Después de tartamudear unas palabras, finalmente Mia pudo comunicarse mejor, era evidente que la presencia de la chica la intimidaba, temía ser demasiado torpe o ignorante en su presencia, pero una vez más tranquila la plática fluyó de maravilla. - ¿Conociendo el pueblo? – preguntó Mia con una sonrisa bobalicona sobre el rostro. - Si, además vine a surtir mi despensa, ya vez que no tenemos mucho que llegamos al pueblo y ya nos hacían falta algunas cosas. - ¿Y qué te parece Ojo del sol? – quiso saber Mia. - La verdad es un lugar muy bonito y agradable, pero sin duda lo mejor de todo es su gente. - respondió Danielle sin apartarle la mirada. En ese instante se acercó Agustín empujando su carrito de dulces. En cuanto Mia se percató de su presencia se disculpó y dio