—Esta noche celebraremos un evento muy importante. La voz de Silvia es lo único que se oye en la sala durante el desayuno. Es un poco raro cuando comemos solos, intentando mantener una conversación. No me malinterpretes, es increíble y simpática conmigo y a veces me siento mal por querer a su marido, pero esa sensación desaparece muy rápido en cuanto lo veo. Por lo general, ella y Alejandro siempre hablan de mierdas aburridas mientras yo me como toda la comida, sin intentar siquiera unirme a su —interesante— conversación. Silvia se enfadó mucho cuando Ava le dijo que Alejandro no desayunaría con nosotros, sino que iría al gimnasio con sus amigos. Como ella dijo, comen juntos todas las mañanas, es como algo suyo, y ahora, de repente, él rompe esa tradición. Por mi culpa. Oye, yo no lo