Luego de haber tenido esa breve charla con Meg supuse que quizás no continuaría en la agencia, habían sido tantos incidentes lo que había ocasionado que de seguro este último había rebasado el límite, sobre todo la paciencia de Silvia, la cual al parecer follaba en la oficina con uno de sus clientes. Pasado un rato en la sala de espera, en la cual el tiempo parecía ser eterno decidí volver a intentar entrar en la oficina. A punto de llegar confirmaba mi hipótesis, justo salía de allí el hombre que al parecer se llamaba Marc, mismo que según las palabras de Silvia era un hombre casado. Este hecho me hizo detenerme, no podía imaginar que sentirían sus esposas al saber esta situación. Nunca he estado casada, pero comprendo a la perfección el dolor que se llega a sentir por una traición.