—Si eso te hace feliz, no me apartare ni un momento de ti, hasta que te vayas, Gabriel —le dice ella, mientras le sonríe, e intenta limpiarle las lágrimas de su rostro con las manos—; te ayudare, para que te pongas muy fuerte, porque contra todo pronóstico, estoy segura de que te volveré a ver, y trabajare muy fuerte, para que cuando regreses, te sientas orgulloso, por todo lo que me enseñaste.
—Quiero irme con tu optimismo, Gladys; enséñame a creer en un milagro, porque lo necesito desesperadamente —le dice Gabriel, con mucha inquietud—; necesito, aferrarme a una esperanza.
—Tienes que tomar en cuenta, que a ti te van a operar los mejores médicos, Gabriel —le dice Gladys, queriendo tranquilizarlo—; si ellos te han ofrecido esa opción, es porque hay aunque sea una posibilidad; puedes est
