- Supongo que tendrá más familia. Allí será libre de andar a sus anchas.- expresó con desdén Doña Lupe, dedicándole una mirada recriminadora a Mia. -Ni mi hija ni ninguno de los míos se van pa ningún lado, y hágale como quiera. – le respondió el padre que no estaba dispuesto a que lo siguieran amenazando bajo su mismo techo. Comprendiendo la magnitud del asunto y conociendo la reputación de los Patraca y que Erasmo y su hermano no se dejarían intimidar por nada, Amelia preocupada de que todo se pusiera peor, intervino para tratar de apaciguar los ánimos. -Por favor, tranquilos todos, cálmense. No tenemos por qué ponernos a pelear como perros y gatos, cuando todo lo podemos arreglar como la gente.- Dijo la anciana, levantándose de su asiento y colocándose en medio del campo visual entre