Al día siguiente me levanté a la misma hora con la misma rutina y las mismas manías, Megan y yo nos dirigimos a la escuela y luego fui al lugar dónde había citado a Robert, le he enviado la dirección y como no lo conozco, pero a su hermana sí. Lo cité treinta y tres minutos antes de la hora exacta, mi sorpresa fue que cuando llegue al lugar, él ya estaba ahí.
–Llegas media hora tarde –escupió al verme con la mandíbula tensa.
–Tú llegaste treinta y tres minutos antes –aclaré.
–No estoy para juegos. ¿Tienes alguna idea de lo que cuesta mi tiempo?
–¿Disculpa? –me crucé los brazos.
–Las personas pagan mil setecientos por hora para hablar conmigo y acabo de perder ochocientos cincuenta solo por esperarte aquí –su tono de voz es tranquilo, pero profundo a cualquier otra persona le hubiera intimidado, pero eso no va a suceder conmigo.
–Si fuera a tu oficina a pedirte un asesoramiento estaría de acuerdo, sin embargo fuiste tú quién solicito mis servicios y debido a tus antecedentes familiares o mejor dicho los de tu hermana de sus llegadas tarde a todos los lugares he decidido aplicar el mismo método a tí, por lo tanto, tú no tienes ningún derecho a reclamar y ahora que estoy segura que valoras tu tiempo tanto como yo lo hago solo puedo asegurarte qué esto no volverá a pasar –exclamé interrumpiendo su gran discurso, tomé aire y continúe –. Ahora que dices que tu tiempo vale demasiado mejor continuemos con la vista de la casa para que puedas ir a cobrarle los mil setecientos a otra persona que si le interese pasar algo de tiempo contigo.
Robert solo fijó sus ojos negros sobre mí y noté que su mandíbula se tensó, está enojado, pero parece que se quedará callado; para ser abogado debería tener mejores argumentos o al menos a mí nadie nunca me han ganado en una discusión siempre he sido demasiado minuciosa con esas cosas y justifico cada detalle.
–Esto fue lo que escogiste –señaló la casa frente a nosotros.
Es una casa de dos niveles, tiene un jardín frontal rodeado con una cerca blanca y la casa es de color blanco con ventanas azules tiene un aspecto familiar y doméstico además de modernos y lo más importante como dijo Astrid cuesta mucho dinero.
–Así es –le hice una seña para que comenzará a caminar conmigo, lo que hizo de inmediato y comencé a explicarle los detalles como el color blanco con persianas azules como las casas de las películas de comedias románticas que a Cloe le encantan, al entrar tiene un pequeño pasillo donde puedes dejar tus cosas y puedes abrir la puerta con tranquilidad de que las personas de afuera no verán nada relevante en su interior a excepción de un aburrido pasillo, le mostré las dos salas de abajo, la cocina bastante amplia, un baño para visitas y una habitación para oficina, luego subimos las escaleras y le explique la estructura de la casa conforme le mostraba las cinco habitaciones de arriba. Al terminar el recorrido regresamos a la salida de la casa y parece que vio a todos lados, me molesté un poco cuando de vez en cuando veía su teléfono como no dandole importancia a lo que decía y siento que estoy perdiendo el tiempo, pero se supone que debo tratarlo bien al menos hasta que firme y no lo vuelva a ver en la vida.
–¿Y bien? –finalice cuando le he dado toda la información frente al jardín frontal, no me gusta estar encerrada en lugar extraño o uno que no sea mi casa o la oficina.
–¿Por qué escogiste esta casa? –preguntó.
–Ya te lo explique.
–No puse atención al principio –encogió los hombros –repítelo.
Debo guardar la calma, respire profundo antes de hablar.
–El diseño es perfecto para Cloe porque parece una casa como de comedias románticas justo sus favoritas, tiene varias habitaciones bastante amplias para sus futuros hijos, además de un cuarto de servicio para la empleada y un gran jardín, es amplia y linda a ella le encantará.
–No me gusta –escupió tomando su teléfono y moviendo sus dedos en la pantalla.
–¿Qué?
–No me gusta –repitió –. La zona está demasiado cerca del centro de la ciudad y habrá mucho ruido.
–Pudiste decírmelo desde que te dí la dirección. – Me crucé de brazos.
–Supongo que tienes otras que enseñarme –levantó una ceja al verme después de guardar su teléfono en el bolsillo –. Al menos unas cuatro más y luego tomaré la decisión.
–¿Quieres ver cuatro casas más? –exclamé.
–Por supuesto o cómo voy a tener con qué compararlas –movió sus manos –. Ahora tengo que regresar a la oficina a trabajar, pero te veré mañana – se detuvo antes de llegar y giró de nuevo –. Y quiero ver unas del lado Norte, ese lugar es un poco más tranquilo, pero no olvides al menos una del lado Esté y Oeste para ver la diferencia.
Dicho eso entro a su auto y luego se fue dejándome sola con está estupida casa. No tardamos ni siquiera media hora aquí y ahora tengo el resto del día libre. ¿Qué se supone que haga ahora?
*
Regrese a mi pequeña casa y tuve que sacar los archivos que traje del trabajo para ver nuevamente las casas, no puedo creer lo que me ha hecho este idiota, me hizo mostrarle todo y hablar demás cuando desde el principio no le ha gustado, además que voy a tener que ir a lado oeste de la ciudad y seguro el gas para el carro me va a salir carisimo, no tengo idea de donde sacaré el dinero para eso, lo detesto. Termine de buscar dos casas más cerca del lado oeste y así tener que mostrarle mañana y tres más del lado norte, tengo la esperanza que será un solo viaje y no tendré que gastar tanto. Seguro voy a tener que aguantar su petulante carácter está semana y la siguiente volveré a mi cómodo escritorio.
Pasé por Megan a la escuela y me dí cuenta que trae el peinado diferente de como se lo hice en la mañana.
–¿Qué te pasó? –le pregunté al darme cuenta.
–Nada mamá –murmuró.
–Megan.
–Solo estabamos jugando con unas niñas y no me fije que se me alboroto el cabello –respondió.
–Nadie puede tocar tu cabello, Bubú.
–Lo sé, lo lamento –bajó la mirada.
Mi pecho se presionó porque creo saber quién es la causante de esto y no creo que haya sido solo un juego.
–Fue esa niña Tiffany –pregunté.
Ella solo asintió viendo a la ventana, apreté mis manos en el timón, es una niña más grande que Megan y la ha molestado desde el año pasado, noté el cambio cuando no quería salir de su habitación y ya no quería venir a la escuela, he intentado hablar con los maestros, pero por supuesto nunca pueden hacer nada quejándose que son muchos niños, si tuviera el dinero la tendría en una escuela privada, pero se supone que ellos deben hacer el mismo trabajo.
–No le digas nada a la maestra, por favor –habló de pronto –. No quiero más problemas.
Los ojos me ardieron cuando la escuché y decidí no decir nada el resto del camino, buscaré otra escuela para el próximo año, estoy cansada de esto. Quisiera darle la oportunidad que mi padre me dio de estudiar en una escuela privada, ahí no la molestarían tanto o al menos tienen un mejor control. Al regresar a casa comencé a limpiar la cocina, siento esa necesidad de sacar todas las cosas de la estantería y limpiar todo hasta dejarlo otra vez como estaba al principio.