CAPÍTULO SEIS Se detuvieron a la vista del rancho Scrimshaw. Reece lanzó una mirada hacia Tobías, que estaba desplomado sobre el cuello de su caballo, un gemido constante escapaba de su boca rota. “¿Podrías callarte, estúpido?” Su compañero, delgado y pelirrojo, se rio a carcajadas entre dientes ennegrecidos. “Diablos, suena como un pedo atrapado en una botella”. —Y harías bien en mantener la boca cerrada también, Kelly. Kelly iba hablar, pero claramente lo pensó mejor mientras Reece continuaba gruñendo y mirando. Volviendo a la vista del rancho, Reece dejó escapar un largo suspiro. “Esperaba que Mario pudiera convencer a papá dándole algo de sentido a esto. El viejo murciélago ha perdido su cueva”. —¿Mario sabe todo esto? —Le dije después de que papá me echara. De todos modos, no l