Capítulo 6 – EXPULSIÓN

787 Words
Llevo un par de meses con la vergüenza de todo lo sucedido, Andrew me dice que no me preocupe, que son cosas por las que todo muchacho debe pasar, sin embargo, siempre me criaron dentro del pudor y el buen portar, así que siento que soy un delincuente. Una de las chicas con las que amanecí aquel día, va en la misma carrera con Andrew, es 3 años mayor que yo y constantemente me la cruzo por los jardines, me da pena mirarla a los ojos, siento que ella me busca a propósito para hacerme sentir mal. Mi padre aparentemente vendrá en un mes. Vamos a ver si cumple su promesa, nadie me llamó ni me escribió por mi cumpleaños así que más solo no puedo estar, mi única compañía es ese chico loco compañero de cuarto que tengo... Ahora sigo concentrado en mis estudios, en sacar ese título que tanto desea mi padre para que lo luzca en su oficina y alardee de tener un hijo doctor, graduado en una de las mejores universidades del mundo. Solo vive de apariencias, de una supuesta familia perfecta, intachable... Si la gente supiera toda la porquería que hay detrás de nuestro apellido, la historia sería otra. Ya no sé cuánto llevo aquí, ya no cuento los días, los meses... En una de tantas vueltas por el campus, me volví a encontrar con aquella chica, esta vez, no pude evitarla, pues cuando la vi estaba prácticamente encima mío. —¿Por qué me evitas? ¿Tan mal me porté? —No, disculpa es que sinceramente no recuerdo quién eres. —Eso no es problema, mucho gusto —extendió su mano, -Alexia Bori, soy de Argentina y tengo 20 años. Pude sentir mi cara arder, me sentí ridículo, aunque a mi favor diré que es muy bella e intimidante. —Cuando querás nos vemos para que me des algunas clases de anatomía —dijo en un tono bastante coqueto y se marchó. Soy un niño tonto... Continúo mi camino hasta llegar al cuarto, encontré a Andrew con una chica desnudos. —¡Ey! ¿Acaso papito no te enseñó a tocar la puerta antes de entrar? —Lo siento, -respondí bastante avergonzado, —Pero recuerda que ambos vivimos aquí, deberías avisar. —La corbata está en la perilla... Era obvio. —No te molestes, tal vez el chico no lo sabe, -Interrumpió la chica. —Deberías tomarte eo tiempo de explicarle ciertas cosas, o se lo tragarán vivo aquí. —Tienes razón nena, lo siento. Salí para que terminaran sus asuntos y fui a la biblioteca un rato, estando allí, mandaron a buscarme, mi padre había llegado. Lleno de guardaespaldas venía a ver cómo estaba "el orgullo de su vida", ya había hablado con el decano y los maestros, quienes me elogiaban y señalaban como el mejor de la promoción. —Hijo, me han contado que eres el mejor de tu clase -vociferó mientras se me acercaba a abrazarme, -y más te vale que lo seas o ya sabes que te espera -susurró en mi oído. Ni así estaba feliz con mi proceder; tuve que acompañarlo en el recorrido por el campus y pude ver su cara de desagrado al ver un grupo de artistas que estaban pintando en uno de los jardines. —¡Dinero desperdiciado en esos vagos sin oficio! —dijo mirándome de reojo, no sé si es mi impresión, pero creo que ya sabe lo de mis dibujos. Sin más, se despidió, esperaba razón de mamá o de mis hermanas, pero nada, simplemente se fue y la verdad, espero que jamás vuelva por aquí. De regreso a mi cuarto, había gran cantidad de gente, cuál fue mi sorpresa al ver que estaban registrando nuestra habitación y para mala fortuna, encontraron las drogas de Andrew... Un escándalo total, obviamente ambos fuimos llevados a declarar y él aceptó que las drogas eran suyas. Lo expulsaron... Yo me quería morir, la única persona con la que había congeniado se iba y yo no podía hacer nada. —No te preocupes muchacho, todo estará bien, aléjate del licor y las mujeres, dedícate a lo tuyo y no tendrás problema. En la puerta, con sus maletas listas a punto de partir, corrí hacia él y lo abracé, rompí en llanto... Ahora, estaré solo. —Eres como el hermano mayor que nunca tuve. —dije entre lágrimas, él sobó mi cabeza, me dio un beso en la frente y se marchó. Llevo noches sin dormir, ya me había acostumbrado a sus locuras y le tenía mucho aprecio, debo decir que me duele el alma, agradezco que nadie esté cerca para verme llorar, agradezco poder desahogar mi tristeza sin que nadie me llame "marica".
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