Estaba tan furiosa por no haber logrado mi propósito con el galán que había encontrado en el bar que me adentre en el departamento muy exaltada, conllevando con esto a que aventara la puerta al entrar. En vista de que no divisaba a Viena en la sala común que por lo general frecuentamos me dirigí a su habitación. Lo que veía al haber accedido me confundía, ella no era de fumar y lo estaba haciendo. —¿Que carajos haces? ¿Desde cuándo fumas? —ante ese reclamo ella me miraba, sacando el cigarrillo de su boca y exhalando el humo para empezar a hablar. —Sabes que no lo hago, esta cajetilla la saque de tu habitación. —¿Qué? ¿Y si no fumas porque demonios lo haces? —argumente de mala manera para acercarme y arrebatarle el cigarrillo así como la cajetilla que estaba en la mesa de noche, con