—Todavía no, tal vez —dijo EJ deliberadamente.
—¿Vosotros, terminasteis? —El jefe Hammond llamó desde la puerta—. Estáis a cargo de la limpieza de la cocina.
EJ gruñó, pero ambos se dirigieron a la gran cocina de tamaño comercial y comenzaron a fregar las ollas del almuerzo.
—Entonces, ¿cómo estuvo la cita de anoche? —EJ preguntó.
Cade esbozó una sonrisa.
—Un caballero nunca habla.
—Lo sé, pero estaba preguntando por tu cita.
Cade se echó a reír.
—La vi escabullirse al amanecer. Supongo que no fue una fiesta de pijamas inocente, con palomitas de maíz y sacos de dormir separados.
—Se puede hacer mucho con palomitas de maíz —dijo Cade con una sonrisa—. Especialmente del con las del tipo mantecoso.
—Está bien, Sr. Mujeriego.
—No me eches en cara esos nombres de la secundaria —dijo Cade—. Estamos en 2013, no son los días de North Salem High.
—Bueno, la chica que vi salir descalza era morena. ¿Qué le pasó a la rubia de principios de esta semana? ¿Y los zapatos de esa pobre niña?
Cade se encogió de hombros y dijo:
—Ella tiene tres compañeras de cuarto. Y probablemente otros zapatos.
—¿Entonces?
—Bueno, la morena de anoche es una de ese grupo de compañeras de cuarto. Entonces... supongo que no volveré a ver a la rubia.
EJ gruñó.
—Ey, podría estar equivocado. Depende de si es o no del tipo celosa.
—¿Cúal de ellas?
—Cualquiera de ambas, supongo.
—Sinceramente, no estoy seguro de si debería estar orgulloso o disgustado por tener a un hombre como mejor amigo. Y compañero de cuarto.
—Orgulloso, probablemente —dijo Cade. Hizo una pausa y fingió reflexionar en la distancia—. ¿Cómo está... eh ... Kelsey?
—Es Courtney. Y todo sigue igual, como durante el último mes. No todos tenemos una colección rotativa de mujeres. Algunos tenemos solo una. Y ella está muy bien. Todavía está ocupada con esas cosas de la doma...
—Todavía estás celoso de ese guapo entrenador de caballos, ¿eh?
—No estoy celoso. ¿Sabes? Estoy preocupado por la seguridad de Courtney .
—¿Temes que se resbale y caiga sobre su polla? Sucede. Ocurre con muchas chicas que conozco, de hecho.
—Ella no es así —dijo EJ y le lanzó una mirada.
—No lo sé, hombre. Cuando todos fuimos a ese bar la semana pasada, ella se mostró muy extrovertida. Con cada chico que había allí.
—Es simplemente sureña. Todas son así.
Cade asintió y fregó la olla. No quería decir más nada, pero no podía olvidar cuántas veces Courtney le había tocado la polla por encima de sus vaqueros, debajo de la mesa del bar. Cuando sus manos no estaban sobre él, lo miraba y le daba un claro mensaje: «Soy tuya si quieres». Cade sabía que no debía decirle nada a EJ. Habían transitado este camino antes. Todo lo que sucedería sería que terminaría siendo culpable por algo que nunca hizo. «Solo mantén la boca cerrada», se dijo.
—Esto es lo que me apetece ver. Hombres en la cocina. —Cade se volvió hacia la voz de Lily y le sonrió.
—Hola, Lily —dijo Cade.
—Hola. EJ, ¿tienes un minuto? Quería preguntarte acerca de esas becas del estado de Oregón, esas que has dicho que debería presentar una solicitud...
Mientras Lily interrogaba a EJ sobre las solicitudes, Cade la miró de reojo.
«¡Joder! Lily realmente floreció el año pasado», pensó. «Es una bomba». Su falda corta y sus Keds blancos eran la combinación perfecta para lucir esas largas piernas.
Cade sintió una punzada repentina en el brazo.
—Ey, tío —dijo—. Eso duele.
—Esa es mi hermana, amigo —le dijo EJ. Su voz aunque juguetona, transmitía una corriente por debajo que le decía a Cade que retrocediera de ese terreno.
Lily se sonrojó y se miró los pies.
—Ah, ni siquiera debería molestarme —dijo EJ—. Lily es demasiado lista para enamorarse de ti, bastardo. Se está guardando para su futuro esposo. ¿Verdad, Lil?
—Ummm —dijo Lily—. Chicos, vosotros sois raros. De todas formas, ¿has visto a papá?
—Probablemente esté en su oficina —dijo EJ.
Cade hizo todo lo posible por no mirarla mientras se iba, especialmente con los ojos de su mejor amigo sobre él, EJ lo golpeó de nuevo, más fuerte esta vez.
—¿Por qué no intentas pensar en la morena? ¿Sabes? Con ella tienes una oportunidad y no te matarán por liarte.
—En principio, quiero que sepas que soy irresistible para todas las mujeres.
EJ se rio entre dientes mientras escurrían los trapos y los arrojaban al cesto de las prendas para lavar.
Lily
2015
Lily se paró en el aparcamiento de su cafetería favorita y dejó que la lluvia le lavara las lágrimas. «Antigua cafetería favorita», se recordó a sí misma, pues fue donde Tim la había llevado para la primera cita. Y todo había terminado. ¿Quién salía con alguien durante tres años y luego la abandonaba así?
Buscó las llaves que tintineaban en el fondo de su bolso.
—Gilipollas —dijo en voz alta.
No podía dejar de repasar la última conversación. Cuando comenzaron a salir como estudiantes de primer año, Tim le dijo que estaba totalmente de acuerdo con que ella preservara su virginidad. «Creo que es genial», le había dicho él.
Sin embargo, los últimos tres años, Lily había empezado a notar que él estaba más atraído por quedarse con el trofeo —como él lo expresó— que por su moral y sus valores.
—Claro que quiero hacerlo. Llegado el momento —le había dicho Lily en numerosas ocasiones.
Simplemente no sabía cuándo y quería estar absolutamente segura al respecto, pues sabía que no era tan genial ni sexy mantenerse virgen, especialmente durante el último año de la universidad.
Pero a ella no le importaba tanto, y tampoco creía que le importara a Tim. Hasta que la dejó en el mismo lugar donde habían tenido la primera cita.
Ahora, estaba desconsolada.
—¿Lily? —saltó al oír la voz y levantó la vista. Cade se paró cerca de ella, empapado—. ¿Estás bien?
Ella se sorbió la nariz.
—Bien —le dijo. Esperaba que tanta lluvia disimulara el hecho de que, en realidad, lloraba.
«Te ves patética», pensó para sí misma.
—No te ves bien —dijo Cade.
—Mi... Mi novio acaba de dejarme —admitió Lily con los ojos bajos.
«Por supuesto, encima me encuentro con Cade, también conocido como el flechazo más largo de la historia», pensó.
—Vaya idiota —dijo Cade—. Vamos, sube a la camioneta. Te estás empapando aquí.
Cade la tomó del codo y la condujo hacia su Chevy azul celeste.
—¿No puedes encontrar tus llaves? —le preguntó mientras encendía la calefacción y se deslizaba hacia a su lado.
Lily sacudió su cabeza.
—No... no sé...
—Vayamos a mi casa —dijo Cade—. EJ tiene una llave de repuesto para la tuya, ¿verdad? Él no está en casa, pero estoy seguro de que podemos encontrarla.
—Oh, um... Está bien —dijo de acuerdo.
El viaje al apartamento fue rápido y, por suerte, tranquilo.
—Aquí tienes —dijo Cade cuando entraron en el pequeño piso de dos habitaciones, sacando una camiseta y unos pantalones cortos, ambos con emblemas del Departamento de Bomberos de Salem estampados en ellos, de la canasta de ropa recién lavada sobre el sofá.
—Gracias —dijo Lily y tomó las prendas con cautela.
Lily se cambió en el baño compartido y enrolló los pantalones cortos varias veces para que no se les cayeran.
—Oye, te ves bien en mi ropa —dijo Cade con un guiño cuando salió. Algo sobre la forma en que lo dijo la hizo estallar en lágrimas—. ¡Lily, lo siento! —él dijo—. No quise decir nada con eso.
Cade se levantó de un salto y la abrazó.
—¿Quieres hablar de lo que te ha sucedido?
La jaló hacia el sofá junto a él y apartó la cesta de la ropa. Lily se mordió el esmalte de uñas rosado.
—Él ... —ella comenzó con un suspiro—. No lo sé. Hemos estado juntos tres años, ¿sabes? Desde el comienzo del primer año. Y pensé: Dios, no sé lo que pensé. Que nos casaríamos, y todo eso. No es que hayamos hablado de matrimonio ni nada.
Lily podía oírse en sus divagaciones pero no podía parar.
—Y luego hubo... no lo sé. Había pequeñas cosas. Problemas, supongo. Señales, no lo sé.
Una parte de ella quería contarle a Cade sobre todo el asunto de la virginidad, pero su guardia se mantenía demasiado alta. Ansiaba un trago, solo un poco de coraje líquido para sacarlo todo de su pecho.
«Pero ¿qué pensaría si le pidiera una copa de vino de repente? ¿Vestida con su ropa?», pensó.
—Estás mejor —dijo Cade con una voz profunda que irrumpió en su lucha interna.
—¿Tú crees? —ella le preguntó y lo miró.
Los ojos color avellana de Cade se clavaron en los de ella. «¿Sabrá él? ¿Puede adivinar todo el asunto de la virginidad?».
—Claro —dijo—. El chico suena como un perdedor total. Además, eres lo suficientemente sexy como para tener a cualquier chico que quieras.
Lily se mordió el labio y miró hacia abajo. «¿Cade piensa que soy sexy?».
—¿Lo crees? —ella preguntó de nuevo.
—Absolutamente.
Lily se obligó a mirarlo de nuevo. Antes de que pudiera pensar o adivinar, inclinó la cabeza hacia arriba y cerró los ojos. No podía decir si ella cerró la distancia o él lo hizo, pero cuando sus labios estuvieron sobre los de ella, abrió la boca con entusiasmo.
Sintió las manos de Cade moverse hacia su cintura, el calor de sus palmas se quedó en la porción de carne desnuda entre su falda y su camiseta, entonces dejó escapar un gemido de su boca cuando él la levantó fácilmente sobre su regazo.
Cuando se sentó a horcajadas sobre él, sintió su creciente dureza al presionar contra la delgada tela de su ropa interior. Cade no necesitaba hacer mucho para levantar la corta falda. Cuando sintió el aire en la piel desnuda de su trasero, sus manos apretaron su carne.
Las manos de Lily se abrieron paso sobre el pecho de Cade, los músculos de horas de entrenamiento de bombero eran evidentes.
—Hace mucho que quería esto —le susurró Cade al oído mientras le mordía suavemente el lóbulo.
«¿Debería decirle?», ella se preguntó, pero él ya le había abierto las bragas con un solo tirón.
Cade le levantó su camiseta ajustada para exponer su sostén y bajó la tela de encaje. Cuando su boca se movió por su cuello y tomó un pezón firme en su boca, Lily soltó un grito. Sintió que su humedad comenzaba a empapar la mezclilla de los pantalones de él.
«¿Qué pasa si no soy buena para esto?», se preguntó, pero hizo a un lado ese pensamiento.
Lily no pudo evitar montarlo. En el momento en que escuchó el sonido de Cade abriéndose la cremallera, sintió un dolor profundo en su interior que rogó por llenarse.
—Estás tan mojada... —dijo Cade mientras probaba su apertura con la punta de su polla.
Lily se empujó contra él y sintió un pequeño pellizco cuando Cade la bajó más.
Pronto, ella se aferró a él, incapaz de tener suficiente. Cuando Cade la besó y le chupó el cuello, sintió una ola de calor que se acumulaba dentro de ella, la misma que solo había sentido antes sola.
—Córrete para mí —murmuró Cade contra su oído, y ella no tuvo más remedio que obedecer.
Cuando llegó al clímax, sintió un hervidero en su interior. La liberación que Cade le dio la llenó de una satisfacción que nunca antes había sentido.
Mientras la levantaba suavemente de él, una borrachera de sueño la invadió en la oscura tarde de Oregón que ya parecía casi noche.
—¿Y EJ? —preguntó Lily en voz alta, incluso cuando el sueño la alcanzaba.
—No te preocupes —dijo Cade mientras la acomodaba para acostarse él por detrás, en el sofá, el mismo sofá en el que se había sentado innumerables veces a lo largo de los años—. Se ha ido hasta mañana por la noche.
Entonces Lily finalmente se durmió con el fuerte brazo de Cade envuelto alrededor de ella.