Capítulo dos

2087 Words
En eso estaba cuando llego el tío Manolo y le dijo: —Te equivocas Gerardo, el familiar más cercano soy yo, y yo soy el que va a decidir que se va a ser tanto con los bienes de Carlos y mi hermana como de la niña. El tío Gerardo contesto: —Eso crees, pero tengo yo más derecho que tú, si tú eres un muerto de hambre. Mientras el tío Gerardo decía esto los demás se pararon detrás de él y mi tío Manolo le contesto: —Ja, ja, ja eso quisieras, pero en este momento no me voy a poner a discutir contigo, que eres una basura, licenciado actué por favor. El licenciado dijo de inmediato. —Gerardo según las instrucciones que dejo su hermano es que Manolo se haga cargo de todo. Mientras yo solo veía y no sabía lo que pasaba, solo quería saber dónde estaban mis papis, pero nadie reparaba en mí. Después los tíos hermanos de mi papi se dieron la vuelta y salieron, no sin antes amenazar a mi tío Manolo y decir maldiciones, tan luego salieron mi tío Manolo se acercó a mí que aún estaba en pijama, me abrazo muy fuerte, nos sentamos en las escaleras el me tomo de las manos y me dijo: —Que fue lo que paso anoche Reneé, porque salieron tus papás tan noche y tan apresurados cuéntame. Yo conteste: —Pero y mis papis donde están. Mi tío me dijo: —Primero dime que fue lo que paso anoche. Yo sorprendida y preocupada le conteste a mi tío. —Mi papi recibió una llamada y cuando contesto se sorprendió mucho y solo dijo “Vamos para allá de inmediato.” después llamo a mi mami al despacho, yo me quede en la puerta oyendo lo que decían y mi papi le dijo a mi mami “Manolo tuvo un accidente muy fuerte y está en el hospital.” mi mami empezó a llorar y mi papi le dijo, “Cálmate vamos al hospital a la mejor no es muy grave.”, ambos salieron del despacho mientras mi mami subió por su abrigo, mi papá me dijo que me iba a quedar sola y que me portara bien y fuera a dormir temprano, que ellos no tardarían y se fueron. Ya no supe nada hasta que desperté y oí voces en la sala, fui a ver a mis papás a su recamara, pero no estaban, entonces me pare en las escaleras y vi a los tíos discutiendo, eso es todo tío. —Reneé no sé lo que paso, yo no tuve ningún accidente, engañaron a tus papás para que salieran y cuando iban en la carretera rumbo al hospital un tráiler los envistió, el auto quedo desecho y tu mami murió de inmediato, a tu papá se lo llevaron al hospital, pidió que me avisaran y corrí al hospital si aún lo encontré el me vio y me dijo, “Manolo encárgate de mi niña y dile que la amo.” El tío Manolo empezó a llorar junto conmigo, se notaba que no lo había podido hacer, ambos lloramos durante mucho tiempo hasta que el licenciado se acercó a nosotros y le dijo a mi tío Manolo. —Manolo, esto no ha terminado, tenemos que hacer los preparativos. Mi tío se limpió las lágrimas, me vio con tanta tristeza que se respiraba al estar cerca de él, esa tristeza respiro profundo y me dijo: —Reneé tienes que ser muy, pero muy fuerte hija. Me vio, sus ojos refregaban en él la gran tristeza que sentía, no sé si por mi papá o mi mamá su hermana, o por mí. En eso se acercó Juana que se veía que también había estado llorando y me dijo: —Vamos Reneé tienes que cambiarte. Me tomo de los hombros y subimos la escalera, mi tío se quedó viéndonos hasta que subimos, se dio la vuelta y le pregunte a Juana. —¿Porque se va? Yo quiero que este conmigo, me siento tan sola. Juana me contesto llorosa. —Él también quisiera eso, pero no es posible, tiene que hacer los preparativos para el sepelio de tus papis, además no estás sola yo estoy contigo. Me abrazo y con ese abrazo quería trasmitirme su fuerza para que yo no callera, yo me sentía tan mal, yo pensé que el dolor que había sentido por mi abuela cuando se fue ese dolor tan grande tan inmenso que no se puede describir, no lo volvería a sentir, pero me equivoque, este dolor es aún más grande es irresistible, pero algo o alguien te ayuda a continuar, por momentos quería huir en mi mente de todo esto, quería encerrarme, en mi veía hacia el cielo y quería solo volar, perderme en las nubes y llegar hasta donde estaban mis seres queridos, mi mami, mi papi, mi abue, en un momento dado quise morir con ellos, huir de esta realidad tan dolorosa si ya me estaba perdiendo en una fantasía, en algo que ya no existía, me sentí tan cerca de ellos, juro que los veía, pero de repente ellos me vieron molestos enojados y recordé las palabras de mi abuela María, ser fuerte y continuar y luego pensé que no podía defraudar a mis papis y abue, me pare vi a Juana muy cerca de mi llorando y luego sorprenderse cuando me levante y le pregunte: —¿Que paso Juana? Ella me contesto con una leve sonrisa. —Te desmayaste, pero por un momento pensé que ya no despertarías, Reneé me asustaste mucho, no supe que hacer, solo llore y rece porque te quedaras con nosotros, por eso cuando te levantaste me sorprendí, pero mi sorpresa fue de felicidad. Después de decir esto se acercó a mí y me abrazo, después ambas nos preparamos para ir a la funeraria donde estaban velando a mis papás, estábamos por bajar cuando llego el tío Manolo por nosotras, nos fuimos y llegamos a la funeraria. Cuando me baje del auto me pare y vi el edificio de dos pisos muy ancho sin ventanas  y unas escaleras que llegaban a una gran puerta de cristales, subimos las escaleras, pasamos el umbral, caminamos por un pasillo, subimos unas escaleras y llegamos a otro pasillo, donde había grandes puertas de cristal y se encontraban personas que entraban y salían de las diferentes puertas, todas vestidas de n***o, una que otra se nos quedaba viendo a Juana y a mi nosotras no íbamos de n***o yo llevaba un vestido completo de palo de rosa y Juana uno de color gris, cuando Juana se dio cuenta que esto me llamaba la atención me dijo quedito nosotros somos ángeles y ellos son pajarracos negros, como los sanates, eso me hizo sonreír. Mi tío Manolo iba adelante como guiándonos, después entramos a una de esas puertas, había mucha gente, amigos de mis papis, vecinos y familiares todos de n***o y sonreí levemente al recordar las palabras de Juanita, pues todos ellos estaban vestidos de n***o, hasta los hombres llevaban trajes negros, mis tíos hermanos de mi papi estaba desencajados llorando y lamentándose. Mientras tanto cuando entre las personas se empezaron acercar a mí y a mi tío Manolo que estaba cerca de mí y Juanita, también yo estaba en medio de los dos cuando se acercaban me abrazaban y me decían que lo sentían mucho y la verdad yo pensé, y porque lo iban a sentir, si había gente que ni los conocía y el dolor que yo sentía dudaba que uno de ellos lo sintiera, el tío Manolo me tomo del brazo y poco a poco nos íbamos acercando a los ataúdes que estaban en el centro de la habitación, abriéndonos paso de entre la gente que nos daba el pésame, yo oía los gemidos de llanto de los hermanos de mi papá, ellos no se acercaron a nosotros. Por fin llegamos hasta donde estaban los ataúdes, cuando me acerque a uno de ellos no sabía de quien era, si de mi papá o de mi mamá, ambas cajas eran iguales, todo fue silencio, un silencio sepulcral, fue cuando sentí el edificio tan frio, tan indiferente, parecía una caja de la cual nunca saldrías, por primera vez sentí miedo, un miedo que me helaba la sangre, me acerque al ataúd y vi a mi mami, parecía que dormía, le toque el rostro y estaba tan fría un frio que traspaso mis huesos, si, mis lágrimas salieron sin yo sentirlas, pero me di cuenta que ella ya no estaba conmigo, que mi mami ya se había ido, después me dirigí al de mi papi, lo mismo parecía que estaba dormido, pero en él se respiraba una paz y tranquilidad que no podría describir, igual toque su cara, su frente y volví a sentir ese frio que cala hasta los huesos y con el sí llore y me pregunte porque no había contestación para esas palabras, y esa pregunta, también me di cuenta que mi papi ya no estaba conmigo. Me hice para atrás, mi tío Manolo que estaba detrás junto con Juanita que lloraba inconsolable, entonces me di cuenta que Juanita se había quebrado, la abrase y trate de consolarla y digo trate, porque en esos momentos no existen palabras para consolar a nadie, lloramos las dos. En eso entraron los de la funeraria para llevarse los ataúdes mi tío Manolo se acercó y me dijo: —Fue la voluntad de tu papá que fuera incinerado y en una sola urna estén los dos. Solo conteste: —Si tío, si él lo quería así que así se haga. Mientras los sacaban el tío Gerardo se paró rápidamente y dijo: —Que hacen a donde los llevan que pasa aquí. Manolo se acercó y le dijo: —Es la voluntad de Carlos que se incineren. —Pero que estás diciendo imbécil. En eso se acercó el licenciado y le dijo: —Si Gerardo y por favor evitemos escenas. Mi tío Gerardo dijo: —Y la niña que va a pasar con la niña. El licenciado le dijo: —La niña se queda con Manolo y también es la voluntad de Carlos Manolo, es el albacea de los bienes de la niña no sé, pero Carlos ya sabía que algo le iba a pasar porque ordeno que si moría de inmediato se abriera el testamento. Entonces el tío Gerardo me tomo del brazo, me paso con su hermano y cuñado, ellos a la vez me pasaron con las tías que me sacaron casi cargando, yo empecé a gritar asustada. —¡Tío Manolo, Juanita ayúdenme, por favor, ¡no me dejen! Mi tío Manolo intento correr para alcanzarme, pero el tío Manolo lo detuvo, ahí se hicieron de golpes para no dejar que el tío Manolo me rescatara, Juanita hacia lo mismo, trato de quitarme de las tías, pero una de ellas la tomo del pelo y Juanita empezó a golpearla. Mientras tanto a mí me sacaron de la funeraria, me subieron a un carro y me llevaron, yo no sabía a donde me llevaban, yo gritaba, pataleaba, manoteaba hasta que uno de los tíos me agarro me tapo la boca y ya no me pude mover, entonces empecé a llorar y poco a poco deje de resistirme, hasta que llegamos a una casa grande, entramos y ahí estaban dos personas mayores, yo no sabía quiénes eran, yo casi no conocía a la familia de mi papá, él siempre se opuso a que conviviéramos con ellos, el motivo nunca lo supe pero ahora me doy cuenta del porque estas personas mayores ya nos estaban esperando, la tía Laura me llevo a jalones ante ellos, me pararon justo enfrente la señora, me vio, casi me examino con la mirada, hizo una cara de fuchi y me dijo: —Como te pareces a Carlos, todo de ti me lo recuerda verdad Rafael. Se acercó, camino alrededor de mí, parecía que me estaba sacando una radiografía, después se volvió a parar junto a Rafael, él me vio y me dijo: —Como te pareces a tu papá y todo en ti me lo recuerda. Yo no decía nada, quería saber primero quienes eran, después se sentaron en la sala, la tía Laura me empujó hacia un sillón para que me sentara, también enseguida el señor Rafael dijo: —No sabes quienes somos verdad. Yo con timidez dije: —No. —Pues yo soy tu abuelo papá de tu papá y ella.
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