Capítulo 3: Seduce mi Lado Oscuro (Parte 2)

2888 Words
—Jefa, seguimos vivos —bromeé y ella levantó una ceja altiva. —Tengo ojos para ver lo obvio —dijo con ironía. —¡Hermano, te quiero! —me saludó con la mano Yeli y me tiró un beso. —¡Yeli, te quiero! —respondí de vuelta y miré a la jefa lista para la pelea—. Antes del ataque verbal muestra al Diablillo —pedí y el Gigante asomó la cabeza. —Primero lo importante, una dosis de nuestro bebé —afirmó Gregori y conseguimos que Joa sonriera. Puso la cámara en la cara del Diablillo y me emociono al verlo. Hardman tiene sus ojos cerrados. —Listo, los he complacido —comentó Joa y cambió la cámara. Realmente hace falta arrullarlo. Apareció corriendo Nikita y se detuvo al lado de Yeli. —¡Llegué, amor! —respiró agitada Nikita y le lanzó un beso al Gigante. —Mi piraña me haces falta —el Gigante puso cara de babeado y la sonrisa de Nikita es de oreja a oreja. —Volviendo al tema, extraño al Diablillo —hablé con el corazón. —Definitivamente, el Diablillo nos ha robado el duro corazón —añadió Gregori. —Me informaron del altercado con Mikhail —ha vuelto a la carga Joa—. Lo dejaste algo disgustado —la jefa lució su característico ceño fruncido. —Nena, yo no diría disgustado —se metió Jujitsu y sonrió de lado. —Su voz se oyó hasta en la caballería —bromeó Jacob y se recostó encima de Hernán. —Gigante, te envié para que detuvieras a Vilen de cometer idioteces. —Joa apuntó la pantalla. —Vilen fue suave, si hubiera visto su idiotez lo esposaba —comentó serio Gregori y una sonora carcajada solté por las ocurrencias de este infeliz. —Confío en mi serio, Gigante —susurró Joa. —Amor, te equivocas, el Gigante no es tan serio como supones. —Jujitsu sostuvo sus mejillas y la besó. —Jujitsu, no acapares a la jefa y deja de pisotear mi imagen impecable —el Gigante refutó serio. Se separaron y verlos juntos es bonito. —Hablando seriamente, se vale que no estén de acuerdo, pero pido respeto para cada m*****o de la banda —murmuró la jefa y sus labios carnosos mordió. —Acepto mi error —toqué mi pecho y Gregori encendió la camioneta. —Mikhail no quiere que vuelvas a invadir su espacio personal —añadió Vic asomándose con su navaja en mano y cortando su dedo. —Vilen solo le esparció humo a la cara, no vi problema alguno —ha dicho inocente Gregori y salimos de Letat’. —Al menos estás gracioso —Joa nos dio una mirada soberbia con esos ojos grises de tormenta embravecida. —Jefa, mira el clima que amas —cambié la cámara y le muestro—. El frío te espera —la molesté. —No extraño eso para nada —negó Joa. La jefa no se logró acostumbrar al extremo clima de Rusia y se pasaba maldiciendo por eso. —Te pasabas de culo en la nieve —escuchamos la voz de Akin y se asomó con un emparedado en mano. —Concentrémonos —cambió el tema la jefa y veo como Jujitsu besó la frente del Diablillo—, independiente del enfrentamiento, tienes el apoyo de toda la banda —asentí y Gregori maneja mientras escucha atento—. Averigua por tu cuenta, pero ten presente el peligro que corren —Joa se encuentra en modo asesina—. Las fotos y vídeos Dunya logró bloquear, pero Maika salió a la luz. Lo primero que deben hacer es ponerla bajo perfil e intentar sacarle información a su hermana. —Hablé con mi primo y su amargada esposa lo tiene excluido —comentó Jacob frustrado. Basil es primo de Jacob, son dos copias y es el esposo de Dunya. —Jefa, si su esposo no está enterado, dudo que pueda sacar algo y peor que su relación de hermanas se ve a kilómetros que está fracturada. —Más bien diría rota —me dio la razón Jacob y lo veo jugar con sus trenzas en el cabello. —Mierda, no pierden con intentar —habló fuerte Joa y viró los ojos para atrás—. Sé por Dima que esos hombres son unos cerdos con las mujeres —soltó pensativa. —Esos cerdos son la excreta que debo limpiar del planeta —Vic chupó su dedo con esos ojos extasiados por la sangre—. Lástima que estoy demasiado lejos. Heriberto se paró detrás de ella y saludó con la mano. Les cuento que la Diminuta Psicópata (apodo puesto por Jujitsu) es adicta por cortarse el dedo y probar su sangre. En la banda es la psicópata y en medio del caos es más precisa. Sus ideas han sacado de apuros en muchas ocasiones a la banda. —No te preocupes, Vic… —la jefa le dio una mirada a su amiga y luego volvió a mirar a la pantalla. Esos ojos están llenos de adrenalina—, tal vez nos podamos dar un festín con esos cerdos y de paso le damos la mano a Vilen —en la cara de Joa se ve su lado psicópata—. ¿Qué opinan, perras? Rápido se dejó ver Tracy, la asesina de la banda y me tiró una guiñada. —Eso es lo bueno de tener amigas con tu misma demencia —se acomodó al otro extremo de Joa—. Vilen, así que haz un buen trabajo y déjanos la mejor parte —se detuvo la pecosa Tracy y con su mano simuló una pistola. —Por supuesto que la mejor parte es la sangre —murmuró la Diminuta Psicópata. —¡Trillizos, pónganse fuerte y mantengan a sus mujeres ocupadas! —gritó Gregori encantado de joder. —No seas aguafiestas, Gigante —se quejó Tracy. Estamos en la pizzería, Gregori maneja a sus anchas en Rusia y se ha comido la carretera. En serio, manejar en nuestro país es de locos. A los rusos les encanta conducir a máxima velocidad y en las noches saltarse las reglas. —Acá tenemos una frase rusa al conducir… —“Si algo está prohibido, pero lo queréis a toda costa, debéis hacer alguna locura” —me interrumpió mi hermana orgullosa. —Exactamente —hundí mis hombros. —Esa frase va acorde con la banda Paths Meadows —añadió Vic irónica. —Si no afecta a gente inocente, ve por ello —comentó Joa y le sacó los gases al Diablillo. —¿La pizza mitad queso y mitad chorizo? —preguntó el Gigante. —Extra queso —dije moviendo las cejas. —¡¿Van a comer pizza?! —alzó la voz Joa—. El Mocoso estaría muy contento de la elección —Jujitsu le quitó el Diablillo de las manos. —¡Joder, hacen falta esos momentos! —exclamó Akin y buscó la mano de Joa. Esos dos son hermanos y tienen una unión fuerte. Siempre se apoyan y sostienen la mano del otro. —¡¿Qué hacen todos reunidos ahí?! —si no me equivoco es la voz de Isabella y no fallé—. ¡Hola, Vilen! —saludó efusivamente con la mano Isabella, la mamá de Isla y mujer del papá de los trillizos—. Llegué al castillo justo cuando partían para Rusia —dijo Isa y se arrimó Habacuc a la cámara. —¡Cuídense, chicos! —dijo Habacuc y su cicatriz cerca del ojo derecho lo hace ver misterioso. —¡Gracias, aprecio verlos! —respondí y amo lo unido que somos. Le enseñé la pantalla a Gregori y saludó. —Hola, Isa, te dejé en la alacena una caja de tu vino favorito —le contó el Gigante y la sonrisa de esa mujer es el cielo. —Me pusieron al tanto enseguida que pisé el castillo, ¡gracias! —Isa con sus dos manos le mandó besos al Gigante. No se confundan así de guapa que ven a Isa con su cabello oscuro hasta la mandíbula y su belleza, solo acaba por tomar su botella de vino y verás el diablo de mujer que hay dentro. Lo saben de sobra los trillizos. —Nos mantenemos en contacto, los dejaré que iremos a comer —se despidió Joa y todos detrás unos encima de otros hicieron bulla diciendo a gritos: ¡adiós! —. Ojo alrededor —dijo sonriendo Joa y se apuntó el ojo. —¡Los queremos, jodan antes de que ellos lo hagan! —dijeron al unísono Jujitsu y Jacob. —¡Mierda, amo sus consejos! —alcé el dedo arriba y se desconectan. Estoy emotivo y no temo admitirlo con mi familia. Solté el celular en el posavasos. —Tenemos a la mejor familia escogida —susurró Gregori y abrió la puerta para ir a ordenar. … Les dimos muerte a la pizza y comimos en el estacionamiento. Le envié un texto a Maika que llegaría en media hora a su casa y no respondió. Eso me tiene en tensión y temo haber llegado demasiado tarde. Ella vive en unos apartamentos en Krasnaya Presnensky y según el texto es el primer piso. Nos estacionamos en la calle al frente del edificio y de pronto la vemos llegando con Dunya. Están discutiendo como siempre y abrí la puerta del maquinón. —Llegamos en buen momento —comentó Gregori sarcástico y nos bajamos. El sitio no es de adinerados. Se puede decir que vive en un sitio caliente, lleno de delincuencia y es extraño siendo la hermana de Dunya. —¡Maika, joder, no puedes quedarte en el apartamento! —bramó Dunya agitando los brazos. Ellas están del otro lado de la carretera, cerca de los árboles. Al frente de los apartamentos tienen unos bancos para que puedas disfrutar debajo de un árbol a gusto y admirando el sol inexistente. Un carro salió chillando los neumáticos y todo fue de prisa, las apuntaron con armas. —¡Cuidado! —grité haciendo que se pongan alerta y saqué mi pistola. Los disparos llovieron, pero le pude dar a uno del auto oscuro y el Gigante se posicionó a mi lado. Logramos que huyeran y su auto recibió cariño por nuestra parte. —¡Dunya, mierda, te metiste! —los gritos de Maika me hacen buscarla y el Gigante me cubrió la espalda. Corrí lo mejor que pude por la nieve y me derrapé a su lado. —Maika, ¿estás bien? —murmuré asegurándome que no esté herida. La miré por encima y sus ojos azules se enfocaron en mí. —Le dieron a Dunya —su rostro se ve aturdido, pero para el caos se ve fuerte. Maika sostiene el brazo de Dunya y le quité la bufanda del cuello a la amargada jefa de policía. Mi intromisión no le agrada y sus ojos verdes me perforan. Ciertamente, esta mujer no ha cambiado su jodido carácter de mierda. —Tenemos que movernos —le hice un torniquete en el brazo derecho a Dunya y la ayudé a poner en pie—. Se fueron, pero debemos resguardarnos y las personas están llamando a la policía de Rusia. —¡No iré a ningún lado, soy policía de Rusia! —dijo con su voz fuerte Dunya y de mala manera se apartó de mí—. ¡Lárguense! —sacó su celular y la veo como llama a la ley en vano. —Maika, no me quedaré si viene la policía —sus ojos me buscaron y mis demonios dentro buscan su completa atención. Tragué duro y lamí mi labio superior lentamente. El Gigante carraspeó trayéndome de vuelta y conseguí mi voz—. Te aconsejo que te ocultes, esos hombres vinieron a matar… —La voz furiosa de Dunya me cortó mis palabras. —¡Apártense de mi hermana! —con todo dolor, Dunya me empujó y apretó el brazo de Maika—. No te quiero con gente de Nóvikova —le habló estrujado a Maika y su celular guardó en su pantalón. —¡Eres increíble, Dunya, despierta de una puta vez! —aumentó la voz Maika y zafó su brazo—. Iré con Vilen —su voz es segura y sin mirar atrás se encaminó hacia el lado del Gigante. —No puedo defenderte si entras en ese mundo, te has manchado las manos de sangre e intento salvarte, pero… —¡¿De qué vale limpiar la sangre y darme otra identidad?! —la pregunta de Maika cerró la boca de Dunya. Maika se mantiene de espalda y su cuerpo se ve tenso. —Por la familia, Maika —dijo con su voz en un hilo Dunya y en su cara pálida puedes detectar la humedad reunida en sus ojos fríos. —Lamento ser un agregado en su armoniosa plática —se metió el Gigante mirando a todos lados—, pero debemos mover la discusión —aconsejó a la defensiva. Conecté los ojos con el Gigante y hundió los hombros. Alterno la mirada entre el Gigante y Dunya, demonios, si amerita marcharnos de este sitio abierto. —Esa familia no existe, te encargaste de hundirla por la ley que tanto admiras —farfulló Maika y se movió sin mirar a su hermana. —¡Maika, detente! —se puso loca Dunya y sus ojos me dieron una mirada de odio—. ¡No jodas tu vida! —sostiene su brazo y en su rostro se ve el dolor—. ¡Si te unes a ellos, te hundirás! —sus palabras dirigidas con desprecio y alcé una ceja en contradicción. —No te veo tan feliz en tu mundo —murmuré y le di la espalda a Dunya. Alcancé a Maika y el Gigante no ha dejado de escanear el área. —A la camioneta Dartz Kombat —le hice saber y ella asintió. El Gigante viene detrás y no dudo de que nos cubre el culo. Le abrí la puerta a Maika de la parte de atrás y antes de subir sus ojos se desviaron hacia su hermana. Las personas se han acercado a socorrerla y la sirena de los oficiales se oye cerca. El Gigante se subió en el asiento del copiloto. Dunya lloró desesperada y extendió la mano hacia Maika. —Puedes irte con ella y me contactas luego —susurré en su lóbulo y ella dio un brinco—. Calma, no te lastimaré —su olor me cautiva y no descifro su esencia, pero quiero averiguarla. —No tengo tiempo para fingir ser una familia feliz —su voz se entrecorta y subió a la camioneta. Cerré la puerta con sus ojos encima de mí. Ella es un enigma que estoy dispuesto a descifrar a toda costa. Al subirme el Gigante arranca de prisa, el silencio es pesado por las interrogantes que tenemos y ninguna se ha aclarado. La pistola en mi mano decido cambiar las municiones. No he perdido el tino, logré darle a ese malnacido. Vamos bastante apartados del apartamento y se oye un estruendo por detrás. —¡Son ellos! —bramó Maika agitada. —Son unos imbéciles —dijo con su voz letal Gregori. Miré por el espejo retrovisor, efectivamente el auto oscuro nos ha chocado adrede y sonrío abiertamente. —¡Sacaron las armas! —sobresaltada Maika se agachó entre medio de los asientos cubriéndose—. ¡Joder! —no para de maldecir, debe ser su forma de reaccionar delante el miedo—. ¡¿Dunya estará bien?! —No para de hablar. —Es correcto, son los mismos idiotas que tratan de matarte —acaricié mi barba con candado—. Esperaron para atraparte —hablé pausado y muy maniaco. —¿Por qué mierda están tan tranquilos? —cuestionó Maika y se alzó a mirar. Justamente el cerdo se asomó en la ventana y disparó hacia la camioneta—. ¡Disparó! —soltó un bramido y se ocultó. —Este maquinón es una mezcla de todoterreno y tanque de combate. En otras palabras está blindado —giré a verla oculta—. ¡Mueve tu culo al asiento! —No pude evitar sonreír pícaro. —Idiota, lo hubieras mencionado antes —se sentó embravecida y se cruzó de brazos dándome una mirada de diabla—. Puedo ver que estás disfrutando con mi desgracia —se oye bien ofendida y la ignoré. Es normal que las mujeres de primera me quieran matar con la mirada y luego no pueden estar sin el idiota. —¿Cambiamos la persecución? —La propuesta del Gigante es la gloria y ambos sonreímos dementes. —Hermano, hagamos que esos cerdos paguen por atreverse a joder el maquinón de la jefa —susurré con la adrenalina en high y las ganas de ver como se desangran hasta irse a los brazos de la muerte. —Demonios, ¡¿dónde he venido a caer?! —La voz de Maika es sarcástica y volteé a verla de nuevo. Nuestros ojos se conectan y me gusta lo que muestran. Maika es pura sangre, no se detiene aunque esté asustada o con dolor y eso, seduce mi lado oscuro.
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