Al bajar del carruaje camino a través del amplio jardín con un gran y hermoso sauce llorón a mi izquierda y flores de lavanda que guían hasta la residencia hecha de mármol, la cual por dentro tenía destellos en dorado y crema, subo los escalones a la puerta principal y entró al vestíbulo, del lado izquierdo se encuentra la sala de estar con sus grandes ventanales hacia el jardín interior, en un sofá cerca de la ventana al jardín frontal se sentaba mi padre a veces leyendo algún libro, a la derecha del vestíbulo se encuentra el gran salón de bailes y más adelante un comedor amplio con candelabros, después estaba la cocina, al fondo del vestíbulo una escalera que guía al segundo nivel con dos pasillos, uno a cada lado, debajo un pasillo que dirige al jardín interior, la oficina de mis padres y la biblioteca, todo parece estar igual a como lo recordaba. Subo las escaleras con rumbo a mi habitación, al entrar veo que ya deshicieron el resto de mi equipaje y suspiro, extrañaba este lugar, mi cuarto es color crema con detalles en dorado como el resto de la casa pero con unas pocas notas de azul, al fondo de la habitación hay un balcón al jardín interior, del lado derecho estaba la ducha y a su izquierda el armario, a la izquierda del balcón un pequeño escritorio y la cama se encontraba justo frente a los ventanales.
Me dirijo al armario, tengo que escoger un vestido para el baile, pasó deliberadamente los vestidos de día y me voy a los de gala, optó por un vestido de un azul tan profundo que parece el cielo nocturno, zapatillas y accesorios en plateado a juego, decidí almorzar en mi habitación y al terminar me dirijo a la ducha, al salir ya llego la hora de comenzar a arreglarme.
Apesar de no considerarme una belleza al mirarme al espejo sabía que me veía bien, mi cabello fue recogido y unos cuantos mechones sueltos enmarcaban mi rostro, un poco de kolh n***o delineaba mis párpados resaltando la mirada, mejillas sonrosadas y labios con tinta de cereza, el vestido que escogí era de mangas largas con algunas transparencias, escote corazón y bordados plateados que subían por las mangas y recubrian el top, la falda amplia pero ligera para poder caminar libre de peso tenía un poco de brillos que destellaban con cada movimiento, mis zapatillas plateadas con finas correas, aretes y brazalete a juego, definitivamente me veía distinta pero seguía siendo yo, estoy lista y a tiempo justo cuando tocan a mi habitación y me apartó de mi reflejo.
— Woao te ves impresionante, realmente hermosa hija— dijo mi padre al abrir la puerta y sonreí.
— Gracias padre, me alegra escucharlo — dije sonrojada.
— Siempre lo has sido pero de igual manera siempre logras sorprenderme — dijo el mientras extendía su brazo y salíamos rumbo al carruaje donde ya esperaba mi madre y subimos.
—Tu vestido es precioso hija, una gran elección — dijo con una sonrisa.
— Gracias madre, me da gusto haber acertado— respondí y ella dijo cambiando su semblante…
— Leilani, si en algún momento deseas retirarte por favor dinos y regresaremos a la residencia de inmediato — me tomó por sorpresa y solo pude asentir.
— Claro madre, lo tendré en cuenta gracias—.
Al llegar observo desde lejos la mansión con grandes ventanales y balcones, exquisitos jardines con fuentes y grandes árboles, en la entrada principal puedo ver a la gente en sus mejores galas ingresando a la residencia.
Al bajar del carruaje, mi padre con su traje de gala me ofrece su brazo libre, en el otro iba mi madre en un vestido verde con detalles en dorado, comenzamos a subir los escalones hacia la puerta de entrada donde se encontraban los dueños de la mansión y anfitriones del baile, pude distinguir dos siluetas altas y fuertes, las cuales se aclararon al acercarnos, el hombre de la derecha era mayor como de la edad de mi padre, piel dorada por el sol, cabello castaño corto y con barba, sus ojos eran como chocolate fundido pero había algo en su mirada perdida que intimidaba, y el caballero a su izquierda era más joven, con un porte de superioridad, más alto que el primero y fuerte también, su piel igual parecía bañada por el sol, como si pasara mucho tiempo bajo el, su cabello castaño bien peinado pero sus ojos a diferencia del primero eran de un color miel claro y me observaban.
— Hola buenas noches bienvenidos a nuestro hogar, soy el Duque Ricarte Arzgox y este es mi hijo Lord Sebastián Arzgox— dijo el hombre mayor señalando al joven a su izquierda.
—Buenas noches Duque Arzgox y a ti joven Lord Sebastian, gracias por su invitación, soy el general Alexander Siledrah, mi esposa Lady Melanie Siledrah y mi querida hija Lady Leilani Siledrah— dijo mi padre señalando a cada una y saludamos con una pequeña reverencia.
— Buenas noches damas y general Siledrah es un placer conocerlos, esperamos disfruten del baile y de todo lo preparado esta noche.— dijo Sebastian Arzgox inclinándose sin apartar la mirada de mis ojos y con una leve sonrisa en su rostro.
— Gracias joven Lord Sebastian, estoy segura de que así será ¿verdad hija? — dijo mi madre sonriendo.
— Por supuesto madre, y gracias por su hospitalidad Duque Arzgox y a usted Lord Sebastian — dije con una pequeña inclinación de cabeza, había algo en él que me hablaba, me intrigaba pero no pude deducir el qué.
Nos despedimos y entramos a la recepción, todo era impactante, desde los deliciosos alimentos, llegando a las decoraciones festivas y terminando con el tamaño imponente de la residencia y el salón.
— Ve con tus amigos Leilani, está noche es para divertirse— dijo mi padre y mi madre añadió:
— Pero diviértete con medida por favor — no pude evitar sonreír, no recuerdo portarme mal nunca, aunque bueno no recuerdo mucho de mi infancia.
— Gracias y claro que lo haré madre— dije retirandome en busca de mi trío favorito.
Busque en el comedor, en la pista de baile, pasillos e incluso la sala de estar y ahora en el jardín pero mis amigos no aparecían, al menos que se movieran y ya estuvieran en alguna parte del interior de nuevo por lo que me di media vuelta para regresar sobre mis pasos y solté un pequeño grito de sorpresa mientras él se reía un poco de mi.
— Lamento haberla asustado Lady Siledrah, no era mi intención — dijo Lord Sebastian Arzgox un poco apenado.
— Si asustarme no era su intención ¿por qué caminar hacia mí en absoluto silencio y sin hacerse notar Lord Arzgox? — dije calmando mi ritmo cardíaco, el inclino su cabeza a la derecha como si no entendiera mis palabras.
—La verdad es que salí a caminar un rato para despejarme del ruido, la he visto parada y justo antes de poder decir algo usted volteo— dijo él tranquilamente.
— ¿Y qué iba a decir antes de que yo girará Lord? — dije un poco a la defensiva y él solo sonrió.
— Le preguntaría si se encontraba bien o necesitaba ayuda ya que se veía algo perdida, dependiendo de su respuesta vería si podría pedirle un baile conmigo. — dijo él sin pensarlo mientras sonreía un poco más amplio, al escuchar eso me sentí completamente apenada.
— No se preocupe Lord Arzgox, estoy bien y acepto su disculpa por el susto. Ahora si me lo permite estoy buscando a mis amigos, buenas noches. — dije algo desestabiliza pasando a su lado y él aprovechó para tomar mi mano y yo me detuve.
— Lady Leilani, sería para mí un honor ayudarle a buscar a sus amigos y aun más si usted aceptará en algún momento un baile conmigo — dijo él tomándome por sorpresa, estaba agradecida de que el jardín no estuviera tan iluminado y esperaba que no pudiera verme sonrojada.
— Gracias, acepto su ayuda para buscarlos, por lo general no son escurridizos y respecto al baile... me parece bien — dije un poco dubitativa, pero si mis padres se enteraban que rechacé su invitación a un baile dos veces se enojarian ya que su padre y él solo han sido serviciales.
— Gracias mi lady, ¿Cuántos amigos estamos buscando? —dijo el ofreciéndome su brazo para caminar de regreso, decidí ignorar el "mi lady" y considere por unas milésimas de segundo el tomar su brazo pero al final lo hice.
— Son tres, Lord Aaron Ursely y los hermanos Lord y Lady Leveti— dije, nunca usaba los títulos con ellos pero era correcto hacerlo con otras personas, sobretodo cuando eran desconocidos.
— Lord Hugo y Lady Sofía Leveti, los recuerdo, llegaron antes que usted y su otro amigo antes que ellos, Lord Aaron Ursely— dijo recordándoles.
— ¿¡En serio!? ¿Lord Ursely llegó temprano? —dije, él casi siempre llegaba tarde y la prueba de eso fue el desayuno de hoy.
—Sí, junto a su padre. ¿Es sorprendente que llegue temprano? — preguntó él con curiosidad.
— En ciertas ocasiones suele ser un poco impuntual, solo algunos minutos claro, pero es un chiste entre nosotros cuatro, lo irritamos con eso, aunque siempre que va con su padre llega a tiempo— dije riéndome ligeramente, podía sentir su mirada sobre mi y me ponía nerviosa.
— ¿Logra verlos? — Solté para apartar su mirada de mí y funcionó ya que el observo por la habitación y negó, pasamos a la siguiente pero no estaban ahí tampoco, nos dirigimos a la siguiente habitación que resultó ser el salón de baile.
— Aquí, ¿acepta bailar esta pieza conmigo? — dijo inclinándose y extendiendo su mano, las personas alrededor nos miraban intensamente pero yo ya había dado mi palabra y nunca la rompía.
— Sí por supuesto, es un placer — acepte nuevamente tranquila pero por dentro los nervios me estaban comiendo.
Tenía mucho tiempo sin ir a un baile y en las ocasiones que llegué a ir solo mis amigos bailaban conmigo, ahora aquí estaba en un baile, su baile.
El coloca su mano en mi cintura, mientras mi mano izquierda descansa en su hombro izquierdo y mi mano derecha reposa en su mano izquierda, nos balanceamos, derecha, atrás, izquierda, adelante, vuelta, los primeros pasos fluyen como el agua uno tras otro, sus manos en mi cintura levantándome y de nuevo a su lugar, el compás de la música nos va guiando y elevando paso a paso, nos movemos al unísono como espigas de trigo por el viento, las notas van aumentando el ritmo mientras giramos alrededor de la pista con los demás participantes y el no puede apartar la mirada de mis ojos mientras sonríe plenamente.
Parece disfrutar con el baile, no es que yo no lo haga sino que hay algo en el que me intriga y no me deja tranquila, observó su rostro algo presuntuoso como si se creyera un adonis y supiera que todas caerían rendidas ante él, eso era algo gracioso y ridículo para mí, tiene las cejas pobladas y oscuras, pestañas espesas y largas, sus ojos redondos color miel claro que derretiría a cualquiera, nariz derecha y grande, su cabello castaño hasta los hombros probablemente ya que lo llevaba amarrado y peinado, era alto, realmente alto y musculoso.
— Me parece que tal vez esos podrían ser sus amigos— dijo él, atrayendo mi mirada hacia la esquina trasera izquierda donde había una mujer y dos hombres con la boca ligeramente abierta.
— Sí, son ellos, pero no siempre tienen caras de pez muerto. — dije medio riendo, ellos definitivamente estaban locos por asombrarse, sí, estoy bailando con este total desconocido pero no es como si les dijera que me voy a casar con él, ya puedo escucharlos parlotear pienso con ternura y un poco de frustración anticipada.
— Me alegra saber eso mi Lady, también me gustaría saber si es posible que sigamos conociéndonos— dijo serio, yo no tenía ni idea de quién era realmente y mucho menos por que quería conocerme.
— ¿ Por qué nosotros? Hay mucha gente por aquí que mataría por su oferta y atención, así que ¿por qué yo? — dije confundida, él me observó por unos segundos mientras seguíamos bailando antes de responder.
— Por qué no creo que exista alguien más interesante que usted en este lugar, en este continente y en este mundo— dijo mirándome intensamente cómo para remarcar cada una de sus palabras, las notas finales de la música estaban por llegar mientras girabamos .
—Sí — dije mirándolo, no estaba segura de porqué acepté pero la palabra ya había dejado mis labios.
Al terminar la música caminamos hacia mis amigos que no hacían más que voltear a vernos de uno al otro como casi todos en el salón, me sentía algo incómoda, tenía mucho tiempo que tanta gente no me veía así pero no podía dejárselos saber.
— Hola chicos, llevo mucho tiempo buscándolos pero no había tenido la suerte de encontrarlos hasta ahora ¿Dónde se habían metido? — dije un poco inquieta tratando de llevar la conversación a un punto seguro.
— Hola Leilani, pues Hugo estuvo ocultándose por el incidente de más temprano, luego nos encontramos con tus padres y ellos nos dijeron que estarías buscándonos por lo que procedimos a buscarte pero sin éxito, hasta que entramos aquí y te hemos visto bailando… Por cierto un gusto volver a verlo Lord Sebastián — dijo Aaron intentando contener la risa y ser serio, mientras yo quería que la tierra me tragara.
— Mis disculpas chicos, creo que ya conocen a Lord Sebastián Arzgox, él me ayudaba a buscarlos — dije intentando sonar calmada.
— Es un placer volver a saludarlos, me da mucho gusto conocer quienes son los amigos de Lady Siledrah— dijo él sonando muy relajado. Pero fue Sofía quien le dio un ligero codazo a mi brazo izquierdo, levanté la mirada hacia ella y la encontré sonriéndome.
— Ahora veo cual es el alboroto entonces, hoy casi nadie mencionó mi atuendo y no tenía ni idea del por qué ya que es increíble, pero todo es gracias a ti y esas impresionantes curvas en ese hermoso vestido amiga — remato ella riéndose por mi gesto. No sabía ni en dónde esconderme, sabía que mi rostro estaba sonrojado pero los chicos bramaron una carcajada y fue Hugo quien dijo.
— Tendrás que acostumbrarte Leila, realmente siempre has sido hermosa pero con esos cambios que tuviste durante todo este tiempo lejos, ahora te ves… más sensual— dijo Hugo, y solo lo mire mientras mi rostro se ponía colorado.
— Respira, tranquila, recuerda que siempre habrá algún nuevo alboroto y lo olvidaran— sonrió para tranquilizarme.
— Él tiene razón, aunque dudo mucho que la gente pueda olvidar lo hermosa y buena bailarina que eres — dijo Lord Sebastian tomándome por sorpresa y sonriéndome tiernamente.
— Gracias, Sofía, tu vestido igual es hermoso pero no creo ser la razón por la cual no lo están comentando y por favor dejemos de hablar de mi y mis "cambios" ¿Si? — dije medio bromeando pero intentando llevar la atención hacia alguien más que no fuera yo.
— Claro, podemos hablar de muchas otras cosas, por ejemplo ¿Qué le ha parecido la ciudad Lord Sebastián? — dijo Sofía llevando la conversación a un punto más seguro.
— Es más grande de lo que esperaba y me he llevado muy gratas sorpresas, sobre todo con sus habitantes — dijo mirándome de reojo.
— Que bien ¿ya ha conocido a Lord Natvecre y su hija? — dijo Hugo de la nada, me pareció extraño que sacara el tema sobre todo por lo sucedido temprano.
— Los saludé brevemente en la entrada como a todos aquí pero a Lady Siledrah me la encontré en los jardines buscándolos por lo que le ofrecí mi ayuda — dijo él de forma educada.
— Ohh, le caerá muy bien su hija Lady Valerie Natvecre, venga acompáñeme, ella está por aquí cerca así podré presentarlos, ambos son hijos de personas importantes, tendrán muchas cosas en común — dijo Áaron y al principio no entendía por qué decía eso cuando desde que recuerdo ellos siempre se han caído mal
— Por supuesto, mi padre esperaría eso— dijo Sebastian no muy seguro, luego se giró hacia mí y tomándome distraída alcanzó mi mano y depositó un delicado beso mientras me miraba a los ojos.
— Lady Siledrah, ha sido todo un placer conocerla y poder compartir mi tiempo con usted, se supone que tengo que relacionarme con todos aquí pero intentaré regresar a su lado lo antes posible, tal vez para una segunda pieza de baile — dijo Sebastián mirándome a los ojos y derrochando dulzura, mientras me sonreía y hacía una reverencia como despedida para todos.
Por un momento solo podía ver el punto en que sus labios habían besado mi mano, un ligero hormigueo persistía en su lugar y luego observé como él seguía a Aaron, desapareciendo entre la gente, el silencio fue roto por un suspiro dramático de parte de Sofía y pronto me di cuenta que no había un silencio, al menos no de verdad ya que estábamos en un baile y todos lo habían visto besar mi mano.
— Comienza a soltar toda la sopa Leilani, ¿de verdad se encontraron por casualidad en el jardín?, ustedes estaban bailando muy bien debo de decir pero parecían estar hundiéndose en la mirada del otro, casi como la calma antes de la tormenta— dijo Sofía dramáticamente.
— Claro que nos encontramos por casualidad, los estuve buscando por todos lados y no los encontraba así que decidí ver en los jardines, ahí me encontró él y ofreció su ayuda, llegamos hasta aquí después de buscar en otros espacios de la casa y me pidió un baile, por cierto, nadie, se estaba hundiendo en la mirada del otro así que no exageres — dije un poco a la defensiva y su sonrisa solo se ensanchaba.
— Eso puedes creer tú pero parece que el ha quedado cautivado contigo, no puede apartar la mirada de ti incluso ahora— dijo ella mirando sobre mi hombro.
— Basta Sofía, él solo estaba siendo amable, y la verdad es que hay algo que me intriga de él, aún no se qué, pero hay algo que no me cuadra — dije recordando lo inquieta que me sentía al estar a su lado.
— Bueno, eso me deja tranquilo a mi ya que tampoco me da muy buena espina el tipo — dijo Hugo tomándome por sorpresa, no por lo que dijo sino el tono en su voz.
— ¿Tú también lo sentiste? Es como si ocultara algo.— dije asombrada, y continúe algo pensativa y divagando.
— Claro, yo igual creo que oculta algo bajo esa fachada de caballero, tal vez deberíamos mantenernos algo alejados de él. — sugirió Hugo y me desconcertó porque debido a los títulos de nuestros padres por lo general siempre nos tendríamos que ver al igual que con los Natvecre.
— Hugo sabes que es poco probable el mantenernos alejados al menos no en las reuniones formales, de todas formas hay que darle el beneficio de la duda.— dije cerrando la conversación acerca de los nuevos habitantes del pueblo.
— Cambiando de tema, Leilani ya se acerca tu cumpleaños, es esta semana exactamente, ¿Qué te gustaría hacer? Un desayuno, irnos a un viaje corto juntos o ¿tus padres harán un baile? — dijo Sofía ansiosa, por lo general solo festejamos en familia y los amigos más cercanos pero esta vez sería diferente ya que sería mi cumpleaños número dieciocho.
— La verdad es que el desayuno suena bien pero creo que mis padres harán un baile, ya sabes por los dieciocho, de todas maneras sabes que ustedes están invitados — dije encogiendome de hombros y sonriendo.
— Bueno, tendré que buscar un vestido fantástico pero no tanto como el que tu uses,claro — dijo riéndose de su propio chiste.
— ¿Invitaras a Lord Arzgox? — preguntó ella sonriendo y con los ojos brillando, yo solo gire los míos y suspiré.
— ¿De nuevo Sofía? Creí que ya habíamos terminado con ese tema, pero respondiendo a tu pregunta creo que existe la posibilidad de que mis padres los inviten como agradecimiento por su invitación a este baile— dije algo irritada por su insistencia en el tema. Sabía que no lo hacía de mala voluntad y que estaba emocionada de que al fin alguien fuera de nuestro pequeño grupo se atreviera a hablarme y que según ella demostraba un gran interés en mi pero a pesar de que Sebastián no había hecho nada erróneo me incomodaba el que ella prácticamente ya me imaginaba con el.
— Estoy segura de que él asistirá encantado. Deja de hacer esos gestos Leila, sabes que me preocupo por ti y él es realmente muy guapo, y a pesar de lo que mi hermano y tú piensen sobre algún secreto oculto a mi me parece todo un caballero— dijo algo a la defensiva y de forma soñadora, sin embargo ella siempre ha pensado lo mejor de todos y al fin de cuentas nadie la ha atacado nunca.
— Esta bien, detendré mis gestos para tu paz interior, y sí, parece un caballero pero apenas lo conocemos, no te pongas a soñar despierta por favor — dije seria y manteniendo los pies en la tierra.
— Ya Sofía por favor, no insistas. Leilani ¿Aceptarías un baile conmigo? , ahí viene Aaron para acompañar a mi hermana y a sus ideas soñadoras — dijo de repente Hugo extendiendo su mano.
— Claro Hugo, por qué no, vamos. — dije tomando su mano, tenía que poner distancia entre Sofía y yo para que no siguiera con los mismos temas.
El baile continuó, ronda tras ronda y en un momento mi padre se acercó a mí para bailar, amaba bailar con él, lo pequeña y segura que me hacía sentir, podía recordar cuando él me enseñó a danzar y desde entonces lo atesoro, estábamos sonriendo cuando terminó la pieza de baile y alguien se aclaró la garganta detrás de él, ambos volteamos a ver de quien se trataba y para mí asombro era de nuevo Lord Sebastián quien hacía una reverencia hacia nosotros.
— General Siledrah, que gusto volver a verle, quería pedirle permiso para bailar con su hermosa hija la siguiente pieza, claro si ella está de acuerdo — dijo haciendo un gesto con la mano, mi padre miró entre los dos y respondió.
— Sí a Leilani le parece bien yo no tengo ningún inconveniente Lord Sebastián — dijo mi padre con voz profunda y ambos voltearon a verme.
— Claro Lord Arzgox, aunque me temo que será la última pieza ya que pronto pasaremos a retirarnos. — dije mirándolos a ambos y mi padre asintió confirmando lo que decía.
— Mientras pueda bailar con usted una última pieza, para mi es perfecto. — dijo derrochando galantería con una sonrisa.
La música comenzó a sonar y nosotros a bailar, de nueva cuenta podía sentir cierto nerviosismo al estar cerca de él porque sí, era muy bien parecido y carismático pero debajo de eso había un mal presentimiento, como que siempre sabía exactamente que decir y no sabía qué pensar al respecto.
— Lady Siledrah, ¿Me permitiría el honor de poder tutearla?, se que por respeto debemos de usar los títulos pero la verdad es que como ya le mencione me gustaría conocerla más y creo que una buena forma de empezar sería el solo llamarla por su nombre, claro si me concede ese honor. — dijo el un poco titubeante.
— Tiene usted razón, creo que sería una buena forma así que descuide Lord Sebastián, claro que puede tutearme— respondí tranquilamente.
— Leilani, tú también puedes tutearme por favor. De verdad creo que eres una persona muy interesante y que la gente solo te observa porque te tiene envidia y algunos otros un poco de miedo, pero siempre tenemos miedo de lo que no conocemos. — dijo él como si hubiera leído los pensamientos que me rondaban acerca de él.
— Gracias Sebastian, y estoy consiente de eso aunque muchas veces el miedo no tenga un motivo, supongo que has escuchado lo que la gente piensa de mí, sobre estar maldita y definitivamente no tienen nada que lo pruebe pero siguen temiendo y señalándome, por eso casi nadie se acerca a mi y es la razón por la que me extraña que tu lo hagas. — dije exponiendo una de mis incomodidades.
— Leilani, aveces la gente tiene ideas retrógradas y solo nos queda respetar lo que piensan, yo no creo que estés maldita pero estoy casi seguro de que hay algo que te hace muy especial y no hablo de tu encantadora apariencia física. — dijo él con seriedad y coquetería mientras la música llegaba a su fin.
— Lo sé, te agradezco tus palabras y el baile, espero sigas disfrutando de él, ahora tengo que marcharme, ha sido un gusto conocerte — dije algo titubeante haciendo una pequeña inclinación de despedida.
Tenía que salir de ahí, ¿quién se creía él para hablar de esa forma? No me conocía en lo absoluto y aún así parecía estar tan seguro de lo que decía. No es que hubiera dicho algo erróneo, es que siempre decía las palabras correctas y me hacía sentir vulnerable.