¿Es tú opinión no profesional?

3435 Words
Áaron está perplejo, estoy muy segura que no sabe como seguir la conversación después de todo lo que he dicho. Él parpadea lentamente, asimilando todas mis palabras y posiblemente retorciendolas para encontrarle un sentido a todo. Lo sé por qué lo he hecho muchas veces desde que sucedió. —Sí que tienes razones para no haber hablado aún con Hugo—dice él con comprensión en su voz, su mirada recorriendo mi rostro. —Te lo dije—digo encogiendome de hombros. —¿Estas bien? —dice con preocupación mirándome a los ojos—. —Sí, lo estoy—digo tranquila con una pequeña sonrisa. —Leilani—dice en un suspiro—, se que dijiste que no recuerdas nada más, pero todo lo que has tenido que pasar debió ser horrible. Estoy muy agradecido con tus padres, los señores Siledrah, gracias a ellos te salvaste de esa fría noche, y claro pude conocerte. —Lo sé—digo con un pequeña sonrisa—, yo igual estoy agradecida con ellos. No tenían por qué hacerlo pero al final fue lo que eligieron, a mí. —Y así será siempre Leila…—dice sonriendome con un guiño—ellos te elegirán una y otra vez, igual que yo lo hago y haré siempre querida amiga. —Gracias Áaron—digo con ternura mientras me acerco y le abrazo—, gracias por escucharme y estar a mi lado siempre, incluso a pesar de la distancia. —No dejaría que ni eso nos alejara—dice con una risa ligera—. Ahora con respecto a Lord Arzgox… —¿Qué respecto a él?–digo confundida mientras comienzo a jugar nerviosamente con mis uñas. —Pues te entrego un anillo y tú saliste huyendo–dice repitiendo mi relato mientras arquea una de sus cejas. —Sí—digo mordisqueando ligeramente mi labio inferior—…justamente eso fue lo que hice. —¿Por qué?—dice él mirándome con atención—, ¿por qué huiste de ahí? —Yo… no sé qué hacer—digo soltando un suspiro y dejándome caer sobre el césped para sentarme—, todo a pasado muy rápido, y luego también está la situación con Hugo—digo mordiendo el interior de mi mejilla, mientras flashes del baile se cuelan en mi mente. —Está bien—dice Áaron dejándose caer a mi lado y pasando la mano entre su cabello—. Primero que nada tienes que pensar en lo que tú quieres, y respecto a los caballeros piensa en ellos como individuos, analiza que te atrae de cada uno, con quién tienes más cosas en común, pero sobre todo que tú te sientas cómoda a su lado. —Áaron lo dices como si fuera tan sencillo—digo poniendo los ojos en blanco. —Es que sí lo es—replica él mientras saca su lengua en burla. —¡Claro que es sencillo para ti!—digo fingiendo indignación mientras tiro mi cabello sobre el hombro—, tienes detrás a todas las chicas de la ciudad, pero no te decides por ninguna—remato con una sonrisa de oreja a oreja burlandome de su reacción. –El hecho querida amiga Leila—dice él estirando las piernas—, es que salgo con quién desee pero sin ningún compromiso claro. —¿Ellas saben eso?—digo mirándolo con algo de enojo—,¿Saben que no hay ningún tipo de compromiso? —¡Por supuesto Leilani!—dice el mirándome un poco ofendido—Siempre soy honesto con ellas, no les falto el respeto ni nada parecido. —Esta bien Áaron, al final ellas son las que toman la decisión—digo algo contrariada—, pero tu igual, ¿no te gustaría encontrar esa persona ideal para ti? , ¿compartir tu vida con alguien? —Si pero aún no la he encontrado—dice seriamente mientras se recuesta para mirar el cielo y yo sigo su ejemplo—, a eso me refiero con que tienes que pensar lo que tú quieres, analizar a las personas, y ver si son compatibles. —Ohh entiendo, ¿entonces por eso sales con distintas personas? —Sí Leila—dice girando su rostro hacia mí. —¿Cómo sabrás cuando encuentres a tu persona ideal?—digo con curiosidad mirando sus ojos mientras espero su respuesta. —No tengo ni la menor idea, pero quiero creer que algo pasará en mi cuando la encuentre—dice con ojos soñadores para después regresar la mirada al cielo. —¡Rayos!—digo mirando al cielo nuevamente, mi mente dando muchas vueltas—, ¿entonces tu opinión no profesional es que salga con ambos? —¿¡Qué!?—dice Áaron sentándose de golpe por lo que hago lo mismo—, ¿quieres salir con ambos? —Yo…—digo dudando de mi resolución y tomo un respiro—No dije eso, solo te pregunté. Conozco a Hugo desde hace años pero no de una forma romántica, y a Lord Sebastian definitivamente no lo conozco, así que…¿cuál es tu opinión?—digo mirándolo a los ojos con la pena reflejada en mi rostro, quién me imaginaria algún día pidiendo consejos sobre chicos, rayos. —Creo que tienes razón, hay cosas que no conoces de ambos, pero hay uno que conoces más aunque sea como amigos—dice dándome la razón mientras rasca su barbilla—. Considero que tienes que tomarte el tiempo para conocer lo que tu quieras saber de ellos y lo que ellos quieran demostrarte, no hay ninguna prisa querida amiga. —Tienes razón, no hay prisa—le digo regalando le una sonrisa—. Gracias por escucharme, no sabes como me hacían falta estas platicas cuando estaba lejos. —¡Claro que lo sé!—dice el riendo ligeramente—, a mi igual me hacían falta. Áaron se retiro después de una comida relajada y con muchas risas, yo me dirigí a la habitación para alistarme, hoy todavía tenía una reunión más. Les dije a mis padres que Lord Sebastián Arzgox se presentaría hoy para hablar conmigo y que daríamos un paseo, mi padre no estuvo muy contento dada su expresión facial pero no objetó. Me encontraba en la entrada de la residencia esperando cuando él apareció, comenzó a descender del carruaje y caminar hacia mi. Es atractivo de una forma que no logro terminar de comprender, sí, guapo y su mirada es intensa, pero sigue siendo desconocido... —Buenas tardes Lady Siledrah—dice inclinando su cabeza a modo de saludo con una sonrisa que podría derretir a cualquier persona. —Lord Arzgox—digo saboreando cada sílaba con una sonrisa ingenua—, buenas tardes—digo mirándolo a los ojos para encontrarme de nuevo con pequeñas espigas meciendose en ellos, que extraño. —Mi Lady, me tomaré el atrevimiento de decirle que luce usted radiante el día de hoy—dice recorriendome con la mirada y sonriendo—. Ese vestido es hermoso—dice admirando el vestido largo pero ligero con mangas pétalo tan delicadas sobre mis hombros todo en color lavanda pálido con pequeños bordados sobre el pecho y la caída de la falda, parece que estira su mano, como si quisiera tocar la tela pero la baja y no lo hace . No puedo evitar ruborisarme por lo que agachó un poco la mirada para recuperarme y seguir con la reunión. —Amm, gracias Lord Arzgox—digo con la voz todavía algo inestable pero continuo—, sígame por favor, los caballos ya deben estar preparados— le digo girando hacia la derecha para ir a los establos. —Claro mi Lady—dice lentamente y yo contengo mis ganas de voltear a verlo—. ¿Si recuerda que ya conozco hasta su habitación?—dice con algo de risa y arrogancia en su voz, preguntándose porque lo llevo por este camino. —¡Claro que recuerdo que ayanaste mi habitación!—le digo poniendo los ojos en blanco sabiendo que no puede notarlo—,¿quiere que mi padre se entere? Puedo decirle. —¡No!—dice rápidamente poniéndose a mi lado—, por supuesto que no debes decirle. Lo que tenemos que hablar solo podemos saberlo nosotros. —Bueno pues deja de hablar antes de que alguien te escuche—le dije señalando hacia el establo con la cabeza. Al cruzar las puertas sombra y luna ya nos esperaban como la ultima vez, Onix ya se encontraba mejor pero Sombra ya conocía a Sebastián y era más tranquilo. Luna por su parte parecía ansiosa por salir a trotar y ver el exterior, ciertamente yo estaba igual, deseaba el aire sobre mi rostro, alejar todos los problemas de los últimos días y sentirme ligera, así que subí decidida a ella. Conforme avanzabamos podía notar los ojos de la gente sobre nosotros, sobre mi, había temor en ellos antes de desviar su mirada fingiendo que no observaban, no sé por qué pensé que algún día la gente de la ciudad me trataría como a cualquier otro, así que hago que Luna trote un poco más rápido para sacarnos de ahí y llegar a nuestro destino con Sebastián y Sombra siguiendonos. —¿Estas bien?—dice él mientras yo comienzo a disminuir el trote a un andar tranquilo. —Si—digo calmando mi agitada respiración—. ¿Entonces de que deseas hablar?—le digo mientras llegamos al Prado y buscamos un buen lugar para sentarnos. —En realidad es más de una cosa de la que deseo hablar—dice bajando del caballo mientras yo me detengo a su lado todavía en Luna. —¡Ohh! Esta bien—digo encogiendome de hombros—, ¿por donde comenzamos? —Comenzaremos por lo más sencillo—dice el caminando, mientras yo giro y comienzo a desmontar antes de sentir unas fuertes manos sobre la cintura, ayudándome a descender gentilmente hasta que mis pies tocan el suelo. —¿Y cuál es el más sencillo?—digo un poco nerviosa mientras el retira sus manos y giro para enfrentarlo. —El tema del anillo—dice casi en un murmullo y puedo notar lo cerca que estamos así que doy un paso atrás y el sonríe malicioso, ¡rayos!, incluso así se ve bien. —¿Dónde está lo sencillo en eso?—digo tomando las ríendas de Luna y camino lejos de él poniendo los ojos en blanco mientras hago un pequeño puchero que sé no vera. —Sí te tomaras solo un momento para escuchar—dice el con frustración y comienza a caminar detrás de mi—. Te lo puedo explicar, solo permite que te cuente. —Esta bien, tienes razón—digo deteniendome bajo un árbol y amarró a Luna al tronco—. Dime, explicámelo. —Leilani, considero que mi interés en ti es notable—dice él amarrando a sombra, mientras yo pienso escapar, pero en lugar de eso me siento sobre una ligera manta y escucho—. Y si no lo es permite aclararlo. Estoy interesado en ti, me atraes de una manera que nunca he sentido, en realidad es muy complicado explicarlo, pero sí siento algo por ti... Mientras habla no puedo evitar posar mis ojos sobre él, todo él, su cabello un poco despeinado por la cabalgata, su rostro bellamente besado por el atardecer, su ropa justo a la medida marcando una espalda y brazos fuertes, creo que puedo estar babeando justo ahora, pero de pronto el se voltea y me observa detalladamente, ambos recorriendo el rostro del otro buscando respuesta a una pregunta desconocida, labios, nariz, ojos, cejas, ¿Dónde estas respuesta? —Sin embargo ese anillo no significa lo que tu crees—dice el y salgo de mi trance, ¡¿que rayos?!—. El anillo es un regalo de cumpleaños mi querida Lady. Ese día no me permitiste decirtelo y creíste que te estaba proponiendo matrimonio, así que huiste. No sé ni dónde esconder el rostro, estoy tan avergonzada. Si hubiera permitido que terminará de hablar me habría ahorrado muchos dolores de cabeza, y aún así podía sentir mi rostro acalorado, en este punto ya estoy colorada. No tengo palabras, me trague la lengua. —Descuida Leila—dice el sentándose al fin y dándome una palmadita en el hombro—. Claro que te propondría matrimonio, pero nunca con un anillo así, sé que necesitamos conocernos un poco más antes de eso. Yo solo queria darte un hermoso regalo, uno que tú mereces. Y eso lo consigue, entierro el rostro en mis manos para ocultar mi bochorno, ¡vaya! Esto nunca me ha pasado, y como no respondo el comienza a moverse, abro una r*****a entre mis dedos y veo que busca algo en su bolsillo, no lo había notado antes. De pronto se mueve bruscamente hacia mí y noto unos dedos tomando mis manos para retirarlas de mi rostro. Me observa, de nuevo buscando ese algo en mi mirada y parece encontrarlo por qué levanta una caja y la abre, ahí está el anillo. —Sólo es un regalo de cumpleaños, puedes usarlo cuando gustes o no y en cualquiera de tus hermosos dedos—dice simplemente y eso consigue que yo hable. —Sebastian no sé si sea una buena idea. —Vamos Leila, te prometo que solo es un anillo sin ninguna clase de compromiso. Aunque si prefieres puedo darte algún otro obsequio. —Esta bien Sebastian, pero cierra ya esa caja, ¿la puedes guardar hasta que regresemos? —Por supuesto—dice intentando ocultar una sonrisa tierna. —Entonces… ¿que otros temas querías hablar?—digo derrepente y noto que su sonrisa vacila un poco, de alguna forma esa oscuridad comienza aparecer y a retorserce en mi interior—, No puedo imaginarme que puede ser sí el anillo era sencillo. El se endereza y comienza a mirar alrededor, al principio creo que busca algo, luego caigo en cuenta que se asegura que nadie pueda oirnos. Que bobo, no hay nadie aquí…, pero no, el solo parece ignorar mi pregunta. Estoy apunto de reclamarle cuando posa un dedo sobre sus labios, distrayendome de nuevo y luego veo que me observa, esperando por si lo interrumpo y tiene razón, no sé porque soy así con él. —Lo que tengo que decirle—dice el en un susurro mientras levanta la vista al cielo ya oscureciendo me doy cuenta por primera vez—, no es sencillo Lady Siledrah... Al escuchar como me llama me enderezó, igual que él, y algo parecido a una armadura refuerza mi corazón, lo que sea que él diga, lo que salga de sus labios no podrá dañarme. —Sus padres, Lord y Lady Siledrah… —dice el titubeando, toma una profunda respiración y exhala—, ellos no son tus verdaderos padres, estoy casi seguro de que te robaron o adoptaron. —¿Cómo puedes estar seguro de eso?—digo manteniendo la calma, sin dejar que mi rostro refleje nada. —Lo estoy. No tenía idea de nada y ciertamente omiti un detalle de mi educación—dice el y en su voz puedo notar absoluta seguridad, mientras en sus ojos espigas se mesen localmente, como si un fuerte viento las arrazara, aunque claro ambas cosas son absurdas—,pero te seguí ese día después del anillo, entre justo mientras te desplomabas en el suelo y luego comenzaste a retorcerte, tus huesos parecían romperse uno tras otro y luego recomponerse como si nada, estabas gritando claro, todos gritaban, justo cuando te desplomaste comenzó el temblor y la tormenta de rayos, truenos y hasta en algunos lugares cosas desastrosas como tornados de viento, agua, volcanes estallando, algo se movió, por muy pequeño o grande que fuera, eso cambió algo en el mundo. No puedo evitar el escalofrío que me recorre al escuchar sus palabras, yo no tenía idea de lo que decía, solo podía sentir dolor, dolor. Sophie y mi padre mencionaron el temblor y la tormenta, pero nada de lo otro. Pensé que el había terminado hasta que… —Eso es lo que la gente normal sintió pero unos cuantos sentimos dos cambios en ese momento y eso solo ha sucedido una vez–dice el mirándome atentamente, tratando de descifrar si seguir contándome—. Hace exactamente 18 años falleció alguien muy importante dentro de nuestra comunidad, justo cuando ocurrió llego un cambio tras otro, el falleció, no sabemos exactamente el momento pero ese gran cambio que movió todo como el día de tu cumpleaños fue él, después hubo un pequeño cambio más y nada más pasó. Lo recordamos por que nunca había pasado y fue justo cuando sucedió el descenso de uno de los grandes maestros. ¿Qué?, de que está hablando, ¿maestro?, ¿cambio en el mundo? ¿La gente normal?... Estoy apunto de levantarme y correr por que él esta hablando incoherencias hasta que… —Lo sé, suena todo loco pero también todo tiene relación—dice pasando una mano por su cabello mientras mi mente vuela tratando de entender—. ¿Tus padres te hablaron de los dioses antiguos? Esa pregunta parece detener abruptamente mi mente, tan en calma y analizando cada una de las palabras que salen de la boca del Lord, esa pregunta es la más incoherente por hacer y sin embargo es la primera que envía un escalofríos por mis brazos. —¿Eso es lo que desea saber Lord?—digo levantando el menton con seguridad en la voz—, ¿Quiere saber si mis padres, a los que acusa de robarme, me educaron sobre los antiguos dioses? El se pone un poco colorado por mis sarcasmo y se queda unos segundos en silencio antes de continuar. —Si Leilani, eso deseo saber—dice el monotonamente mirando el cielo de nuevo, esta vez completamente oscuro y salpicado por algunas estrellas—, por que creo que te puedo ayudar a encontrar a tu padre. —¿De qué estás hablando?—digo con algo de dureza en la voz, totalmente sorprendida por el rumbo de la conversación—. Mi padre está en la residencia Siledrah, el fue quien me crió. Y si te refieres a mi progenitor, el murió en un accidente. Después de esas palabras me levanto un poco aturdida y comienzo a caminar de un lado al otro, la oscuridad en mi arremolizandose, estoy enojada, abrumada. El se pone de pie también y me observa en silencio, no puedo tolerar su mirada en mí ahora así que me agachó y levanto la manta, camino hasta luna para desamarrarla cuando el habla. —¿Sabías que no eran tus padres?—dice y al ver que me dispongo a irme se apresura a decir—, ¿cuando lo supiste?, ¿Te vas? —Sí y si Sebastián—digo cada vez sintiendome más enojada—. No tengo idea de cómo te enteraste, pero sí, ellos me adoptaron y ciertamente no necesito y no quiero ayuda para buscar a alguien muerto. Sebastián se queda estupefacto al escuchar mis palabras, como si no entendiera lo que estoy diciendo a pesar de ser clara, camino hasta ponerme a un lado de luna y subir sobre ella, espero a que él haga lo mismo con sombra. Cabalgamos en un profundo silencio excepto por el andar de los caballos, llegamos a un establo silencioso lo que significa guardar nosotros mismos a los caballos. Trató de hacer todo lo más rápido posible para poder salir de ahí antes de que el hable pero desgraciadamente no soy tan rápida como esperaba. —Leilani, escuchame—dice el deteniendo mi andar hacia las puertas, tomó una respiración profunda y giro para mirarlo a cinco pasos de mi—. Lo que te decía de los cambios, eso solo pasa en tres ocasiones. Cuando alguien muere, cuando alguien nace y cuando el poder despierta. —Te escucho fuerte y claro—digo dando un paso hacia él, estoy tan cansada—. Solo que no entiendo de qué hablas. —Leilani—dice saboreando cada letra y dando dos pasos hacia mí, escucharlo decir mi nombre me vuelve un poco loca, lo admito me derrite, pero su mirada es evaluadora y eso me confunde—. Creo que podrías ser una Meryi.
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