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3056 Words
♟️ CAESAR. Cruzo las aceras y los escombros, el humo n***o se expande por el aire y los pedazos de vidrio centellean en el suelo, la fosa está derrumbada y los heridos siendo auxiliados. —Dos de las fosas fueron atacadas —me informa Giovanni agitado por la ira—destruyeron los hornos. Las fosas atacadas pertenecen al little garden, es obvio que está furioso. Los boyevik hacen hileras de seguridad mientras los demás recogen el desastre de los cuerpos sin vida. Me despojo de la gabardina acomodando las mangas sobre mi codo. Me entregan los planos de los fusiles que se han retrasado debido a la intromisión. Eran parte del encargo de los ingleses. —Contacta a los ingleses y haz cambio de armamento —le ordeno Dominik —Advierte sobre el retraso. Tomo todo bajo mi mando. Me entregan la lista de las demás fosas. —El little garden trabajará con High Garden para cumplir con el pedido —le hago saber a Giovanni —Si no tienen todo listo para antes del martes, tomaré sus cabezas. —Así será mi Boss. Malditos sicilianos, joden hasta el puto cansancio. Que subestimen a la bratva significa que creen que pueden jugar conmigo. En esta guerra todos están sobre una delgada línea. El honor, la victoria, la vida y todos los que representan el apellido Kozlov están en juego. No me dejó pisotear por nadie, ni por los sicilianos, ni por los miembros de la justicia. Partida de idiotas, ¿Que se creen al atacar mis terrenos? La bratva estaba desde antes de que ellos supieran lo que era caminar y no caerá bajo mi mandato. Camino a mi oficina con el remolino de ira dando vueltas en mi cabeza. Dante cree que tiene el control sobre mis terrenos, mi gente y mi armamento, más equivocado no puede estar. Los juegos de palabras no están permitidos en estos momentos y que Keyla Orlova me espere sobre el escritorio, me enfurece ¿Quién mierda la dejo entrar? —¿Estás de mal humor? —empieza —Caesar, no estoy aquí para discutir —sigue al ver que no le respondo —Solo vine para advertirte sobre Murphy. Detengo el paso. ¿Qué pasa, que todos parecen tener ese nombre en la boca? Respiro para no callarla a tiros —¿Acaso no es tu hermana? —me centro en acomodar los planos sobre el escritorio. —Solo digo que no es de confianza. Claro que no lo es. Pero es más útil que todos los Orlov juntos. Exceptuando al hijo menor de Viktor. —Si sabes que tiene algo con Dante. ¿No? Keyla es como un roedor, su chillido es asqueroso y su aspecto deplorable. —Sé todo lo que necesito saber de tu hermana —le afirmó —Si eso es todo, márchate. —No me trates así, —reprocha, y la paciencia emigra a mi cabeza—Antes de ser tu futura mujer, era tu amiga ¿Lo olvidas? Ya quisiera poder olvidarlo. —Está bien —le doy la palabra —Da tu advertencia y piérdete. No le agrada como le hablo, más respira hondo y prosigue con sus quejas. —Murphy no es una Orlova, desde niña siempre arruinó todo, —eso último le salio con rencor —Debió haber muerto, Pero regreso y ahora… La puerta se abre dándole paso Dominik, el consejero de la bratva nota el ambiente y decide sentarse a esperar. Keyla se queda en silencio cuestionando si no tengo intenciones de echar al consejero. —Prosigue. Niega con la cabeza y me mira nada contenta. —Ella no le teme hundirnos a todos —acusa sin desdén —Estoy segura de que trabaja para Charles. Escuchar el nombre de ese cuervo me revuelve todo. Alzo la vista hacia la mujere enfrente, es hermosa, rasgo de familia, no obstante es tan molesta que todo la belleza no salvaría de ser asesinada por cualquiera. Que tenga la osadía de vender a su propia hermana me hace preguntarme si es tonta o estúpida. Supongo que es leal. Nota mi poco interés en el asunto y dirige la mirada al consejero. —Dominik ¿Ilaya no te dio un teléfono perteneciente a Murphy? Aquella pregunta es desesperada, como si esperase que hubieran pruebas para hundir a su hermana. Dominik se levanta asintiendo a la pregunta. —No hay nada, boss. —Eso es imposible. —reprocha rápidamente inmiscullendose en sus pensamientos. Dejo escapar el aire que me comprime los pulmones. No tengo tiempo para esto. —Imposible es que me hagas perder el tiempo con tus disputas familiares. Se encoge en su puesto regañada. —Dile al inútil de Lev que lo quiero a más tardar mañana aquí o puede irse a coger con los sicilianos en el infierno. —Lev… No está. —Ya lo sé, y por eso te pido que le adviertes que tiene hasta mañana. —la voz me sale sarcástica, más es una amenaza clara. Divaga mirando a otro lado, como si no supiera las andanzas de Levy Orlov. Solo es un estorbo con adicciones, que solo piensa en fornicar. Viktor Orlov debe estar revolcandose en su tumba al ver que su legado fue a parar en manos inservibles. —Tenemos asuntos urgentes —informa el consejero, cubriendo la presencia de Keyla —Dante Cassano está firmando alianzas con los turcos y los capos en México. Otro dolor de cabeza. Lo que Dante quiere son las rutas de narcotráfico de los capos y las conexiones de los turcos. —Otero, llamo hace unas horas —informa sobre la llamada del colombiano —También intentaron hacer negocios con él, pero se mantuvo de nuestro lado. ¿De nuestro lado? Me sale una rosa amarga. Los clanes están divididos entre aquellos que quieren poder y los que no quieren perder poder. El colombiano sabe sus trucos. No espero nada más que una negociación sobre los acuerdos que ya habían sido pautados. Los turcos, los mexicanos, el clan serbio y los árabes. En resumen: las rutas, las armas, las drogas y trata de blancas. Está formando un cúmulo de clanes para formar un imperio. Sin embargo; los árabes nunca serán mejores fabricantes de armas que nosotros y los mexicanos jamás superarán a los colombianos. —Puedo ayudar, conozco a Gonzalo desde niña —habla Keyla sobre el mexicano —Solía tener buena relación mi padre, seguro y recuerda el apellido Orlov. Cierto. Gonzalo le daba las rutas a Viktor. No le agrado cuando lo reemplace por el colombiano. —¡Hecho! —lo apruebo dejándola estoica en su puesto sin creer que deposite mi confianza en ella —Iras a México y pondrás a la escoria de Gonzalo de nuestro lado. Se levanta casi saltando de felicidad. —No te defraudaré. Sale de mi oficina estrellando la puerta de felicidad. Dominik me observa fuera de sí —Es imposible lo que le pides. Por supuesto. Keyla no le inspira una gota de confianza ni a una mosca. Pero es mejor que tenerla rondando mi oficina. —En todo caso, solo nos regresarían su cabeza. —culmina el consejero. —Esa es la mejor parte —afirmó —Déjala ir a probar su valía. Niega con la cabeza y sonríe pasándome los documentos que lleva en la mano. No puedo deshacerme de ella por mis propias manos, Pero si muere intentando probarse, nadie refutará su muerte. Paso el día resolviendo el desastre causado en las fosas, Chani masajea mi sien mientras Lya se traga mi v***a con la boca. —Iremos a Colombia la otra semana —informó —Alista a suficientes chicas para Otero —ordeno a Chani. Ese maldito disfruta de la buena compañía. —Por supuesto —responde, lleva la organización interna de mi clan desde que llegó a mi cuidado, cumple con las tareas que debería de hacer Keyla o Leyna. Es eficiente y tenas, almenos lo suficientemente para no reemplazarla. El auto da un vuelco y Lya se atraganta con el falo que le invade la garganta. Tomo su cabello en un nudo moviéndola a mi gusto. Lame el glande recibiendo todo en su boca gustosa. El auto se detiene y Chani baja primero. Acomodo el m*****o aún erecto, observado la luz aún encendida en el cuarto de Sasha. La hija de Viktor parece tan ineficiente como todos los Orlov, ¿No puede encargarse de dormir a una niña temprano? —Mi boss —me llama Chani —¿Lo espero en la habitación? —juega con el dobladillo de su vestido. —Cumple con lo que pedi, hoy trabajaré. No la dejo hablar antes de subir por los escalones curvando a la izquierda. El sonido de la TV encendida y el aullido de un grito traspasa la puerta. —Es ridículo —se queja la hija de Viktor —Una voz tenebrosa te llama y ¿Tú bajas al sótano? —La curiosidad mata al gato —responde Sasha escondiendo sus manos bajo la sabanas—Yo iría solo para ver cómo es el espíritu. —Sigue siendo ridículo —vuelve a quejarse la otra. Me quedo en el umbral de la puerta observando a la hija de Viktor recostada en la cama con los pies estirados sobre la cabecera y la cabeza colgando del borde, los cabellos azabaches se riegan como cascadas tocando el suelo. Sasha tiene la cabeza sobre su vientre mientras mueve las piernas ansiosas por la escena llena de tensión en la película que ven. Hace unas horas, parecía a la defensiva de cuidar a una niña y ahora parece otra niña siguiendo el juego de Sasha. Muerde sus labios y la mirada se me oscurece pasando la vista por la mandíbula cincelada y la forma en la que se contrae al respirar. La polla se me engorda con los labios carnosos y… —Boss —se levanta Sasha corriendo hacia mí —Llegas tarde —me reprocha con las manos en las cinturas y las mejillas formando un puchero. La cargo en mis brazos y ella me llena la barbilla de besos. —Mantienes despierta a una niña de cinco a estas horas —le reprocho a la mayor. Se acomoda en la cama poniéndose de pies. Luce diferente a la primera vez que la vi, va vestida de n***o, demasiado n***o, vaqueros negros, camiseta de mangas largas: negra también, e incluso los calcetines son oscuros. —Ella dijo que hoy tenía que esperarte. —se encoge de hombros como si no le importará mi regaño. Sasha atrapa mi mandíbula con sus manos obligandome a mirarla —Hoy es jueves —dice engordando mas las mejillas —Olvidaste la noche de películas. Mierda. No me he casado, pero debo soportar los berrinches de una niña. Se baja de mis brazos señalando a la hija de Viktor. —Murphy me acompaño todo el día. —Me alegro de que sea de utilidad. —Me alegra que seas un descerebrado. Contraataca con más veneno. —A mí me alegra que Sasha se parezca a su madre, debió de ser encantadora. —Lo suficiente. Su teléfono empieza a sonar y ella contesta rápidamente. —Sí —responde —No, coman ustedes —sigue —Tengo un asunto importante que atender, llegaré tarde. —¿Con quién habla? —cuestiona Sasha regresando a mis pies —Será su esposo. Le hago muecas a mi hija —No lo creo, ya la viste, es un desastre de mujer. Me alza la ceja sin entender —Boss, Murphy es la mujer más bonita que he visto y dice que es una Orlova ¿Por qué no te casas con ella? Sasha fue entrenada desde que aprendió a hablar y caminar con las tradiciones de la bratva, está al tanto de todos los acuerdos que se han hecho. Me río de ella —Nada de eso —reniego viéndola —Jamás. —Pero… —Dije que no. Se cruza de brazos y la hija de Viktor cuelga el teléfono recogiendo las llaves que tenía sobre el escritorio. —Adiós Sasha —se despide —Mañana vemos esa película —señala hacia la consola. —Eso no pasará —afirmo y ambas giran a verme con la ceja levantada. —¿Por? —cuestionan. No respondo —A dormir —le ordenó a Sasha que no reniega, pero su rostro lo dice todo. Ignoro a la hija de Viktor yendo a mi alcoba, fue un día de mierda y estoy sofocado, me quito la camisa caminando descalzo sobre el suelo vivido de piel de oso y acabo de dos minutos tocan la puerta. —Boss, Murphy Orlova quiere hablar con usted. No deja terminar al boyevik cuando se adentra a la habitación. —Lamento interrumpir —me dice desviando la mirada —Quiero discutir sobre mi reasignación. Sirvo un trago de la mesita a mi izquierda. —¿No te enseñaron modales? —cuestiono —Podría tomar tu vida por insolente. Esta vez no duda en mirar. Pasa los ojos por mi abdomen y bíceps y la mirada oscura aparece calentando el aire. —Hazlo —reta volviendo a desviar la mirada —Pero, de igual manera, no quiero trabajar en el distrito rojo. Se detiene recostándose sobre el mango del sillón, su respiración se corta y puedo escuchar sus latidos. No es por miedo. Esta maldita no parece temerle a una muerte fácil. Camino hacia ella, obligándola a erguirse, lleva puesto una blusa oscura sin sostén. Le determinó la respiración que se agita y abre la boca para hablar. —No me gusta él… Me paro frente a ella, su pecho a centímetros del mío, empieza a subir y bajar rozando mi piel. Mi mano alcanza su rostro, presiono el pulgar sobre su labio inferior haciéndola guardar silencio. Hace un quejido bajo que me la pone dura, alza la mirada encajando sus ojos a los míos. —No te pregunté, te di una orden —le hago saber y ella enchina la vista controlando su respiración. Sus manos se alzan sobre las mías, sus palmas empuja mi cuerpo hacia atrás para que me aparte de ella. —No me das órdenes —mantiene la mano sobre mi pecho —No a mí —cierra la palma y sus uñas me rasgan la piel. Se inclina sobre mí y sus labios tocan mis bíceps —Yo hago lo que quiero —mueve los labios sobre mi piel —Cuando quiero y tú no me dirás que hacer. El m*****o me duele queriendo liberarse, se voltea alejándose y reaccionó tomando sus manos. La hago girar poniéndola de espaldas a mí. Pongo fuerza al someterla contra mi cuerpo. Cierro mis manos sobre su cuello y ella se refriega contrayéndose con el contacto. Tiro de ella hablándole al oído. —No soy Dante, mocosa —advierto con la furia que me da su insolencia —A mí me obedeces o te someto. —¿Someterme? —se bufa —¡Pruébalo! Es tan descarada que provoca el arrodillarla y llenarle la boca hasta ahogarla. Lame sus labios cuando punteo sus glúteos provocando que se muerda los labios. La puerta se abre abruptamente y chasqueo los labios cuando debo soltarla. Notando el rostro sorprendido de Chani, no dice nada, se mantiene frente a la puerta observando todo con indignación. Me peino el cabello hacia atrás y Murphy se recupera rápidamente, arrastrando las palabras. —En fin —suelta con una sonrisa bufona —No quiero trabajar en el distrito rojo —me señala —No lo digo por creerme más que tú, después de todo eres el Boss, lo digo por qué causaré más problemas de los que te imaginas. La sonrisa se le borra dejando ver esas miradas asesinas que tienen los Orlov. —No tolero ver el abuso. —pasa al lado de Chani que sigue sin decir nada —Piensalo y búscame un lugar menos caótico. Parece estar huyendo de la escena del crimen, sale por la puerta y Chani no dura ni dos segundos en empezar la cantaleta. —¿Es una broma, Caesar? —reclama —Dijiste que trabajarias. —Y no he cambiado de opinión —Le señaló la salida para que se largue. —Eso era lo hacías cuando entre ¿Trabajar? —me toma el brazo —No juegues conmigo. La ignoro llevándome el vaso de licor a la boca y la muy maniaca me lo quita a empujones. Cosa que me exaspera es soportar sancedes como estás, le dirijo una mirada amenazante que la hace retroceder un poco y no sé dé dónde saca tanta confianza para erguirse segura de sí misma. —¡No soy tu juego Caesar! —me encara —Yo no soy Lya u otra de tus mujeres. Empieza a taladrarme los oídos, estoy en una guerra por el poder y ella se cree con derecho de reclamos. —No pienso rebajarme, ya tengo suficiente con Keyla y no pienso soportar a la menor. —¡Vete de aquí, Chani! —la echo y ella sigue tentando al diablo. —¡No, no me iré…! Llega al punto de irritarme y para terminar de joderla vuelve a sujetarme el brazo enterrando las uñas. Me giró con la rabia enarcandome las venas de la frente, la encuello sometiéndola contra la puerta. —Escucha bien, —le hablo a los labios —No soporto reclamos, ni berrinches ¿Comprendes? No tengo intenciones de soportar tus celos, guardalos para alguien más. Empieza a llorar, cosa que me da cólera, no estoy para esto —No es justo, Caesar… Yo he estado a tu lado y me tratas como una perra ¿Y por qué? Por una traidora. —Te trato como una demente que acaba de olvidar a quien tiene al frente. —la encaro abriéndole la puerta —No soy tu amigo, Chani, soy tu Boss ¡Ahora largo de aquí! Estrella la puerta fúrica mientras yo me terminó de beber lo que queda en el vaso. Jodida mierda son las mujeres. Acaba de arruinarme el genio. ¿Acaso no es ella la que suele recordarles el código a todas? Pues, ahora parece que es ella la que debe recordarlo. Mierda, las mujeres a mi alrededor todas están locas. CONTINUARÁ…
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