Mentiría si dijera que no me lo esperaba. Los hombres son tan predecibles, incluso siendo mayor que yo, sigo estando unos pasos por delante de él. Ladeo la cabeza hacia un lado con una sonrisa malévola extendida por todo mi rostro, mientras su cara sigue tensa y enfadada. Tengo que admitir que parece aún más sexy cuando está enfadado. Quiero que me folle mientras está enfadado. Maldita sea, ya me lo imagino. Mis tacones resuenan en el suelo de mármol. Su mirada quema mis piernas, bien expuestas gracias a la gran abertura del vestido. Puse una mano sobre su pecho, mis ojos desafiando los suyos, con una gran sonrisa en mi rostro. Me mordí el labio, bajando la mano lentamente contra los abdominales bien formados que ya había visto. Desde un ángulo perfecto, diría yo. —No es que me impo