroja a cada palabra mía.
—Esta noche estás libre, ¿verdad?— Pregunté, sentándome en una de las sillas, y Ava me miró desde el mostrador con cara de confusión.
—Sí, ¿por qué?
—Esta noche vamos a un club.
—¿Qué?
—Ya me has oído, Ava.
Me gusta lo inocente que es, pero eso cambiará. No dejaré que alguien la lastime solo porque es una persona buena y pura y a los chicos de hoy en día les encanta hacer precisamente eso. Disfrutan destruyendo a chicas inocentes para su placer, pero no dejaré que eso ocurra con Ava.
—No puedo, señorita Claus.
—Amara— la corregí con voz molesta.
Y justo cuando creo que está empezando a sentirse cómoda conmigo, da pasos hacia atrás y me molesta.
—Amara— asintió —Mañana estoy en el trabajo.
—Yo también— dije mientras levantaba las cejas —¿y qué?
Abrió la boca para decir algo, pero se calló porque sabía que no podía decir nada que me hiciera cambiar de opinión. Puedo ver lo nerviosa que está por la forma en que juega con sus manitas.
—Nunca había estado en un sitio así—, susurra con las mejillas sonrojadas.
Es tan dulce.
—Lo sé— asentí —Por eso estoy aquí— le guiñé un ojo, y ella rio un poco.
—Prepárate para las 10.
—¿Estar lista para qué?
La voz grave y dominante llenó la habitación, haciendo que Ava bajara la mirada al instante asustada, y yo miré con desinterés en dirección a la puerta de la cocina, donde Alejandro estaba apoyado en la pared con la camisa ligeramente desabrochada, mostrando su pecho bien formado, haciéndome morderme los labios.
Me imaginé deslizando mis manos por todo su cuerpo desnudo mientras besaba su cuello y él gimiendo mi nombre en mi oído. Su pelo desordenado, sudando mientras me folla, mordiéndose los labios, con su mano enredada en mi cuello...
¡Concéntrate, Amara!
Mantuve la mirada fija en su rostro cansado, por mucho que quisiera quedarme mirando su cuerpo todo el día, pero nunca le daría el placer de verme tan necesitada.
—Vamos a ir a un club esta noche— dije, y él levantó las cejas mientras miraba entre Ava y yo
—¿Club?— Probó la palabra en su lengua. —Las dos trabajáis mañana— señaló, y puse los ojos en blanco.
—Lo sabemos Alejandro— rocé su nombre, y él ladeó la cabeza con una mirada fría aún en su rostro.
—Pero mi horario de trabajo ha terminado, y el de Ava después de... Miré el reloj de mi muñeca izquierda. —Exactamente, dos horas, así que no tienes derecho a decirnos lo que tenemos que hacer—, respondí con una sonrisa falsa.
Se rio por lo bajo, mostrando su hermosa sonrisa, haciendo que mis piernas se ablandaran. Es tan jodidamente atractivo cuando se ríe, tiene que ser ilegal.
—Esta boca te va a traer muchos problemas algún día, Amara— me asintió con una mirada seria
—Ese es mi problema, no el tuyo— le devolví la sonrisa retándole
Sus ojos se clavan en los míos, sin dedicar una sola mirada a Ava. Veo como se le levanta el pecho, claramente enfadado por mi actitud.
—¿Quién te ha permitido hablar con las criadas?— Siseó, mirando entre Ava y yo. —Creí que Silvia te había dicho las reglas.
Rayos, no. No acababa de decir eso.
Me levanté de la silla y di pasos rápidos para ponerme justo delante de él. Miré hacia arriba porque soy bajita comparada con él, pero eso no puede impedirme mirar orgullosa, con confianza mientras él me mira con cara desafiante.
Me levanté en puntas de pie, solo para estar cerca de su cara, sin tocarlo, pero incluso la sensación de estar tan cerca de su cuerpo me hizo estremecer. Separó ligeramente los labios, mirándome.
Nuestros cuerpos a centímetros de distancia, sus ojos fijos en los míos y puedo ver cómo está luchando consigo mismo para tocarme, al igual que yo.
—Creo que ya sabes que no sigo las reglas—, siseé contra sus labios, y él alzó las cejas, mirándome los labios. —No olvidemos que me lo debes porque la única razón por la que conseguiste tu trato es gracias a mí— sonreí con confianza, bajando la mirada a su pecho desnudo, vi su piel estremecerse.
—Así que pongámoslo de esta manera para ti— Hablé de nuevo lentamente, estudiando su rostro. —Tú conseguiste el trato que tanto querías, eso significa que yo puedo hacer lo que me salga de los ovarios mientras esté aquí, ¿no es justo?—. Levanté las cejas desafiantes
Me miró a la cara, sus ojos demasiado fríos y oscuros, y sé que no le gustó mi respuesta. Alejandro no es un hombre al que le guste cuando alguien le contesta o tiene una actitud, es visible. Es un hombre de negocios de éxito, con un imperio a sus espaldas y una esposa que hace todo lo que él dice, así que la cara de asombro que pone es más que normal y esperada.
Yo no soy su mujer y no voy a hacer lo que él quiera.
—Digamos que es justo— asintió lentamente, diciendo las palabras no muy complacido.
—Gracias, señor— dije con voz inocente, mirando sus labios por última vez antes de salir de la habitación, sabiendo que lo estaba dejando completamente sin palabras.
No puedes jugar a mi juego, Alejandro, por mucho que lo intentes.
*
Ava parecía demasiado asustada mientras la guiaba a través de la multitud que intentaba llegar al bar.
Puedo ver lo incómoda que se siente cuando un chico se atreve a mirarla, y créeme que son muchos. Es una chica guapa y es normal que llame la atención de los chicos, pero eso es algo a lo que no está acostumbrada.
Estoy segura de que es virgen.
Y eso es dulce, pero no creo que la persona que te quite la virginidad tenga que ser especial. Tarde o temprano todo el mundo te joderá y te traicionará, así que ¿qué sentido tiene esperar a esa persona?
Yo lo aprendí por las malas.
Miré el tatuaje de mi muñeca durante unos segundos, pero rápidamente aparté la mirada, respirando hondo.
Llegué a la barra y Ava se puso a mi lado. La miré mientras recorría el local.
—¿Qué quieres tomar?
—No sé— se encogió de hombros inocentemente —Es la primera vez que bebo.
Asentí con la cabeza y me volví hacia el chico de la barra que preparaba las bebidas, que ya me estaba mirando o más bien observando con una sonrisa de satisfacción.
—2 vodkas grandes, uno puro y el otro con coca cola.
Asintió con una gran sonrisa, antes de entregarme las bebidas.
—Del club— me guiñó un ojo, y yo le respondí con una sonrisa falsa
—Gracias, guapo— le devolví el guiño, antes de darle la espalda y entregarle la bebida a Ava.
Ella miró el vaso confundida y luego a mí.
—¿Qué es esto?— gritó a través de la música alta
—¡Solo bebe!— le grité, tomando un gran sorbo de la bebida que instantáneamente quemó mi garganta.
Echaba de menos esa sensación.
Ava me siguió, su cara hizo una mueca divertida, y después de tragar tosió, haciéndome reír.
Seguro que recordará esta noche durante mucho tiempo.
*
No sé cuánto vodka bebimos, pero fue suficiente para que la cabeza me diera vueltas. No estaba borracha porque tengo que beber mucho alcohol para llegar a eso, pero aun así estaba achispada. A diferencia de mí, Ava necesitó exactamente 2 copas para emborracharse.
Bailamos y el mero hecho de verla sonreír, divirtiéndose, me calentó el corazón. Quiero que sea feliz, y ni siquiera sé por qué. No soy una persona que se encariñe fácilmente.
Pero esa chica se me metió bajo la piel.
Me vi en ella antes de convertirme en la zorra que soy ahora. Quiero protegerla de las cosas que no conseguí protegerme a mí misma, y haría todo lo posible por cumplir mi promesa.
Dos chicos se acercaron a nosotros, al parecer también borrachos. El chico de pelo n***o puso las manos en la cintura de Ava, que no se apartó, sino que acercó su cuerpo al de él.
El otro chico se acercó a mí, haciendo lo mismo y tuve la oportunidad de mirarle a la cara. Un chico joven y guapo, probablemente de mi edad. Pelo rubio despeinado, ojos azules y un cuerpo precioso. Eso es todo lo que veo en él.
Nada que llame mi atención.
Porque no es Alejandro.
Intento alejar esa voz de mi cabeza, pero en el fondo sé que tiene razón. Alejandro caló hondo en mi piel. Lo deseaba y me está matando lentamente no tenerlo aún.
Este chico que tengo delante, estoy segura de que no puede darme ni la mitad de lo que puede un hombre maduro y adulto como Alejandro.
No me sorprendería si ni siquiera pudiera hacer que me corriera.
No es que tenga mucha experiencia con hombres, solo me he acostado con 2, pero solo Jacob consiguió hacerme correr, lo cual es una pena.
El otro chico con el que me acosté fue la noche después de descubrir que Jacob me engaña. Quería hacerle daño, así que me follé a su amigo. Amigo íntimo.
Pero al final, solo me hice daño a mí misma, porque el sexo fue horrible, él no tenía ni idea de lo que estaba haciendo, su polla era pequeña, y no sabía cómo darme placer.
Ah, y después de eso, me dijo que le gusto desde que empecé a salir con Jacob y que le gustaría darle una oportunidad.
Los hombres son completamente inútiles en este mundo, y si no los necesitáramos para tener hijos, serían una especie en peligro de extinción.
Sin embargo, para divertirme, podía cerrar los ojos y fingir que me gustaba la visión de ese chico que tenía delante.
Me bebí el trago y miré al chico, que me sonrió.
—Gabriel—, me gritó al oído.
Al menos me gusta su nombre. No es que lo vaya a recordar.
—Amara—, le grité.
—Hermoso nombre para una hermosa chica.
¿Pensó que esta frase me impresionó? Podría haber sido más creativo con estas frases para ligar.
Cubrí mi risa con una sonrisa y simplemente tiré de él por su camisa antes de conectar nuestros labios en un beso.
Es un buen besador y, sin duda, cuando no habla, es más atractivo.
Rodeé su cuello con mis brazos, dejando que sus manos bajaran hasta mi culo, apretándolo, haciéndome gemir.
Necesito echar un polvo.