Suni Me siento frente a mi cómoda para ver mi reflejo en el espejo, la imagen de una mujer de treinta años con rostro de niña es lo que puedo apreciar; una mujer a la que le pican los pies por salir de la casa e ir al dichoso bar del que me había hablado Jonathan. Aprieto la bata de baño a mi alrededor, soportando la tentación de ponerme ropa informal para ir a buscarlo en vez del pijama que se encuentra sobre mi cama. Mis ojos brillan ligeramente, mientras que aquella maldita sonrisa continúa marcada en mis labios. ¿Qué había cambiado en mi interior? ¿Por qué no podía dejar de pensar en ese carismático chico que se había encargado de poner mi mundo de cabeza desde el primer instante en que puso un pie en mi agencia? Frunzo los labios mientras niego con la cabeza. Jamás debió de ser