IX

2348 Words
MURPHY. Siento que el mundo me da vueltas, la cabeza me gira en dirección contraria queriendo reventarse. Posiblemente, termine en un coma etílico. Newt me dio a beber como una demente y supongo que le seguí el juego para olvidar los recuerdos llenos de sensaciones que dejó el Boss. Decidí dejar de lado nuestros problemas personales, no sé qué depara mi destino en la bratva y lo último que quiero es tener una enemistad con el boss. Aprovecho la mañana para ejercitarme. Después de tanta insistir de parte de Newt y Gio decidí mudarme a un área urbana más cerca al palacete Kozlov. El gym está a una cuadra de mi nuevo departamento, lo cual me resulta factible para moverme, esta mañana me siento particularmente alegre. La mudanza llegó anoche y gracias a dios mis pertenencias están en orden. —¿Quiere más? —cuestiona Fabiola —Debe alimentarse adecuadamente. —Lo tengo en mente —le aseguro y ella niega con la mirada sabiendo que suelo saltarme las comidas —Lo digo en serio, fab. —Si usted lo dice le creo —se gira a la cocina y Rū aparece en mi campo de visión, lleva puesto un uniforme con su corbata y las medias a la altura de las rodillas. —Me veo bonita —me pregunta con felicidad —Estuve practicando mi ruso y déjeme decirle que soy una experta. Para tener tres años habla hasta por los cuernos. Comienza a hablar en un ruso fluido y aplaudo su audacia. La estoy entrenando como políglota y es estupenda. —Vasta Rū déjala comer. Le hago muecas con la nariz y la pequeña hija de Fabiola sonríe angelicalmente tomando lugar para desayunar. —Cambie las tarjetas —le hablo a la madre —Las otras serán canceladas, usa las nuevas para las compras. —Tranquila, puedo comprar con mi dinero. —Nada de eso —la detengo —Estás ahorrando para una nueva vida con Rū no desaproveches mi gentileza. Baja la cabeza y me bebo el contenido del vaso viendo la hora que marca más de las 10. —Fab, sé que no te gusta que pague por todo —me levantó palmando su hombro —Pero déjame hacerlo a mi modo ¿Estamos? Asiente nada convencida. Le doy un último vistazo y sigo convencida que el mundo es una mierda. Conocí a Fabiola en el tapón de Darién, solo era una niña de doce que se encontró emigrando a una nueva vida, su familia no lo logro, pero ahí estaba yo, la encontré convaleciente, tirada a la orilla de un río, sin ropa y abusada. Logro salir de ese lugar, Pero resulto que la vida le jugó sucio, pues una semana después se dio cuenta del embarazo. ¿Cómo le dices a una niña que fue violada, que ahora debe dejar de ser una niña y convertirse en madre? Quise ayudarla, pero es tan terca que insistió en trabajar, ya que me es imposible los deberes del hogar, es ella quien se encarga de esto mientras cuida a su hija y estudia al mismo tiempo. Respeto a las mujeres que se levantan y luchan contra todo pronóstico. No cualquiera entiende que el mundo no se detiene por tus lágrimas y que las personas no lamentan tus pérdidas. Admito que Fabiola es más que mi empleada, mi amiga o aquella niña que rescate. Es quien lleva mi confianza en sus hombros y eso la hace importante. Es la única persona que sabe toda mis andanzas y sabe mis secretos, aquellos que harían arder al mundo de ser descubiertos. Ya en estacionamiento acomodo los guantes de cuero n***o, cuando Fabiola aparece agitada. —Olvide… Olvide preguntar por el CPV. Ya somos dos. —Lo resolveré cuando regrese —le hago saber, ya voy tarde y no quiero disputas con el Boss —Comienza a buscar lugares disponibles. —¿Para todo? —Sí, que sean lugares indicados. Me coloco el casco, disparo a toda velocidad por la carretera interamericana, entrar a los terrenos del palacete es como pisar tierras oscuras. El frío me tiene harta, no soy persona que soporte temperaturas altas y lo peor es tampoco soportar el clima árido. Prefiero un clima intermedio donde no se me congelen las tetas o sude como una maniaca. —¿Nombre? —cuestionan en la entrada de la propiedad, son dos animales de más de dos metros con cuerpos anchos y esculpidos. —Murphy Orlova. Se miran entre sí y uno de ellos extiende su mano para que muestre el tatuaje. Me exasperan, no tengo tiempo para esto. Con cólera me bajo de la moto, bajo la cremallera de la cazadora negra, quitándomele y alzando mi blusa en la espalda. —¿Contentos? —Lo siento —se disculpa uno —No la conocíamos y debíamos asegurarnos. No los juzgo por hacer su deber —Entonces ¿Ahora si me conocen verdad? —los miro a la cara —Apréndanse mi rostro —les sonrió quitándome el casco que todavía tenía puesto. Uno de ellos aparta la mirada con disimulo. Tierno. Sé lo que soy, lo que me cargo, no soy de proporciones grandes, Pero soy fina y tengo el tamaño perfecto en todos lados. —¿Cómo te llamas? —le digo al chico que parece esconder la mirada, tan grande y penoso. Duda y responde “Morad” No es nombre ruso —Eres turco ¿Verdad? Asiente irguiendo la espalda, humecto mis labios apartando la mirada. (Me sirve) Siempre es bueno tener fichas a tu disposición. Vuelvo a colocar el casco adrentandome dos metros a dentro, curvo los labios silbando para alargar la arquitectura de la mansión frente a mí. Metros por cuadrado de una mansión moderna con aire cultural. Preciosa. Nunca había visto este lugar, las veces que vine con Viktor fue a la mansión secundaria. La que está frente a mí es la principal y es donde se aloja el Boss y su familia más cercana. La secundaria es una locación menor, formal y donde trabajan los interinos. Me quedó callada al ser recibida por una hembra de caderas anchas y senos voluptuosos. Me observa como si fuera indigente a la cual debe ignorar. Me cuido la espalda, la bratva no tiene personas inofensivas, estás mujeres, aprenden la lucha desde niñas y pueden causar problemas si se ensañan conmigo. —¿Dejarás eso hay? —me dice alzando una ceja —El boss odia… —¿En dónde debo dejarla? —la interrumpo —Si me dices no vuelve a pasar. Suspira profundamente antes de gritar el nombre de alguien, una chica de menos de 18 años aparece cargando unas cadenas en los pies. A pesar del frío, lleva los pies descubiertos y ropa delgada. —отвези мотоцикл на парковку —le ordena y la chica toma las llaves caminando sobre la nieve. (Lleva la moto al parking) Me adentro en la mansión dejando que la señora me guíe. De camino me topo con muchas personas, algunas me ignoran y otras me saludan con un movimiento de cabeza. Se escucha los gritos de una niña y el berrinche que hace, odio los niños molestos y groseros. Sigo mi camino esperando que el Boss me reasigne como una Krysha externa y no interna. Aquí los Krysha cumplen dos funciones, aquellas que cuidan las espaldas de los negocios y aquellos que asesinan por el bien de la hermandad. Toda mi vida fui la dos y prefiero seguir siéndolo. Quitar una vida no es lindo, pero acostumbrarse a ver al ángel de la muerte sobre tu hombro, te da una perspectiva diferente de la vida. La hembra toca antes de entrar y segundos después me dejan arribar en el consultorio. El aroma a madera me enciende el cuerpo, el mafioso de mierda está sobre su escritorio, la chimenea está encendida manteniendo todo cálido. El hermano menor del boss se levanta de su puesto viniendo hacia mí. —Soy Ilaya —me extiende la mano —Lamento lo sucedido en el juicio, no era nada personal. —Murphy —le respondo con sequedad —Orlova —recalco el apellido. —Es el underboss —me dice Lya a la espalda del boss —Él será tu jefe. —Entiendo, será un gusto trabajar para… —¿Quién decidió eso? La voz del boss me hace soltar la mano del underboss y verlo a él. Lya parece igual de confundida y alterna la vista entre nosotras. Hago cardio mental para no perder mi paciencia, saco el pecho colocándome en una de las sillas frente al escritorio. —¿Y qué tiene el Boss dispuesto para mí? Su sonrisa me dice que nada bueno. —Te encargarás de Sasha. ¿Sasha? El underboss se cubre el rostro como si supiera el desastre que acaba de accionar su hermano. —Sasha ya tiene… Lya intenta reprochar, Pero el Boss la calla de inmediato. —No será algo definitivo, tendrás tu puesto de interina. ¿Qué? —Me niego, soy externa, nunca he trabajado de interina. —Pues aprende. —Lo haces a propósito —me levanto del puesto —¿No es así? —No, solo aprovecho tus habilidades para algo que nadie más puede hacer. Maldigo el día que dije que era buena en todo (bueno no es mentira) —¿Y qué es eso en lo que todos fracasan? —Cuidar y proteger a mi hija. ¿Eh? Sabía que tenía una hija, pero nunca intenté investigar sobre ella, simplemente me es indiferente el asunto. —¿Tengo rostro de ser niñera? —lo cuestiono, acaso cree que no sé lo que hace —Me agrada mi libertad y odio tener que llevar niños conmigo. —Ya te dije que es algo temporal, Sasha tiene sus guardias —se encoge de hombros como si no fuera nada —Pero, no está de más tener alguien con tus habilidades ¿Verdad? ¿Me está tomando el pelo? —Lo haces por qué quieres mantenerme vigilada o es una manera de joderme —vuelvo a tomar mi puesto —Lo que sea, lo haré, más no pienso ser su niñera, si quieres que alguien le cambie los pañales consigue a alguien dispuesta. —Mi boss —interrumpe Lya —No creo que sea correcto, Murphy es una Orlova… Una mirada del boss la calla de golpe y ella me asedia con la mirada fúrica. Alzo una ceja extrañada ¿Y ahora que le pasa? La puerta se abre sin pedir permiso dándole paso a Chani que observa a todos los presentes. Lya se mueve para darle su lugar a Chani junto al boss. La hembra le dice algo al oído y el Boss se levanta de su puesto. —Curam sui —le ordena en latín al underboss dejando la habitación junto a sus dos mujeres. (Encárgate de ella) —Bien, te daré el recorrido —me dice el underboss —La cocina —señala en la dirección contraria a la oficina —No entres, la Señora Regís está a cargo de todas las cosas y es muy tediosa cuando se lo propone. Me dice dónde están las habitaciones, los lugares donde no debo entrar, me muestra cada rincón del palacete incluido el cuarto de suministros. —Y por último —abre la puerta —La habitación de Sasha. La niña de cabello rojizo se levanta recibiendo a su tío con los brazos abiertos mientras a mí me observa con desasosiego. —¿Es tu nueva novia? —le reprocha —No la quiero en mi casa. —No me molestaría eso —juega el underboss —Pero no lo es, ella será quien se encargue de ti. —¿Qué? —se indigna la niña —Peri acabo de deshacerme de la antigua niñera. El tío se apresura a taparle la boca —Solo bromea —me dice —Le gusta jugar con… —No miento —me dice parándose frente a mí, no es más que una pequeña que no me llega ni a las rodillas —Tres muertas —señala con los deditos —Me molestaban y les pedí al boss que las eliminará —se vanaglorió. Me hace reír, me inclino antes ella y ella retrocede como si le fuera hacer algo —Uno; no soy tu niñera. Dos; soy quien se asegurará de que nadie te abra el estómago o corte la yugular ¿Entiendes? No sé qué le pasa a esta niña, Pero algo en sus ojos se alumbra y asiente rápido jalándome del brazo. —Ven, te mostraré mi colección —me dice y por alguna razón me imagino una colección de ojos o uñas, que sé yo. Pero me enseña una colección de muñecas de cerámica demostrando que es una niña más. Por el material se nota que son caras. —El boss me las compro, sabes, es de un artesano famoso de Irlanda… Empieza hablar sin parar y empiezo a arrepentirme de aceptar. Pensé que sería fácil, después de todo estoy a la deriva sin decidirme a dónde ir. Y cuidarle la espalda a una mocosa no sería nada difícil y me daría la oportunidad de entrar y salir del palacete principal. —Están en buenas manos —se ríe underboss —Murphy, recuerda que esto será temporal, tus deberes serán asignados en el distrito rojo. Intento detenerlo, Pero cierra la puerta antes de que pueda protestar. Maldita seas ¿Por qué el distrito rojo? —Oye —la niña llama mi atención —¿Te gustan las películas de terror? La miro crédula —¿Quién eres el alma gemela de Gio? Ladea el rostro sin entender. —En fin, conozco unas muy buenas —hago uso de las películas que Gio me ha obligado a ver —¿Cuáles prefieres? —Me gusta cuando el asesino mata a todos —lo dice con tal inocencia que pareciera que no dijera nada fuera de lo normal. Creo que está mocosa, me sacará a relucir muchos problemas. CONTINUARÁ…
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