La puerta se cerró bruscamente, Cristian caminaba hacia el escritorio sin pronunciar una sola palabra, no podía negar que sentía miedo estar a su lado. —¿Vas a robarte ese libro?— Preguntó mientras tomaba asiento en la silla de su escritorio. —No soy una ladrona, jamás lo he sido— Le respondí demostrándole que había mucha dignidad en mi. —Ja, pero si tu familia y tu a eso es que se dedican, les gusta robar— Una sonrisa sarcástica se posaba en su bello rostro. —No se porque razón dice eso, yo jamás he robado nada a nadie. —No importa lo que usted diga, lo importante es lo que yo sé y con eso me basta— Finalmente respondió. Me levanté lentamente de la silla con el libro en manos, me dirigía a la gran biblioteca que había allí pero antes de colocarlo en su lugar, la voz de Cristian me d