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Cade
—¡Cade!
Podía escuchar las voces de la tripulación, se oían desesperadas, tosiendo, incluso mientras el fuego gruñía en su oído. Supo por instinto que cuando el suelo había cedido debajo de él, su tobillo se había fracturado. Pero la adrenalina lo hizo seguir, continuar moviéndose hacia la tripulación.
Se oyen como animales salvajes.
Incluso a través de las llamas, podía verlos. Tenían la misma mirada que había visto en tantos animales atrapados y esperando la muerte.
El año que pasó luchando contra los incendios forestales le había infiltrado todo el temor de los animales que había visto morir.
Pero ellos no eran animales.
Las voces de su tripulación lo asaltaban en su cabeza y se mezclaban con la sangre.
Eres un maldito idiota. ¿Qué importaba si tenía menos de un segundo
