10 Lily Lily abrió las puertas de la pastelería europea y fue recibida por el aroma familiar de los pasteles. —¡Lily! —llamó Renee desde una pequeña mesa al lado de la ventana. —¡Oh, Dios mío, estás tan bronceada! —dijo Lily mientras abrazaba con fuerza a su mejor amiga. Renee se sentía más delgada. Tenía el aire de Italia en ella, los vellos de su brazo estaban rubios por el sol extranjero. —No puedo creer que estés de regreso —dijo Lily mientras soltaba a Renee. —Bueno, más o menos —dijo Renee con una pequeña sonrisa. —¿A qué te refieres? —Dos strudel —dijo la mesera mientras deslizaba los postres en la mesa. —Digo… —dijo Renee mientras se sentaban y abría las gruesas servilletas de lino blanco— voy a regresar. —Pero pensé que solo era por un semestre —dijo Lily. Ella deslizó