Extraña Aparición

1346 Words
A pesar de la tecnología en la que vivimos debido al magnífico trabajo que hago en la fotografía, acoplándome a la manera en la que el cliente quiera el resultado opte por tener mi respectivo estudio fotográfico donde suelo laborar, aunque en vista de la demanda que en ocasiones tengo por este oficio, en el lugar en el que habito dispuse un espacio fotográfico, mismo que algunas veces utilizo para algo más que tomar fotos. Esto que desempeño más que un trabajo era esa desconexión de la realidad, el capturar momentos no solo quedaba allí, para mí era un mundo aparte. Me había especializado en la fotografía publicitaria ya que allí me siento completamente a gusto y podría decirse que es un universo paralelo, ya que va desde la fotografía gastronómica hasta la de piedras preciosas, metales e infinidad de cosas que ameritan promocionarse. Siendo alguien que le agrada su privacidad para mantener todo en orden disponía de una empleada encargada de todo lo que respecta al hogar, desde la comida hasta la limpieza. Roberta Mint, más que un ama de llaves se había convertido en una persona de confianza, aunque en ocasiones se tomaba ciertas libertades para reprocharme por mi manera de vivir, la cual desde su punto de vista es vacía y sin sentido alguno. Uno de esos días de arduo trabajo que frecuentemente suelo tener, luego de ubicar los respectivos equipos fotográficos que por lo general uso, venia hacia mi reflejando en el rostro un gesto de molestia. —¡Evan, debemos hablar! —por el tono de voz de inmediato comprobaba que estaba molesta, por ello preste atención a lo que me diría. —¿Que ocurre Roberta? —Tu madre, vino aquí como si esta fuese su casa, insultándome y nuevamente extrayendo algunas de tus pertenencias, incluyendo tu licor, luego se retiró como si nada. Creí que habías solucionado esa situación. —¡Demonios! hasta qué punto mi madre seguirá arruinando mi vida, primero lo hizo con mi padre y ahora sigue conmigo. —¿Porque no llegan a un acuerdo? entiendo que es tu madre, pero no puede venir y tratarme como si fuese nadie. —Lo lamento Roberta, siento lo que esa mujer te dijo, pero no es fácil lo que me pides, con Melany Carpenter no se puede llegar a nada y no quedare en la quiebra por su causa. —Pues debes hacer algo, Evan, entiendo que soy tu empleada y no me quejo por serlo, a pesar de que cada vez que entro a tu habitación, en especial a tu baño encuentro un completo desastre. —Ya hablamos de eso y por ello te contrate. —Si Evan, lo hemos hablado, pero en ocasiones consigo infinidad de prendas de mujer y debo deshacerme de ellas porque tú me lo pides. —En primera, de eso hace mucho que no pasa, con las que estoy últimamente me aseguro de indicarles que no dejen nada. —¿Y hasta cuando lo harás? ¿Pretendes llevar la misma vida desenfrenada como tu madre? —No me compares con ella, somos muy diferentes, mi madre no tiene donde caerse muerta, de no ser porque es una de las socias minoritarias de la empresa de su familia estuviese en las calles mendigando. —Te empecinas en decir que son diferentes, ¿pero te has dado cuenta que tienen gustos similares? Ante esto que decía fui al minibar y serví una copa de vodka que tome de un solo trago, el cansancio y el estrés que me generaba esta situación me agobiaba. —El hecho de que tenga sexo fortuito con quien quiera no quiere decir nada. —¿Has pensado que sucederá con el paso de los años? tu galanura no durara siempre, Evan. —Roberta, tengo veintitrés años y acumulo una gran cantidad de dinero, ¿Crees que me preocupare por eso? —El dinero no lo es todo, ¿nunca has meditado en la idea de tener una pareja y más adelante pensar en una familia? —Roberta, tú más que nadie sabe la infancia que tuve, ni siquiera conocí a la familia de mi madre completamente y mi padre desapareció por el simple hecho de que tenía otros hijos con su nueva esposa. —Evan, estuviste bajo la custodia de tu madre, no sabes si realmente no quiso estar en tu vida, además, me has dicho que el pago todo desde que naciste, de no ser por tu padre no fueses un profesional como lo eres actualmente. —Quizás tengas razón, pero no perderé mi tiempo buscándolo para saber sobre eso asi como al resto de la familia, los cuales por lo que he notado me han ignorado por completo —respondí desde el sillón donde me encontraba tomando asiento. —Estas siendo… —el sonido que indicaba que alguien estaba en la puerta principal hizo que Roberta callara y girara la vista, seguidamente se dirigió hasta esta para saber de quien se trataba. En el tiempo que la empleada se retiró, Evan se aproximó a las puertas que daban a la terraza, al abrirlas percibía la brisa fresca en su rostro. Desde allí contemplaba la enorme piscina reflectante que poseía la propiedad. Minutos después, el sonido de carraspeo que emitía esa persona que hacia acto de presencia para hacerse notar hizo que Evan girara la vista hacia donde esta se encontraba. En vista de que desconocía quien era la mujer que tenía en frente miraba con extrañeza a Roberta. —Evan, la señora presente me indico que es tu abuela. —Es cierto, soy Taylor Carpenter, tu abuela materna. —¿Abuela materna? No he sabido nada de la familia de mi madre, según ella todos la dejaron a un lado después de que nací —dicho esto Roberta se retiró, pensó que era prudente hacerlo, aunque fuese su empleada de confianza lo que ambos hablarían no le concernía. —¡Vaya!, veo que Melany nunca cambiara, aparte de ser una completa descuidada, holgazana y sin una orientación como tal, también compruebo que siempre será una mentirosa. —Tal parece que lo que dices es cierto, no había escuchado una descripción tan certera de mi madre como la que acabas de referir. —Eso es porque la conozco, se la clase de persona que es mi hija, la cual hace poco supe de ella y debido a eso averigüe de tu existencia. En vista de la unión que tuvo con tu padre, esa desastrosa decisión, nunca supimos de ti, pero eso es pasado y por ello estoy aquí. —Si vienes a ofrecerme dinero, créeme que te equivocas, no lo necesito, vivo muy bien. —De eso me doy cuenta, antes de venir pude informarme sobre tu vida y todo lo que respecta a ella, aunque desgraciadamente pude notar que llevas él mismo plan de vida que tu primo Sam. —Abuela, me parece que haces mal comparando mi vida con la de él. Entiendo que seamos primos, pero eso no te da el derecho a compararlo conmigo, somos muy distintos. —No los comparo, sé que ambos tienes oficios diferentes, pero la forma de llevar sus vidas es muy semejante. Vacía, llena de excesos y nada positivo que los ayude en el futuro. —No lograras nada sermoneándome. —Realmente no vine a eso, Evan. Mi propósito es presentarte con los pocos miembros de la familia, asi como los socios y demás empleados de la empresa que poseo. De esa manera también sabrás la decisión que se tomara luego de mi muerte. —¿Muerte? —Sí, padezco una enfermedad terminal, pero más que temor a mi muerte el hecho de no saber a quién dejarle todo lo que poseo me desconcierta. —Me parece que no comprendo tu idea claramente. —El sábado realizare una reunión, si decides asistir entenderás con más detalle de que hablo. Eso que mencionaba me confundía. ¿Que importancia tendría para mí asistir a una reunión donde se hablaría sobre su herencia? misma que no me interesaba en lo absoluto…
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