—Sí papá, me gusta estar aquí, todo está bien. Esperaba que con esto dejara de hacer preguntas molestas, pero me equivoqué. Llevaba 20 minutos preguntándome por mi trabajo, la familia de Alejandro y Los Ángeles. Christian me miraba con cara de confusión y una ceja levantada, viendo lo impaciente que me pongo a cada segundo que pasa. Quiero a mi padre, le perdoné que me enviara aquí en cuanto puse los ojos en Alejandro, pero hablamos casi todos los días y siempre me pregunta lo mismo. Necesito tiempo para mí. —Alejandro me ha dicho que está muy contento con tu trabajo. Estoy orgulloso de ti, cariño. Enarqué una ceja confundida por sus palabras. ¿De verdad Alejandro le había dicho eso a mi padre? No me lo puedo creer, sobre todo después de nuestra pelea de la semana pasada. Le dejé sin