Zachario le dio una bolsa con dinero a mi criada y envió a dos soldados con nosotros. Parece que las mujeres estaban curando sus heridas del corazón yendo de compras desde los tiempos prehistóricos. No quería comprar nada. Mi mente estaba en otra parte. Volvía con Iván una y otra vez. No podía hacer nada con esto, pero estaba buscando una excusa para él. Y si ahora mismo estuviera frente a mí, lo perdonaría, lo entendería. He visto su cara cansada de los problemas, que se ha cargado últimamente. Lo vi como sufría por la tormenta que enfurecía dentro de él. Creí que él me amaba. Lo sentí y no podía equivocarme. - ¿Qué perdiste, guapa? - Alguien me sacó de mi mente. - El amor, - respondí de manera automática, aun estando con mis pensamientos. - Tú no perdiste, el amor va hacia ti, - yo m