HORAS ANTES…
La llegada del boss a Colombia fue como se esperaba, el colombiano lo recibió con pompones, mujeres y licor.
La enorme alberca rebosaba de colores y burbujas junto a mujeres trigueñas y empoderadas que se adueñaron de las miradas de todos. Movimientos de caderas, hilos, y cabellos que desprendían olores frutales.
Mila espantaba a toda mujer colombiana que intentase acercarse a Giovanni.
—¿Te parece divertido? —se cruza de brazos con el mal genio bombeando sangre en su cerebro —Malditas mujeres.
Empieza a escupir insultos al aire y Giovanni parecía sin deseos de desatar el enojo de una demente enamorada.
—Como ves, estoy encadenado —se ríe tomando las caderas de Mila mientras habla a Newt —Pero cuál es tu excusa para estar sin compañía.
El cuerpo tenso de Newt ponía a toda mujer a una considerable distancia, era una clara advertencia de mantenerse alejadas. Había una que otra que se arriesgaba en el acercamiento y terminaba siendo ignorada o menospreciada.
Newt tenía ese encanto oscuro y juvenil con el cual uno soñaría. La castaña mueve las caderas a su lado bailando sobre un bikini que dejaba al descubierto sus glúteos y senos. Toda una belleza colombiana. Sin embargo, en la cabeza de Newt existían tantas cosas y ninguno de esos pensamientos era sobre la castaña semidesnuda.
—No te diviertes —se atreve a hablarle con voz sensual —Me dejas darte compañía —insiste al ver que es ignorada.
No es que no supiera divertirse, tenía un hueco en el estómago desde que llegó, algo no le cuadraba del todo y sentía una presión invisible en su cerebro que jalaba a su razonamiento a estar a la defensiva.
Se siente el ambiente pesado y no logra distinguir si es por la metanfetamina que se respira o los licores que reposan sobre el aire.
Un hombre no mayor a Giovanni se acerca con cautela hacia ellos, saluda a su tío antes de mirar hacia él.
—¿Es tu sobrino? —lo determina con algo más que curiosidad.
No era para menos, los Orlov antes de unirse a los Kozlov tenían negocios con los mexicanos, han sido enemigos desde que se formaron los cárteles.
—Escuche que una Orlov fue a México —insinúa con una seguridad que es apagada por la sonrisa maliciosa —¿Cómo les fue con eso? —le sigue una mirada nada agradable.
Newt le corresponde con la misma sonrisa mientras los gusanos le devuelven el estómago, le enerva ser señalado y sus hermanos eran una mancha imposible de borrar, si no fuera por Murphy creería que los genes de Lourdes solo procrea a puros retrasados.
El colombiano suelta una risita que hace que los orbes afilados de Newt lo determinen —La están teniendo difícil ¿Eh?
—Nada que no se resuelva.
—Un consejo —espeta el hombre encerrando a la mujer entre sus brazos —Los mexicanos no son de confiar.
—Nadie lo es —responde enseguida.
El capó bebé de su copa señalándolo con el índice que hace bailar con un gesto de aceptación a las palabras que dijo Newt
—Sabias palabras, niño. En este negocio hay que cuidarse las espaldas, incluso de tu propia sombra.
Más palabras veneno, algo que puso alerta Newt. El capo insinuó algo, algo que Newt ya venía sospechando desde su llegada.
—¿Hablaste con tu hermana? —espeta Giovanni, enseguida el hombre se retiró.
—No.
—Pues alzo —levanta de sus piernas a Mila, le palmea los glúteos —Trae las armas linda, esto se pondrá feo.
Mila asiente, se pierde entre las mujeres con tal desinterés que nadie sospecha la urgencia que llevan sus pasos.
No confiar en nadie, ser precavido y tener en cuenta lo peor es una ley de este mundo.
Se levantan con disimulo caminando hacia el boss, está del otro lado rodeado de mujeres en traje de baño. Chani parece a la defensiva y cualquiera supusiera que es debido a los celos de una mujer, más empieza a sospechar tanto como Newt.
En el momento que llegaron había rostros desconocidos, rostros que los observaban con odio y preocupación. Ese era su deber, ver, analizar y prevenir.
… … …
El teléfono suena tantas veces que la sangre empieza a congelarse en sus venas ¿Le pasó algo? ¿Por qué no contesta? Los escenarios empiezan a figurar en su cabeza como si de un disco se tratara. Regresa la llamada y sigue sonando sin señales de atender el llamado. Newt se pasa la mano por el rostro, el desespero lo pone inquieto, Pero debe fingir Calma, debe estar sereno aun si cada parte de su cuerpo tiembla bajo su piel erizada.
Marca el segundo número en sus contactos, el cual responde al segundo pitido.
—¿Dónde está Murphy? ¿Está contigo?
Arremete con la pregunta aun sabiendo que Fabiola no estaba con su hermana.
—No ha regresado ¿Pasa algo? —la voz de Fabiola sale silenciosa y con un tono vibrante —¿Newt?
—Sospecha solamente —responde luego del silencio que preocupo a Fabiola —Algo no anda bien, a la menor sospecha ya sabes qué hacer.
La llamada se cuelga y vuelve a llamar, esta vez a la única persona de confianza que está en Rusia.
—Necesito que te dirijas al little Garden —solicita sin dejar hablar a Ròse —Llévate a Murph aún sea arrastras.
No le da tiempo de reprochar al colgar la llamada, no quería que nadie sospechara de una llamada fuera de lo normal.
Los usuales boyevik que acompañan al boss estaban a su espalda mientras Caesar era rodeado por mujeres, mujeres que se morían por un poco de su atención.
El hombre frente a ellas era todo lo que deseaban aquellas golfas, los músculos se le marcaban sobre la tela de la camisa haciendo que perdieran la vista en ellos y el pantalón sujeto a sus músculos y a la pretina que parecía ajustada por cada movimiento las hacía salivar.
—¿Te gustan estas mujeres? —el colombiano apretuja el trasero de las mujeres —Son mi regalo para ti.
Caesar sonríe de lado —No te veo compartiendo —habla con serenidad —Creí recordarte mezquino.
—Jamás, no con usted mi Boss —sé galanía —Soy su más ferviente servidor.
Todo en su voz era un relajo nada agradable para Caesar, que apoco y soportaba el tono subido de su voz. El intento nada completo del colombiano por hablarle en un ruso corrido era fastidioso de escuchar.
—No sea así mi Boss, tómeselo con calma.
Tira a la chica sobre sus piernas, el rostro de la joven queda a centímetros de la suya y como era de esperar, las mejillas coloradas aparecen en aquel rostro femenino.
—Estoy para servirle mi Boss —la mujer baja la mirada avergonzada, se acomoda sobre su regazo con las ansias de ser embestida por aquel hombre que la sostenía como pluma. Pone sus manos sobre su pectoral y salta de un susto cuando su mano es retenida.
—No creo haber volado horas para divertirme en la cama con una niña.
Las cejas del colombiano se arquean.
—Y que esperabas —se burla —Una vieja.
—Una hembra —responde Chani por el Boss y el colombiano pasa sus ojos lujuriosos por su cuerpo mientras se ve a sí mismo embistiendo a Chani. Era una mujer que desprendían corrupción s****l, lasciva y atrayente.
—Lo admito —alza las manos —Si eres una hembra, una hembra a la cual rogaré por qué acepte un trago de este humilde ciudadano.
Labia llena de perversión. Chani determina al hombre, no era para menos, pero comparado con el Boss era una basura.
—No bebo.
—De acuerdo —dice algo decepcionado después de ser rechazado —Hablemos de negocios.
Toma lugar sobre la banca.
—Los rumores circular, Boss. Se dice que la pirámide te ha dado la espalda.
Caesar encoge los hombros.
—¿Y eso importa?
—Si cuando arriesgo mi pequeño imperio por usted.
El mini vaso de vidrio es estrellado con rudeza sobre la mesa, —Nada de rodeos, ¿Qué deseas?
—Nada —sonríe el colombiano —Mi cargamento y rutas son tuyas.
Caesar mantiene la máscara de imperturbable, sabía que era imposible algo tan fácil como eso. No con estos tipos que eran peores que carroñeros hambrientos por poder y hambre de grandeza.
—insisto —dijo con voz tenue.
El colombiano se inclina sobre sus rodillas —Si insistes —dice lleno de sarcasmo —Estoy buscando a alguien, una mujer —Caesar suspira con desinterés, —Tengo una deuda con esa chica, se llama Fabiola Morrison y tiene algo mío y lo quiero de regreso.
—No creí que te fuera difícil atrapar a un solo ejemplar —se burla Chani —No aparentas estar lleno de fracasos.
—Ya verás que no es fácil, hay otra chica… —hace una pausa pensando en como describirla —La esconde y demasiado bien.
—Parece de peligrosa belleza. —Vuelve a interrumpir Chani.
—Es usted muy conversona o solo te gusta interrumpir, silencio querida.
Se ofende más guarda silencio cuando Caesar la observa con una clara orden de callarse.
—Bien, Pero tendrás que dar más información que solo el nombre.
—Fabiola, tiene una niña no mayor a 5 y suele cambiar de dirección a menudo.
Caesar piensa seriamente si el colombiano es idiota o que. Esa información es algo nada comprometedora. De igual manera acepta.
El colombiano empieza a detallar su segundo pedido —Tú serás mi regalo de una noche. Cómo una ofrenda del boss.
Chani pierde el aliento con esas palabras, nunca ha estado con nadie más que no fuera Caesar. Sabía que debía hacerlo, no tenía opciones, no podría rehusarse, no con la situación actual de la bratva. Si deber si imponía sobre ella y aunque ya había aceptado el destino que amparaba esa oscura noche, una parte de su más frágil ser deseo que Caesar rechazará esa oferta.
—Algo más —espeta el Boss queriendo salir de ese lugar —Si no hay nada más.
Se levanta de su lugar y el colombiano
Lo sigue.
—Hay algo más. —dijo el colombiano con voz frágil, casi un susurro se inclinó hacia delante —Tengo información sobre el cuervo; y sobre Dante.
Caesar vuelve a su sitio y esta vez Gio se pone a su lado. El colombiano toma aire con molestia —Tuve que vender tres de mis rutas a la DEA. Las vendí por información.
—¿Por cuál información? —cuestiona Gio —Te dieron algo útil, supongo.
—Dante y Cipriano —se encoge de hombros —Están detrás de una mujer, una mujer de tu clan —señala a Newt que está por detrás de Gio.
Se tensa, ambos se tensan.
—Y por qué está detrás de ella —ruge el Boss de inmediato —¿Qué interés tienen sobre ella?
Algo en su pecho ardía en rabia.
Vuelve a encogerse de hombros —Nadie lo sabe, pero Cipriano tiene una obsesión por ella.
—¿Obsesión? —ruge confuso —No recuerdo haber escuchado de esto.
La mirada acusadora para del colombiano hacia Gio.
—Admito no estar enterado de eso.
Esta vez las miradas recaen sobre Newt. Ante aquellas miradas, Newt aparta la mirada hacia el colombiano y es suficiente para que ambos rusos sospechen de su discreción.
El pecho del boss empieza respirar llenándose de enojo y odio, podría estrangular a cualquiera ahora mismo y lo único que hace es girarse a mirar al colombiano buscando más respuestas. Respuestas que Murphy Orlova le oculto.
Su vida privada es suya, pero temas tan importantes como estos ponen a toda la bratva sobre un fino hilo tenso.
Esta información hace que Newt esté más confuso que antes. Su hermana era un tornado de secretos y aunque la obsesión de Cipriano no era una de ellas, también sabía que de un día a otro este ser despreciable dejo de perseguirla.
Él creyó que era por qué su obsesión había menguado, Pero Murph siempre dio a entender lo contrario. Siempre estaba a la defensiva, temerosa y filosa, vivía al filo de la navaja esperando caer al precipicio.
Si la obsesión de Cipriano no ha menguado, ¿Qué es eso que lo mantiene a rayas? ¿Dante sabía sobre eso? Supongo que sí, después de todo, Cipriano era su padre.
Tal vez se trataba de Dante, él podría ser quien mantenga a Cipriano alejado.
Un grito hace que los boyevik se interpongan entre el Boss y los demás.
Una descarga de balas y casquillos hace que las mujeres en la alberca corran como dementes cubriéndose de las balas.
La pared de cristal se revienta cuando Mila aparece rodando sobre el cristal roto. Se levanta con un movimiento preciso que demuestra sus años de entretenimiento.
Una mujer en tanga se lanza sobre ella sujetándola con fuerza.
—Estás arrestada —intenta decir y queda a medias cuando el codo de Mila se estrella contra su labio haciéndola callar de golpe.
—Jódete perra —la oficial intenta recomponerse y es tirada al suelo y todo se oscurece cuando Mila suelta la descarga de balas sobre su pecho —Ve a arrestar al diablo, enferma del demonio.
Escupe sobre el cuerpo inerte.
Newt tomo al colombiano estrellando su rostro sobre el pavimento —¿Nos delataste? —Le apunta con el arma que le lanza Mila —¡Responde! —lo golpea con el mango abriéndole una brecha.
El colombiano no responde y sin dudas o piedad el menor de los Orlov quita el seguro del arma dispuesto a terminarlo, estaba furioso y no quería escuchar palabras de nadie.
—Debiste quedarte callado —le susurra —Mami no te enseño las consecuencias de ser un puto hablador.
Lo sujetan con fuerza por detrás lanzándolo sobre la alberca, se sumerge sobre el agua y al salir un hombre le pone una placa en la cara.
—Agente Dawry —otros dos oficiales lo sujetan —Estas bajo arresto por…
No culminan antes de ser embestidos con una lluvia de balas.
—Jodido viejo —se queja poniéndose de pies al ver del otro extremo a Giovanni descargando la ametralladora —¡Casi me matas!
Gio suelta la ametralladora cuando las balas se acaban —¡Ha! ¡Lo sabía, si viste esa película!
—Como sea —Newt corre entre los heridos lanzándose por detrás del muro donde se refugian los demás, recarga y vuelve a correr.
Caesar blanquea los ojos al estar frente a tío y sobrino, se libera los botones ajustados de la camisa, le pasan la mini uzi que recarga con rapidez, metiendo dos los pesados cartuchos sobre el bolsillo del pantalón. Vislumbra a Chani que pelea junto a Mila del otro extremo suyo.
—La quiero viva —ordena al ver a la oficial de policía que está bajo Chani, esto fue planeado y aun si tenía que despellejarla viva encontraría al traidor.
—Se acercan más —grita Claus —¡Retirada!
El Boss mueve las manos en círculos y todos los boyevik comienzan a retroceder dejando a los colombianos atrás.
Pasa al lado de Newt que cubre la retirada junto a Claus y Gio.
—El colombiano vive —le dice con firmeza —¡Entiendes! Vivo —recalca —O asumes la responsabilidad.
Newt aparta la mirada, cosa mala de un Kozlov y un Orlov es ponerse en un escalón por debajo del otro.
Para Newt el respeto se gana y por ahora no respetaba al boss.
Claus responde la llamada que le entra mientras dispara hacia las columnas donde se refugian los guardias.
—¡Ahora no! —grita haciendo el intento de colgar, más todo se queda en silencio al escuchar lo que dice Glev detrás de la bocina del teléfono —¡Qué mierdas dices!
—Que más claro necesitas entender.
La voz de Glev se impone sobre el tiroteo en la cual está el boyevik.
—Boss, su hija…
Es lo único que logra decir antes de que una bala le roce el hombre. Lo suficiente para que Caesar maldijera con la ira rompiendo sus venas.
Descarga la mini uzi sobre los oficiales cruzando al lado de su más leal boyevik. Hace presión sobre su herida.
—¿Puedes andar?
—Si mi Boss.
—Bien, Ilaya está en Rusia, que saque a Sasha de ese lugar.
La vanguardia empieza a alejarse y Claus hace la llamada mientras el Boss sube a una de las camionetas negras en la cual llegó.
Su ira no se debía a la traición o la emboscada, se debía a todo lo que representa el estar indispuesto. Creían poder jugar con él y eso lo enfurecía de mil maneras diferentes.
CONTINUARÁ…