V

1986 Words
♦️ MURPHY. ¿Qué mierda estaba pensando ese hijo de las mil putas? Estamos en Rusia, en la puta maldita tundra, en la cual incluso en verano hace frío. El pequeño y delgado vestido, color gris, no cubre lo suficiente para mantenerme protegida del frío. Mi hermoso abrigo yace en el suelo estoico y mojado. «Se puede tener peor suerte» Supongo que no puedo culpar solo a ese imbécil, que desde hoy se ganó el apodo del “innombrable” para sentirme mejor, culparé a los encargados de la mudanza, gracias a ellos estoy cubierta con un vestido satín que no tapa las piernas, ni los hombros. Me abrazo a mí misma temblando como un hámster o uno de sus perros enanos, que Gio tanta ama. El regreso a la fortaleza se vuelve un desafío llamando “caminar” con cada movimiento, mi vestido cruje tieso por el agua congelada. Mis pies desnudos arden al tocar el asfalto y siento que en cualquier momento empezaré a sangrar. Me pica la piel por el frío y sobre todo… Estoy segura de que soy la única demente que se moja de esta manera en invierno. Los miembros de la organización abren los ojos asombrados al verme, ¿Por qué? ¿Por estar casi desnuda y con un vestido endurecido pegado a mi cuerpo o por ser la única demente que se da un baño en el lago? No importa la razón, lo importante es que ninguno se acerca a ayudar o siquiera ofrecen un abrigo «groseros» Pensándolo mejor, no veo a los usuales boyevik que custodian la puerta de la fortaleza. Es extraño. Giró mi cabeza notando el deportivo n***o seguido de las camionetas oscuras y me doy por enterada de las visitas «Tal vez sea el idiota ese» No estoy vestida decentemente para visitas, mucho menos, si la visita fue el culpable de mi atuendo deplorable. De igual manera, no pienso quedarme a congelarme el trasero aquí afuera. La puerta rechina al empujarla, observo el suelo con desagrado, adelantándome al sentir de mis pies. Doy el primer paso y joder… Está jodidamente frío. Quiero morirme. Juro que mataré a ese imbécil. El frío del mármol me causa escalofríos, camino de cuclillas para evitar lo más que puedo el contacto con el suelo. No observo nada más allá de la mirada que está dirigida al suelo en el que camino, lo último que me falta es resbalar y caer de culo. Alguien tose en advertencia captando mi atención. Mierda. Atrapada. No desvío la mirada del suelo. Las facciones me traicionan cuando no sé a dónde enterrarme ¡Por qué me pasa esto a mí! Como si lidiar con Lourdes y su papel de madre preocupada ya no fuera suficiente y mejor ni menciono a Keila. Siento las miradas posadas en mí y puedo estar desvalida, pero no derrotada y lo que realmente me frustra, es saber que pude haber evitado caer al lago, Pero la impresión de ver al tremendo semental me hizo caer como una tonta. Hermoso, pero idiota como ninguno, recordarlo me da incluso más enojo. Definitivamente… Lo mataré, eso calmará mi ego. El cabello me cubre el rostro y con mis manos lo echo hacia atrás mientras alzo la mirada hacia mi disfuncional familia. Mierda, joder y mil santos muertos. Mis ojos y atención se pierden al notar al hombre que observa mis talones levantados, su mirada sube por mis rodillas y muslos. Mi cuerpo tiembla y no sé si es por el frío o por la mirada que se detiene entre clavícula y pecho que sube y baja con el aire pesado, cambia brutalmente antes de clavarse en mi rostro. Se inclina en la silla recostando su codo en la mesa, su índice juega con su barbilla analizando no sé qué sin quitarme los ojos de encima. —¿Hermana? —me habla Newt con un tono burlón —Pero, ¿Qué te paso? ¿Newt? ¿Qué hace aquí, cuando llegó? Sigue hablándome, Pero, siento que me devorara si le quitó la mirada de encima. Idiota sin neuronas ¿Qué mierda hace aquí? Mejor dicho, por qué están en el lobby, de todos los lugares posibles tenían que recibirlo aquí. —¿De paseo? —su voz áspera y grave me hiela los sentidos —Es invierno ¿Acaso no lo sabe? —esboza una sonrisa cómplice. Hijo de… De seguro su nombre es descaro. ¡Irrespetuoso! Sus labios se alzan ligeramente en una sonrisa burlona. —¡Oh, dios mío, niña, vete a cambiar! —la voz de Lourdes me despierta, más pierdo la audición con su segunda oración —Lamento está interrupción, mi Boss. ¿Boss? No puede ser… Mis recuerdos vuelven a mí como implantar una memoria USB en un ordenador. Ya decía yo que me parecía conocido, lo conocí en más de una ocasión durante mi niñez, aunque mis recuerdos no son muy lindos. Gio pone su abrigo sobre mis hombros, alternando la vista entre el mafioso de mierda y yo. —Ve a vestirte —sentencia con voz fría —Luego hablaremos de por qué te presentas de esta manera. —¿Vestir?—murmuro observando el pasillo a mi habitación, ni siquiera sé por qué estoy tan nerviosa —Me vestiré. Me doy la vuelta y puedo jurar que siento su mirada en mi trasero. Entro a mi habitación estrellando el abrigo de Gio contra la puerta, me despojo del vestido y me lanzó sobre la cama enrollándome como pollito en las alas de su madre. «Me quiero morir» No «quiero llorar» Y no es por impotencia o vergüenza, quiero llorar por qué no podré matar al mafioso de mierda. Realmente quería mi venganza. Pataleo como niña en la cama, se supone que estaré a su merced después del juicio… ¿Me hará la vida miserable? Espero que no… Bueno, lo insulté y fui irrespetuosa, Pero él comenzó y se desquitó al lanzarme al lago. ¿Será rencoroso? Realmente no sé qué hago pensando en eso, es obvio que lo es. Mejor no me arriesgo y le pido a Gio que me reasigne, incluso la fosa es mejor que estar cerca del innombrable. Aprovecho para ducharme con agua caliente y al abrir el armario me voy de espaldas al notar mi ropa de niña aún colgada en el perchero. Es ropa de colores «asqueroso» como podía usar esto. En fin, el problema es que pondré. —Murph —llaman a la puerta —Soy yo. Le abro la puerta a Ròse. Entra con un cambio de ropa —Me salvas la vida, mujer —tomo la ropa y aunque no es de mi gusto, me la encajo, Ròse es más voluptuosa que yo. No tengo grandes proporciones, Pero diría que tengo una complextura envidiada por muchos. —Mmmm —el murmuro dudoso de Ròse me hace girar hacia ella —¿Conoces al boss? —Claro que no —niego —me cortaría los huevos si fuera así —alego —Si tuviera. —Aja —suelta con insuficiencia. —Ya en serio, no lo conozco —le suelto cubriéndome con las sábanas. —Lya acaba de llegar junto a las sumisas. Se me borra la sonrisa. Lya… Se puede decir que somos… Digo éramos un cuarteto de amigas, hasta que Lya lo arruinó todo. —Murph —Ròse se acerca a mí con esa mira que me advierte de un sermón —Sé que Lya se pasó, Pero somos amigas ¿Crees que podrías intentar calmar las cosas? Quisiera decirle que no. La verdad es una de mis leyes, o estás conmigo o estás en mi contra. Y ella decidió estar en mi contra. —No te prometo nada. Bajo las escaleras, noto a las cinco mujeres de pie, son hermosas, exageradamente voluptuosas, grandes bubis y gran trasero con caderas anchas y cabello largo. «Serían mi estilo de chicas si fuera un hombre» Dos de ellas están junto al boss y las otras tres están junto a Gio y Newt. Captó la atención del innombrable y de la mujer a su izquierda «Lya» bajó la mirada avergonzada. Pierdo las facciones con el enojo que me da verla. La conozco lo suficiente para saber que se avecina un perdón. Pero… ¿Realmente quiero escuchar su perdón? La respuesta es un “no” Dijo cosas que realmente me lastimó y le doy el beneficio de la duda, no es fácil admitir que un cúmulo de palabras puedan herirme. La mesa está servida y realmente no quiero cenar, Pero la mirada nada discreta de Gio me hace sentarme en la mesa. Lourdes aparece junto a Keila y las sumisas del boss se enderezan ante la mujer que llegara a ser la futura Koroleva. —No era necesario que trajeras a todas —sentencia Keila mirando con desprecio a las mujeres del boss —Como mínimo guárdame el respeto debido. Me encojo en mi puesto cubriendo mis nudillos con la colcha, «odio el frío» admito que el chisme está bueno. —Silencio —pide Lourdes —No hagas un escándalo, sabes las reglas. Tontas reglas que me convencen de nunca desposar a un m*****o de la hermandad. Aquí se respetan los lazos sanguíneos y no los creados por papel. En consecuencia, hombre o mujer suelen cambiar de pareja tan rápido como un destello. Si realmente quieres crear un vínculo, lo mejor y más recomendable es dar a luz un hijo. En especial el Boss. He escuchado rumores sobre sus andanzas y no es para menos, con ese rostro, cuerpo y… ¡Hay por dios, lo que sea! Solo es un hombre, moja bragas. Me espanto con el vibrar del teléfono y el mensaje de Loren me hace parpadear frente a la pantalla. ~Buenas noches, belleza. Sirven los platos en la mesa y solo pruebo el vino. ~¿Me esperas desnudo? Puede que me lo piense y… No termino de responder cuando una imagen me llega y debo tragar grueso la imagen lívida, el m*****o endurecido y el cuerpo bien entrenado de Lauren. ~¿Vendrás? Lo dudo, pero… ~Tal vez. Alzo la mirada guardando el teléfono y me encuentro con la mirada del lobo y sus ojos dorados son tan centelleantes. Alzo una ceja cuestionando su mirada. ¿Ahora qué quiere? —Dices que tu sobrina entrara en mi brigada —habla con Gio —No acepto a cualquiera. ¿Cualquiera? Dios, dame paciencia. —Que le hace creer que quiero estar en su brigada —respondo —Es más, ¿Por qué debería ofrecer mis servicios? Ròse palidece y Gio se cubre el rostro. Newt me pisa los pies con sus botas y debo morderme la boca para no mandarlo a la mierda. Meto la mano izquierda bajo la mesa y le peñisco el antebrazo. Esboza una sonrisa maliciosa que me contrae los músculos —¿Y cuáles son tus servicios? —maldito —en que eres buena. —En todo —aclaro y no miento —Como yo nadie y después de mi “cualquiera” —Murph —me regaña Lourdes —Es el Boss… —Y yo soy una Orlov. —Como dije, siempre son iguales. Palabras que nadie entiende, excepto yo y él —Tienes razón, más ¿Acaso dije algo falso? Su mirada es como el hielo, imperturbable y poco descriptiva. —No podemos asegurarlo —Espeta tomando un sorbo del vino —Aún no se sabe dónde está tu lealtad. Ròse tose advirtiendo que mantenga la calma y lo hago, más mi respuesta no lo es tanto. —Es una respuesta fácil. —Ahora tengo curiosidad —sonríe de lado —Donde está tu lealtad. —Conmigo. Le mantengo la mirada airosa. —Buena respuesta —es todo lo que dice antes de levantarse de la mesa —Ya veremos si a los demás Vory también le agrada esa respuesta. CONTINUARÁ…
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