Conversaciones inesperadas.

3260 Words
Capítulo 11. La oscuridad dentro de mi palpita una última vez, antes de detenerse ante esas palabras. Todo sonido muere y el silencio toma su lugar, el viento detiene sus caricias a las copas de los árboles y los animales e insectos dejan de cantar sus melodías. En mi mente solo retumba una palabra, "Meryi". Me tomo un momento antes de girar despacio, lo miró y solo hay absoluta seguridad en su porte, en su mirada. —No tengo idea de lo que estas hablando—suelto mientras paso la mirada de pies a cabeza sobre él. —Es posible que no tengas idea—dice con una pequeña sonrisa burlona regresandome la mirada—, pero eso no quita el hecho de que puedas serlo. Estoy muy seguro que puedes notarlo en mí como yo en ti. Una pequeña corriente de electricidad corre dentro de mi, por mi sangre. Posó la mirada en sus ojos y ahí están esas espigas bailando locamente, luego todo dentro de mi se pone en alerta. —Sí—dice él llevando sus manos a la espalda y dando unos pasos hacia mi—. Ahí es donde me delata a mí, pero eso solo puede ser visto por alguien como yo. —¿Cómo tú? —Cómo tú Leilani—responde serio para luego recorrer mi piel con la mirada, mi respiración se corta un poco, mi piel se eriza ante esas palabras y todo lo que no comienzo a comprender siquiera—.Tu piel radiante es realmente preciosa, lo era incluso antes de tú despertar. Esas ultimas palabras me dan una sacudida, ¡él puede ver el brillo de mi piel!, ¿no estoy alucinando? La sorpresa debió verse reflejada en mi rostro, contuve la respiración por unos segundos pero fue suficiente para que él lo notará y me diera una pequeña sonrisa arrogante. Antes de que incluso alguno dijera algo, una voz familiar llegó desde atrás de mí. —Leilani, ¿por qué aún no invitas a pasar a la casa al joven Lord Siledrah?—me toma por sorpresa escuchar a mi padre por lo que doy un respingo, luego instantáneamente me volteo a verlo. No tenía idea del momento en que llegó, o si había escuchado algo, tardo unos momentos en responder pero parece una eternidad. —¡Justamente eso le estaba diciendo!—digo mirando a Lord Sebastián—, ¿Se quedará a cenar joven Lord Arzgox? —digo con una pequeña sonrisa. Él me observa detenidamente y luego una leve sonrisa aparece en su rostro y el brillo en sus ojos parece bailar, lentamente el se inclina un poco en agradecimiento. —Sí usted me lo pide, sería un placer acompañarlos a cenar—dice irguiendose y caminando hasta llegar a mi lado, el esta apunto de ofrecerme su brazo pero camino un poco y tomó el de mi padre, por supuesto eso no pasó desapercibido para ninguno. Sebastián llega hasta nosotros y caminamos hacia la casa, ellos están charlando de algo pero yo no puedo prestar atención realmente, en cambio él se ve tranquilo. Conforme nos acercamos al vestíbulo pude escuchar un par de voces, una pertenencia a mi madre. La otra… ¡Oh no! —Buenas noches Lady Leilani—dice sonriendo cortésmente mientras se inclina un poco, al erguirse ve la otra figura que nos acompaña a mi padre y a mi, su cuerpo parece tensarce pero sonríe—, y a usted Lord Arzgox. —Buenas noches Lord Leteveti, que gusto encontrarnos—dice Sebastián antes de que yo pueda hablar y me quedo un momento atónita. —Buenas noches Lord Hugo—digo mirándolo como diciendo "¿que rayos con los títulos?". —Invite al Joven Lord Hugo a cenar con nosotros esta noche—dice mi madre y siento que todo se detiene un segundo, como contener la respiración—Usted debería quedarse también—le dice mi madre a Sebastián y para mi sorpresa el sonríe coquetamente, después voltea a ver a Hugo —¡Oh por supuesto!—dice Sebastián a mi madre—, Lady Leilani me invitó, es un placer acompañarlos. ¿¡Que rayos!? —Eso es grandioso—dice mi madre muy complacida al parecer—, ¡vamos! La cena será servida. Todos comenzamos a caminar hacia el comedor y al parecer está será la cena más incomoda que he tenido hasta el momento. La conversación era algo tensa entres los dos visitantes, pero aún así fluía entre las preguntas de mis padres, desde ¿cuál es tu color favorito?, ¿sabes luchar y usar la espada?, ¿te gustan los postres?, ¿Te gusta la caza?, hasta ¿puedes hablarnos del anillo? ¡Rayos! Esto no puede estar pasando justo ahora, todos en la mesa contenemos el aliento y todo parece detenerse por unos segundos, hasta que. —¿Anillo?—escucho a Hugo preguntar y siento como si agua helada se deslizara por mis venas, sin embargo una voz sono a la par de la suya. —Por supuesto, permitame explicarle—dice Sebastián a mi padre y me quedo sin palabras. —Lady Leilani no me permitió terminar mi discurso de esa noche—dice el mirándome de reojo y ya no se donde esconderme—. En resumen, ese anillo, este anillo, solo es un regalo de cumpleaños—dice sacando la caja de su bolsillo y entregándomelo, yo solo estiró la mano para tomarlo e intentar ocultarlo pero mi madre me detiene. —Hija, puedes permitir que lo aprecié—dice ella estirando su delicada mano, por lo que sólo deposito la caja ahí. Ella abre la pequeña caja y una sonrisa se dibuja en su rostro y posa su mirada en Sebastián. —Es hermoso—dice ella miéntras posa sus ojos nuevamente en el anillo—, ¿es esta…? —Sí—dice el confirmando una pregunta sin terminar pero ambos se sonrien—. Es la piedra que representa su epoca de nacimiento. No me había percatado de eso antes, talvez a eso refería con "un anillo como éste". Cuando pensé que ya todo había pasado y mientras mi madre seguía admirando el anillo, él continuó. —Lord Siledrah, este solo es un regalo de cumpleaños—dice Sebastián mirando a mi padre seriamente—, pero tengo todas las intenciones de algún día casarme con su hija, deseo que nos conozcamos mejor y que sí ella lo desea convertirme en su esposo. No, definitivamente esto es peor, esto no debería de suceder. Mi padre le sostiene la mirada y solo asiente hacia él, antes de que mi padre pueda decir una palabra otra voz suena. —Lord Siledrah, permitame expresarle mi interés en Lady Leilani—dice Hugo y hundo mi rostro entre las manos, esto no podría ser más vergonzoso—. Yo le he confesado a ella mis intenciones en una conversación más privada, nosotros nos conocemos desde hace muchos años atrás y la esperaría hasta que ella esté lista para darme el sí y hacerla muy feliz. No podía creer lo que estaba escuchando, ellos se habían vuelto locos. Ni siquiera pensaron en mi en esta conversación, solo estaban peleando por quien era mejor frente a mi padre, sí que los chicos son unos tontos. Mi padre guarda silencio y de nuevo asiente esta vez hacia Hugo, ¡que rayos! Luego el posa su mirada en mi madre, ambos parecen comunicarse sin decir palabra, derrepente regresan su mirada y la posan en mi, como dándome la oportunidad de decir algo al respecto, sin embargo estoy agotada y no es una conversación que quiera de esta manera, así que me levanto. —Madre, la cena estuvo maravillosa—digo con una pequeña sonrisa sarcástica—. Si me disculpan yo me retiro—digo para el resto de los comensales y salgo del comedor con rumbo al jardín frontal. Me detengo justo en el Gran árbol y me siento a sus pies, inahlo, exhalo, que absurda toda esta situación, ¡que absurda! Una risa brota de mis labios y no puedo detenerla, estoy tan frustrada y justo entonces escucho el pum! De la puerta al cerrarse, volteo y Sebastián esta caminando hacia mi, me mira desde arriba y extiende su mano para ayudar a levantarme. No tengo muchas ganas de estar de pie, pero recuerdo lo que dijo así que extiendo mi mano y me levanto, de pronto la furia se enciende en mi. —¿¡Como se le ocurre!? —suelto su mano apenas estoy estable en mis pies, el me mira confundido—, ¿por qué dijo esas cosas? —¿Ahora me hablas de usted?—dice el mirándome perplejo—. Soy honesto Leilani, tu padre quería saber sobre el anillo y solo lo aclare. —Hiciste mas que solo aclarar el asunto del anillo como regalo—digo consternada mientras levanto los brazos para luego dejarlos caer a mis costados. —¿Por qué estas furiosa conmigo?—dice el de igual forma frustrado, justo entonces escuchamos la puerta y vemos que se acerca Hugo—. —Hablaremos después, buenas noches Mi Lady—dice en voz baja y luego se aleja rumbo al carruaje que ya lo esperaba, mientras Hugo se acerca a mi a paso lento. —Él no tenía que salir huyendo, ¿sabes?—dice mirando hacia el carruaje que comienza ha alejarse y eso hace que volteé a verlo—. Leilani… yo lamento la forma en que se suscitaron las cosas durante la cena. —Él no salió huyendo Hugo—digo mirándolo fijamente a los ojos, puedo ver algo de tristeza, enojo y confusión en ellos—. Solo nos dio espacio para que habláramos. —¿Oh? —Hugo ciertamente yo tambien lamento lo que sucedió hoy—digo bajando la mirada, me tomo un respiro para tratar de aclarar todas las ideas—. Yo te pedí tiempo para pensar y luego hablar contigo, pero el día de hoy tú comenzaste un juego para acorralarme. —¿Tenías que pensar si querías ser mi novia o ser la esposa de él?— dice exaltado tirando las manos al aire y se qué aún no lo entiende. —Por supuesto que no, no se trata de eso—digo indignada, que se cree éste hombre, estoy furiosa—. Se trata de que tú rompiste esa privacidad entre nosotros al hablar de esto con mi padre. Se trata de que parece una pelea de niños por ver quien obtiene el juguete. Me acorralaste a tomar una decisión cuando aún no estoy lista para hacerlo. —¿Y por qué no hacerlo? —dice levantando el mentón enojado pero con voz tranquila—, te la pasas en paseos a caballo con él, yo tambien deseo la oportunidad de cortejarte, ¿por qué me niegas esa posibilidad?. —No te estaba negando nada, simplemente no había tenido oportunidad de hablar contigo. —Descuida—dice dándome una mirada valorativa de pies a cabeza—, sé que ahora tengo competencia, me esforzaré aún más para poder ganarme tu corazón. —Amm… Yo—no se que decir, solo me quede en blanco pero el parece entender. —Descuida, ¿podemos desayunar juntos?—dice ahora con una sonrisa dulce en su rostro—, solo mandame una nota con el día y la hora, yo vendré a ti. El comienza a caminar y me doy cuenta que se marcha, así que camino rápido detrás de él. Lo alcanzó justo cuando está por subir al carruaje y coloco mi mano en la suya para detenerlo. El mira mi mano y lentamente posa su mirada en mi. —Yo… Te escribiré, te mandare una nota con la fecha y hora—digo un poco torpe y el sonríe ante mis nervios, toma mi mano y deposita un beso en el, me mira una ultima vez y sube al carruaje. Me quede atónita hasta que el carruaje salió de la vista. A traje a mis pulmones el aroma a lavanda y camine de regreso a la casa, mientras abría la puerta me di cuenta que aún no podría ir a descansar. —Eso fue realmente vergonzoso—le digo a mis padres que están al pie de las escaleras—. Estoy consternada por la actitud que ellos tomaron. —Hija pudimos darnos cuenta de eso—dice el con una sonrisa tierna en el rostro—, pero nosotros tampoco lo esperabamos. —No te mortifiques, toma tu tiempo para saber que es lo que quieres—dice mi madre caminando unos pasos hacia mi y tomando mi mano entre las suyas—, pero mientras tanto ellos pueden seguir intentando ganar tu afecto. —No lo hago—digo tranquila y suelto un suspiro mientras le doy un apretón a su mano—. Es solo que hoy ellos parecían niños peleando por atención. —Cariño, los hombres siempre son como niños, con el tiempo se refleja menos, pero habrá ocasiones en que sigan actuando así. —Bien, como sea. —No es "como sea" jovencita—dice mi padre con voz profunda—. Tienes que pensar muy bien esta situación para tomar la mejor decisión. No es un juego, es tú vida, tu futuro. —Esta bien padre, tienes razón—digo estando de acuerdo con él—, pero puedo empezar mañana. Estoy agotada justo ahora, así que eso puede esperar. —Sí, tienes razón. Mejor descansemos, pensaremos mejor con la mente despejada. Dicho esto subimos los escalones y después tomamos nuestros caminos, ellos a la derecha y yo a la izquierda. Al entrar a la habitación me dirijo directo al baño, ciertamente necesito una ducha. Intento asimilar todo lo que pasó el día de hoy pero todos son diálogos entrelazados y enredados, necesito dejar de pensar. Despejó mi mente y me hundo por completo en la tina, borrando toda la pesadumbre del día de hoy, después de un rato salgo tomando un bienvenido respiro. Estaba peinando mi cabello mientras abrí la puerta para regresar a la recamara, estaba a medio camino cuando me percate que las ventanas estaban abiertas de par en par. No me di cuenta de eso al entrar antes, pero ahora no estoy segura de haberlas dejado así. Camino hacia ellas decidida a cerrarlas, justo en ese momento un escalofríos me recorre la columna y giro con la peineta en alto lista para atacar hasta que una mano me detiene y otra se posa en mi boca impidiendome hablar. —Recuerda no gritar—dice él mientras retira su mano de mi boca pero manteniendo un momento más mi otra mano—. Te dije que hablaríamos luego. —Sí no quieres que grite deja de entrar de esta forma a mi habitación—digo furiosa mientras me suelto de su agarre y lo fulmino con la mirada—. ¿De verdad esto no puede esperar? —No pudimos terminar nuestra conversación antes, pero yo sabia que los sentimientos de él saldrían a flote. Sin embargo esto es más importante—hace incapie recortandome sutilmente que Hugo apareció—, y si Leilani esto no puede esperar. No puedo seguir postergando esta conversación. Puedo ver la sinceridad en su mirada, aunque luego puedo ver que está me recorre de los pies a la cabeza y me doy cuenta que no tengo la bata puesta. Salgo corriendo a buscarla y regreso luego a la habitación el sigue de pie justo donde lo deje, me siento en la pequeña silla y el se sienta sobre la cama. Bueno…¡Que incómodo! —¿Qué es eso? —¿Qué es que?—dice el inclinando su cabeza hacia un lado. —Esa palabra que mencionaste en el granero. —¿Cuál palabra? —dice arqueando su ceja izquierda, como si estuviera confundido. Estoy segura que sabe a lo que me refiero pero quiere hacerme decirlo, antes se veía dispuesto a esta conversación, pero ahora ¿quiere que adivine? —¡Meryi!— digo un poco ofuscada. —¡Oh eso!—dice relajado mientras se ríe ligeramente—, es una palabra poco común pero pertenece a una antigua especie o no tanto dependiendo de quien seas. —¿Quería hablar, no?—digo furiosa, solo me hace perder el tiempo, un tiempo valioso en el que podría estar durmiendo—. Este es el momento y si no quiere hacerlo, por favor salga de mi alcoba. Después de estas palabras el pareció entender que no estaba jugando y que no soportaría más tonterías. —Creo que eres una Meryi—dice el con seguridad y mirándome nuevamente de pies a cabeza, ¡vaya! Que incómodo—, o al menos alguien con algo de poder o magia en ti. Eso me detiene un latido de corazón, esta bromeando espero, pero continúa hablando… —Una Meryi o solo alguien con magia podría ver las espigas en mis iris—dice el mientras me mira con intensidad y puedo ver efectivamente las espigas agitandose enbravecidas. —solo una Meryi o alguien con magia podría tener tu brillo y solo alguien como ellos podrían verlo—dice y todo dentro de mi se agita, puedo sentir la oscuridad asomándose… —¿Qué es lo que estás diciendo? —le digo mientras me levanto de la silla—, ¿que brillo?. ¿Tú eres un Meryi o alguien con magia? Puedo ver como se debate sobre confirmarlo o no, pero sería loco admitir esas cosas en voz alta. Entonces veo el cambio en su mirada como si recordará algo. —El día de tu cumpleaños… Tú despertaste— dice torpemente batallando por las palabras que dirá—. Tú poder despertó, eso me confirmó a mí que tienes magia pero no sólo a mí, también a cualquier otro que sea poseedor. —¿Poseedor? —Leilani—dice acercándose un poco a mi y comienza a escrutar mi rostro con su mirada—, cualquier Meryi o alguien bendecido con un poco de magia sintió el despertar de tu poder. En estos momentos es muy extraño que eso suceda, pero podrían llegar en cualquier momento. —¿Qué?—estoy siendo bombardeada con información que no consigo asimilar, él esta hablando de magia y poderes como si fuera real—¿Quién va a llegar, de que hablas? El se acerca y toma mi rostro entre sus manos, intentando centrarme. —Sí podemos salir lo más pronto posible talvez esoevitará que se acerquen a la ciudad. Ellos quisa seguirán nuestro rastro. —¿Salir de la ciudad? —Leilani, estoy hablando de cosas malas que vendran detrás de ti. Eso sí no están ya en camino—dice el de forma abrupta, sacudiendo mis hombros un poco. —¿Estas diciendo que si nos vamos…Esas cosas nos seguirán en lugar de venir aquí? —Sí, eso creo—dice a la espectativa—. Leilani… Yo puedo protegerte y también podría ayudar a buscar información sobre tus padres. La pregunta queda en el aire, pero yo no puedo sacar de mi mente el peligro que podrían correr si yo siguiera aquí. Se que el no miente, lo que sentí ese día, no podría ser normal. Me inquietaba eso, sí, pero ahora las palabras de Sebastián me dieron una sacudida. —Yo te ayudaré, alista tus cosas y vamonos—dice el instandome a darme prisa. —Yo, no podemos irnos ahora —digo seriamente, estoy agotada no podría aguantar un viaje—, tengo que decirle a mis padres. —Puedes dejar una nota. —¡¿Estas loco?! —No me ire a escondidas. —Esta bien. No hace falta que los alarmes—dice el de pronto—. Quiero decir que no los asustes, diles que te mencione sobre poder ayudarte con información de tus padre biológicos y que nos iremos de viaje. —¿Crees que me dejaran irme así nada más contigo? —¿Por qué no?—dice aparentemente ofendido—, soy un caballero. —Aún así—digo como si eso importara—. No te conozco, el no dejará que viaje sola contigo. Antes de que pudiera hablar levanto mi mano con una ligera sonrisa. —Podríamos partir mañana por la noche, necesito alistar unas cosas y eso es lo más rápido que creo poder. —Trato hecho—dice el dándome una sonrisa tímida—. Vengo a buscarte. —¡No! No hace falta—digo rápidamente—, te veo en los establos después de media noche. —Cómo mi Lady ordene —dice el inclinándose con una sonrisa coqueta en el rostro y besando una de mis manos—. Nos vemos pronto cariño—dice incorporándose rápidamente y saliendo a través del balcón antes de que pueda pronunciar palabra.
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