Capítulo 9. Ego pisoteado

1082 Words
Mientras tanto Alexander… El hombre bajó de nuevo a la reunión porque se había ausentado por varios minutos por todos los acontecimientos que pasaron. Luego, la fiesta se terminó y por suerte no hubo más contratiempos. Jesse se tuvo que retirar, porque su novia lo llamó para pasar un rato con él, por lo tanto, Alexander como aún se sentía ansioso por la respuesta de la rubia, se fue hacia su establo techado, el cual era un sitio muy grande, extremadamente lujoso con arena fina. Sacó uno de sus caballos favoritos de su establo el cual era un hermoso corcel negr0 de pura sangre y se puso a cabalgar a paso lento para calmarse un poco. Y mientras estaba montado en el caballo, aquel aristócrata pensaba: «Porque esa mujer no me recuerda, me trata como un propio desconocido. Estuvimos a punto de besarnos, no lo entiendo, a mi todas las mujeres no me olvidan. ¿Será que…no fui lo suficiente para ella? —suspiró —sabía que no debí haberla dejado ir. Debí haberla agarrado del brazo y besarla si no se atrevía, fui un tonto, a lo mejor así, hasta ahora diez años después me habría recordado» Luego, con las riendas le dio órdenes al caballo para cabalgar a un paso más rápido y comenzó a dar vueltas por todo el lujoso lugar de equitación techado, para quitarse el estrés que cargaba encima por todo lo sucedido durante el día. Dos días despues… Alexander se quedó esperando la llamada de Ivanka por todos esos días y nada sucedió. Se sentía muy frustrado porque su gran ego se vio pisoteado. A su vez, se sentía como un estúpido siempre con su mirada al teléfono esperando que algún numero desconocido lo llamara pero nada sucedió. No quiso buscarla por el internet porque según él, eso era caer muy bajo porque ya estaba haciéndolo esperando su llamada. Por otro lado, Jesse veía en él la frustración y la verdad no entendía porque Alexander estaba empeñado en aquella mujer desconocida. Entonces, luego de salir de una reunión de negocios para las grandes apuestas del día, Jesse miró que el hombre veía su teléfono celular de nuevo con mucho afán y le dijo lo siguiente: —Ricky, olvídala. Ya han pasado dos días y no te llamará. Creo que la tratamos muy mal y a lo mejor tiene dignidad. Alexander detuvo sus pasos y mirando a Jesse con algo de frustración, le respondió: —¡Yo no la traté mal, le ofrecí un empleo y ser mi novia falsa. ¿Qué malo tiene eso?! —Pues que es raro. Aquel egocéntrico aristócrata, alzando sus dos cejas le respondió: —¿Como que raro? ¿Quién no querría ser mi novia? muchas mujeres se mueren por hacerlo. Como muestra un botón tu loca prima que la tuve que amenazar con una orden de restricción para que me dejara en paz. Y mira santo remedio no me ha molestado más. —Si, pero… esa es Brigitte que está medio tocada de la cabeza y las modelos facilongas con quien te acuestas. A lo mejor la americana esa tiene valores y principios o es lesbiana. Caras vemos, sexualidades no sabemos. —No creo que lo sea. Me miraba la boca cuando hablaba y las lesbianas no hacen eso. —Bueno, entonces es una tonta chica con valores. Pero ya hombre, no pierdas el tiempo con ella. Es bonita no se puede negar, pero no la tratamos muy bien que digamos y quizá nos odia. A lo mejor los americanos son rencorosos. Alexander quien no se rendía y era muy insistente, siguió caminando hasta su oficina personal y le dijo: —Mmmm, bueno si son rencorosos o no, pues no me importa, me va a tocar usar mi plan B. Ya tuve mucha paciencia. Me rebajaré averiguando en donde trabaja, donde vive y porque sitios transita. Quiero que ella sea mi novia falsa y no descansaré hasta conseguirlo. Jesse caminando tras él, le respondió: —¿No me digas que te gusta? No es tu tipo. No tiene grandes tetas. —Me gustan las tetas de todo tipo Jesse. Mientras hablaba con ella bajaba un poco mi mirada y pude observar que eran redondas, medianas, no tenía implantes y era como una copa B. O sea tiene buen tamaño. Jesse caminando asombrado por la sabiduría del hombre, estando detrás de él le comentó: —Vaya, si sabes de tetas, yo ni siquiera sé que talla de sujetador es María. —Yo, si, y me encantan—comentó el aristócrata—. Es de las cosas más hermosas que tiene una mujer. —Si, se nota que te gustan —respondió Jesse dando unas largas zancadas para alcanzarlo y abrirle la puerta de la oficina. —Gracias—dijo Alexander dejando que Jesse le abriera la puerta y entró a la oficina para comenzar a mover sus contactos para la búsqueda de Ivanka. Jesse entrando despues, dejando que Alexander se sentara en su gran silla de cuero lujosa, le comentó: —Entonces… comencemos con la búsqueda de Ivanka Fisher. —Si, mi futura novia. Minutos despues… Jesse y Alexander lograron dar con la dirección de Ivanka gracias a sus grandes contactos porque eran personas de renombre. Fue de manera un poco ilegal porque la encontraron por medio de sus movimientos de tarjetas de crédito. Pero, el aristócrata estaba muy alegre porque pudo hacerlo. —¡Si! —exclamó Alexander con una gran sonrisa algo maliciosa—, ¡no hay nada en el mundo que cincuenta mil libras no puedan lograr! —Pues sí, pero…¿no crees que fue mucho dinero para encontrar a esa mujer? —He tenido caprichos más caros. ¿No recuerdas mi fiesta de cumpleaños del año pasado en Zúrich? A todas esas mujeres con que me acosté les gustaba beber champaña de la costosa. —Si, gastaste mucho. ¿Y, entonces que haremos? ¿comenzamos con la búsqueda? —Hoy no, recuerda que tenemos la reunión con los jinetes. El numero 23 se cayó y hay que buscar su reemplazo. —¡Uy cierto, se me olvidó hacer esas llamadas, para el casting del reemplazo del jinete Floyd! —Bueno, debes hacerlas hoy cuanto antes. Mañana… estaremos libres. Nota de la autora Lily. Alexander te pisotearon el ego y de paso ya andas gastando dinero para buscar a la rubia. ¿Encontrará a Ivanka? ¿Ella lo aceptará? eso lo veremos en el siguiente episodio.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD