No se si me escuchó... O cuanto escuchó, pero al ver a sus ojos lo único que pude hacer fue tocar el timbre del personal médico y tomar su mano para volver a echarme a llorar. "Leo, mi niño que bueno que despertaste!" Le digo un poco más fuerte que un susurro. A pesar de que me da un gusto verlo despierto no puedo gritar del gozo porque me duele aún la cabeza. Miro a sus ojos observándolo con cuidado. Busco odio en su mirada, pero lo único que encuentro es confusión. Antes de que si quiera pueda decirle algo cinco médicos entran en la habitación seguidos de tres enfermeras para poder revisar a Leo. Me hacen a un lado. De nuevo me levanto como embarazada ante la atenta mirada de Leo, quien me ve pero no habla nada. Eso me asusta. "Leonardo, puedes oírme?" "Leonardo, puedes habla