Narra Charlotte
Almorcé con Carmen y mientras lo hacíamos, decimos conocernos mejor.
La charla culmino aproximadamente a las dos de las tarde, la lleve hasta su casa y luego me dirigí hasta mi propio hogar, donde me di un baño y cambie mi ropa por un pantalón de tela azul marino con una blusa del mismo color.
En cuanto empecé a maquillar mi rostro, escuché mi teléfono sonar.
-hola-hable si mirar muy bien el nombre de la persona que estaba del otro lado del teléfono.
-Charlotte, te llamo para decirte sobre nuestra cita de esta noche-una sonrisa se mostro en mi rostro al notar quien era el dueño de esa voz.
-muero por verte-le dije y lo oí soltar un pequeño suspiro.
-yo también, no te quitare mas tiempo. Nos vemos-tras decir eso colgó.
Deje mi teléfono en mi mesita de noche y me concentre en maquillarme.
(…)
Eran aproximadamente las cinco de la tarde y no quería llegar tarde, conduje por toda la ciudad y hasta estar frente de la compañía no me mantuve tranquila.
-Charlotte, por fin llegas-me recibió Carmen con un abrazo-el director nos espera en el salón de reuniones-dijo y empezó a llevarme por todo el pasillo a toda velocidad.
Nos paramos frente a una gran puerta y ambas nos miramos.
-suerte-susurramos al unisonó.
Ambas entramos rápidamente y al ver la hora en el gran reloj de pared que había en el salón, entendí que mi teléfono tenia mas de diez minutos atrasados.
Cada una se sentó en su asiento, busque mi teléfono en mi bolso y mientras algunas personas daban la bienvenida, yo me concentre en arreglar la hora de mi celular.
-buenas tardes a todos, es un honor tenerlos aquí el día de hoy-mire al frente encontrándome con una persona que conocía muy bien-lamento no haber estado aquí para entrevistarlos, pero me surgió algo y por eso pido disculpas. Mi hermano me aviso sobre el gran emprendimiento que tenían muchas personas, pero aun así decidimos que solo entraran a trabajar veinte dos personas, y ocho personas entraran como pasantes y ayudantes durante un tiempo de prueba, cuando se termine decidiremos si contratarlos o no-ella aclaro-sobre los demás, lamento decirles que no podrán trabajar aquí. Elegimos los que mejores se adaptaran a este lugar-busco una hoja y empezó a leer varios nombres.
Mientras una persona era mencionada iba al frente.
-estos son los pasantes-observe la cara de decepción de varios, incluyendo la de Rosa, la otra chica que había hecho su entrevista junto a mí. -mencionare ahora los que entraron a trabajar oficialmente- ella menciono varios nombre y sentí tantos nervios al notar que no mencionaban el mío.
El nombre de Carme fue mencionado segundos después mencionaron el de Ricardo, solo faltaban dos personas y se completaba el listado de las personas que entraban oficialmente.
-Charlotte Williams-escuche mi nombre y enseguida me levante de mi asiento, camine por todo el pasillo y me coloque al lado de Carmen.
Si no fuera porque demasiada gente viéndome, hubiese gritado de la alegría.
Se menciono un ultimo nombre y observe un chico acercarse a nosotros, con una cara de felicidad.
-felicidades chicos, nos vemos aquí mañana para enseñarles todo el lugar-miro su reloj-diez de la mañana, sean puntuales-dijo retirándose del lugar dejándonos solos.
-que tal si vamos a cenar? -pregunto Carmen-para celebrar-la idea me llamo mucho la atención, pero me negué al recordar la cita que tenia la noche de hoy.
-tengo una cita-ella me miro algo alegre.
-esta bien, cenemos mañana-ella se alejo y camino hasta la salida.
Yo me mantuve muy quita, hasta que mire el reloj y note lo tarde que iba. Mire el vestido que llevaba en mi bolso, era el que usaría esta noche.
Pensé irme a cambiar a la casa de una de mis primas que está cerca de aquí ya que mi casa queda un poco lejos de aquí, aunque de todas maneras iba llegando tarde. Una idea se atravesó en mi mente.
¿y si me cambiaba aquí?
Que idea tan absurda, pero tan increíble.
Me escabullí hasta los baños y cuando lo cerré con seguro me despoje de mi atuendo, vistiéndome con un hermoso vestido azul marino que, hacia excelente contraste con mi color de piel, me coloque mis tacones y entre mi ropa anterior en mi bolso.
Arregle mi cabello y Sali del baño como si nada hubiese pasado.
-Charlotte? -de detuve en frente de mi auto al escuchar mi nombre.
-Isabel? -me gire para verla.
-pensé que te habías ido, te estaba buscando y por fin te encuentro-ella se acerco a mi y me abrazo fuertemente-al enterarme que habías solicitado trabajo no me lo creí, pero ahora que te veo-se separó de mi-es un placer volver a verte.
Mi antigua cuñada empezó a mirarme de pie a cabeza y luego sonrió.
-qué tal si vamos a cenar? -negué.
-no puedo, tengo una cita ahora mismo-ella asintió no muy segura de mis palabras.
-solo quiero que sepas que no te guardo rencor por la manera en que dejaste a mi hermano, espero que podamos seguir siendo amigas-volvió abrazarme y empezó a caminar lejos de mí.
-espera-le dije y ella se giro para verme-este es mi numero de teléfono-le entregue mi tarjeta, ella la miro y me dedico una hermosa sonrisa-adiós.
Me monte en mi auto y acelere hasta el restaurante donde alguien muy importante me esperaba.
-lamento la tardanza-dije recuperando el aliento por la gran corrida que había hecho hace unos minutos.
-acabo de llegar, toma asiento Charlotte, ya pedí la cena de ambos-me senté frente a él y noté que el me miraba con algo de burla.
-te estas burlando de mí? -cuestione.
-siempre llegar tardes, incluso saliendo temprano llegas sumamente tarde-soltó una pequeña carcajada.
-lo lamento, llegare temprano la próxima vez-dije algo apenada.
-eso dijiste la vez pasada-volvió a reírse de mí.
-esta vez hablo en serio, Ignacio-el negó y me lanzo un beso.
Seguimos bromeando hasta que llego la cena y aunque él seguía relajando conmigo, comimos tranquilamente.
Mas tarde el mesero de acerco a nosotros y retiro nuestros platos dejando solo una botella de vino.
-de seguro sabes porque te cite aquí?-negué- sabes que conozco tu pasado y toda aquellas cosas que te hicieron sentir miserable-asentí-te conozco más que a mí mismo y por eso te quiero hacer una pregunta-lo mire algo de nerviosa por sus palabras-quieres ser mi novia?-asentí repetidamente acercándome a el para abrazarlo, pero me detuve al verlo levantarse de su silla y arrodillarse frente a mi-Charlotte, te doy este anillo con la promesa de que te lo intercambiare por uno de compromiso, con ayuda de Dios y esfuerzo de ambos-enseguida movió el anillo por mi dedo anular.
-claro que acepto-deposite un beso en sus labios, todos a nuestro alrededor aplaudieron y mientras nos otorgaban su bendición, mire el anillo que ambos teníamos, éramos una pareja perfecta.
-me haces el chicos más afortunado…
Luego de llorar de la felicidad, nos tomamos varias fotos y la subimos para presumir nuestro amor, no podía decir que lo amaba, pero sentía algo muy grande por él.
Luego de terminar nuestra cena, fuimos a mi casa donde tuvimos una segunda celebración.
(…)
Desperté sumamente feliz al notar el rico olor a café que provenía de la cocina, me adentre al baño donde hice me di una larga ducha para relajarme, lave mi cabello y cepille mis dientes.
Mire mi guardarropa y como mi animo estaba a mil, me puse un vestido algo formal que llegaba hasta mis rodillas, con unos tacones de punta.
-si no sales ahora llegaras tarde-escuche la voz de Ignacio y enseguida Sali corriendo hacia la cocina.
-buenos días-tome una tostada de la mesa y mi taza de café.
-buenos días-Ignacio se acercó a mí y dejo un pequeño beso en mis labios-hoy te llevare al trabajo, así que desayuna rápidamente.
Él se alejó y se adentró a mi habitación para cambiarse de ropa.
En cuanto terminamos de desayunar nos fuimos directo al lugar donde trabajaría próximamente.
-es aquí? -asentí.
Sali de su auto y me puse frente a la puerta principal.
-gracias por traerme-le dije abrazándolo.
-lo que sea por mi novia-sonreí cuando dijo eso.
-dame un beso-le suplique.
El se acerco a mi y me beso profundamente llamando la atención de varias personas.
-nos vemos esta noche-dije limpiando los restos de mi labial que había quedado en sus labios.
-nos vemos, cariño-me sonroje al escucha el adorable apodo que me había puesto.
Observe como el auto se alejó de mí.
-ese es tu novio? -pegue un grito al escuchar la voz de Carmen.
-me asustaste mujer-toqué mi pecho tratando de tranquilizarme-si ese es mi novio-le respondí a su pregunta.
-hacen una pareja excelente-suspiro viéndome.
-gracias, que tal si entramos y que se me nos vayas hacer tarde-le propuse.
-vamos.
Con eso caminamos dentro del edificio y nos detuvimos al ver varias personas reunidas en circulo.
-bueno podemos empezar-mire el proveniente de la voz-mi hermano les mostrara a los pasantes la empresa mientras yo me encargare de mostrársela a ustedes-Isabel empezó a caminar y mostrado la consultorio de que cada uno y todo nuestro alrededor.
-entren-dijo Isabel abriendo la puerta de una oficina.
Solo quedábamos siete personas en el tour.
-esta oficina es una de mis favoritas, ven ese cuadro-señalo un cuadro mediano que estaba en una colgando de una pared-lo pinto mi hermano, quise ponerlo en mi oficina, pero ya no la puedo decorar más-mire el cuadro, y visualice a dos adolescentes de espalda, cada uno estaba en un lugar diferente pero aun así había un hilo rojo que los unía.
-ese cuadro mi hermano lo pinto hace unos meses así que es muy importante para mí, ven ese hilo rojo que une a ambas personas? -asentimos- dice una leyenda que aquellos que estén unidos por este hilo rojo están destinados a convertirse en almas gemelas, el hilo rojo puede enredarse, estirarse, tensarse incluso desgastarse, pero nunca romperse-admire el cuadro escuchando aquellas hermosas palabras.
Miré una esquina del cuadro y me sorprendí por observar las iniciales que se encontraban en este.
E y C
-esta es tu oficina Charlotte-dijo Isabel y no me sorprendió ya que me lo esperaba, ninguna otra oficina contenía un cuadro de Edward así que por casualidad del destino esta iba a hacer mi oficina.
Al parecer Isabel aun no entendía que Edward y yo nunca volveríamos a estar juntos, él y yo éramos desconocidos desde ahora en adelante, desconocidos con recuerdos en común.
Las demás personas siguieron con el recorrido, saque varias cosas que llevaba en mi bolso y las coloque encima de mi escritorio, decore cada rincón del lugar para sentirme más cómoda.
Toc Toc
Asome mi cabeza y observe a Edward parado frente a mi- ¿qué haces aquí? -pregunte levantándome.
-solo quería ver si estabas cómoda en este lugar-dijo acercándose más a mí.
-ya que me viste, puedes retirarte? -el negó y se acercó más a mí.
Lo único que nos separaba en este momento era mi escritorio.
-quiero hablar contigo-dijo tomando el control para cerrar las ventanas.
Automáticamente los ventanales se volvieron oscuros, lo que me hizo pensar que desde ese momento nadie nos iba a ver desde afuera.
-quisiera…-dejo de hablar al observar el anillo que llevaba puesto.
-si no vas a hablar por favor lárgate-le di la vuelta al escritorio para estar frente a él.
-detente-en eso me sostuvo de la cintura para levantarme y colocarme encima del escritorio-te comprometiste? -me pregunto colocándose en medio de mis piernas.
-no es de tu incumbencia-le dije tratando de alejarlo de mi-aléjate.
-shh-puso un dedo en mis labios-mi querida flor de durazno-paso su mano por mi cabello.
-no me llames así, no soy tu flor-trate de patearlo que ya el aún no se movía.
-siempre serás mi flor de durazno-mire como bajaba su mano y ponía boca abajo un pequeño retrato de Ignacio y mío que había colocado para decorar mi escritorio.
-puedes alejarte de mí-en eso me callo con un beso, lo empuje incluso rasguñe su cara, pero él ni se movió.
Con el tiempo sentí como la calor se apoderaba de mi cuerpo, haciendo que le correspondiera el beso, enrede mis dedos en su cabello y lo acerque más a mí.
Introdujo su lengua mi boca moviéndola con rápidez, sentí como empezó a bajar besos por todo mi cuello, jadeé al sentir como adentraba su cabeza por mi escote y sacaba uno de mis pechos.
-detente-tome todas mis fuerzas y lo empuje saliendo de su agarre.
-te exijo que dejes a ese tipo en este instante-me sobresalte al escucharlo decir eso.
-y si no quiero? -le pregunte.
-pues te obligare a que tengas que dejarlo, tu cuerpo me pertenece y jamás sentirás por el lo que sientes por mi-enarque una ceja-nadie te lo hará mejor que yo y cuando abras los ojos y notes que yo soy mejor que el, vendrás corriendo a mi-solté una carcajada.
-déjame decirte que nunca lo dejare-camine hasta la puerta-y te digo que él lo hace mejor que tú, sus manos, su cuerpo cerca del mío, hace que me vuelva loca, acepta que ya no siento nada por ti-lo deje con la palabra en la boca y Sali corriendo de esa oficina.