La llegada

3439 Words
Tac, tac, tac, tac, tac, tac — Está lloviendo muy fuerte querida— dijo una voz profunda desde la lejanía. — Despierta, vamos hija despierta— dijo otra voz que no reconocí. No podía abrir los ojos tan rápido, mis párpados pesaban. — Tienes que despertar, ¡abre los ojos hermana! —dijo otra voz más pequeña e infantil mientras me sacudían. Abrí los ojos poco a poco, justo cuando algo brinco desde la penumbra, alguien gritó mientras impactamos con algo y luego todo daba vueltas, nosotros dábamos vueltas al igual que el carruaje y todo se oscureció. — Leilani, hija, ¿Estás bien? — dijo mi madre a la par de que yo me incorporaba con los ojos bien abiertos y asustada. — Estoy bien madre— dije insegura mientras veía que no había ningún problema. — Solo fue un mal sueño con un accidente— dije todavía algo aturdida, Rayos eso se había sentido tan real, mire a mis padres pero ellos solo se veían así mismos y en sus miradas pude ver algo de temor, lo que me desconcertó. — Tranquila Leila, todo está bien, sólo fue un sueño — dijo mi padre mientras seguía viendo a mi mamá, extendió su mano para acariciar mi cabello y tranquilizarme. — Ya estamos llegando a Bennart, pronto estaremos en casa y hay que prepararnos— dijo él, sonreí al escucharlo, estaba en mi hogar y pronto vería a mis amigos. — Sí, lo sé padre, tenemos el desayuno de bienvenida en unas horas. No se les olvide que pasarán por mi, por lo que los veré en la recepción ¿si? — dije sonriendo de la emoción. Tenía casi cuatro años lejos de mi hogar y amigos, solo me había podido comunicar con ellos por medio de cartas pero los extrañaba todos los días y al fin nos reencontraríamos de nuevo. La luz del sol resplandecía, el cielo azul brillaba con nubes esponjosas, el aire fresco soplaba lo suficiente como para mecer las copas de los árboles y unos cuantos mechones de mi cabello, unos pájaros cantaban cerca del árbol a mi derecha. Me encantaban las mañanas frescas, luminosas y relativamente silenciosas más allá de los sonidos de la naturaleza, todo parecía estar correcto y en calma, inspiré profundamente atrayendo el aroma a lavanda del jardín mientras esperaba en la entrada. El ligero silencio fue roto por un carruaje frenando rápidamente seguido de un chirrido, se detuvo justo delante de mí y a través de la ventana Aaron me sonreía de oreja a oreja, suspiré en fingida frustración ya que él había llegado tarde y luego sonreí mientras subía a la cabina de pasajeros, al sentarme frente a él abrí la boca para hablar cuando me interrumpió riendo. — Yo también te he extrañado Leilani pero regañame de camino a la residencia Leveti que ya es tarde— dijo guiñandome un ojo, me quedé atónita por un segundo antes de golpear su brazo juguetonamente y reírme. — Mis padres y yo acabamos de llegar hace unas horas, justo a tiempo para arreglarnos e ir al desayuno de bienvenida y harás que aún así llegué tarde. No sé por qué me dejé convencer por Sofía para que pasarás por todos si ya sabemos que llegas tarde casi siempre, así que deprisa que ya deben de estar desesperados por el retraso — dije bromeando —. Por cierto yo también ya te extrañaba — dije con ternura, porque la verdad era que los había extrañado. Aaron es uno de mis únicos tres amigos, lo conozco desde los siete años, estudiamos juntos y somos amigos desde entonces. Lo miró de reojo mientras vamos de camino y tomó detalle de cómo la luz ilumina o crea sombras en su rostro, su cabello rubio trigo rizado, ojos color aqua y su piel algo dorada por el sol, su nariz grande con una ligera curvatura, cejas pobladas, pestañas largas y tupidas, supongo que es atractivo ya que muchas chicas están locas por él pero a mi nunca me ha gustado de esa forma, solo somos muy buenos amigos. — Siempre me observas raro, bueno, ya sé que no solo a mí, pero usas esa mirada valorativa y encandilada como si quisieras capturar todo y cada detalle, es raro— dijo él. Me le quedo viendo y no puedo evitar la carcajada que se me escapa ya que sé a lo que se refiere, cuando veo algo que quiero capturar parezco ícaro hacia el sol, no puedo evitarlo. — Extrañaba tu cara de bobo, eso es todo—dije. — Te fuiste por mucho tiempo, ya no tengo cara de bobo— dijo sonriendo. — Casi olvido tu voz— remato seriamente y con la voz queda, con eso entendí que me había extrañado como yo a él, las pláticas y confidencias, nuestra hermandad, acerque mi mano derecha a la de él y se la tomé. — Lo sé, prometo ya no irme por tantos años para el siguiente viaje, le diré a mis padres — dije a modo de broma y él solo bufo. — Con que me inviten a ir de viaje con ustedes la próxima vez todo está bien — dijo él tranquilo. Ambos nos reíamos mientras nos deteníamos fuera de la residencia Leveti, los hermanos ya se encontraban esperando por lo que no tardaron en subir al carruaje, ambos me saludaron afectuosamente y deseosos de saber todo acerca de mi viaje pero antes querían discutir con Aaron por el retraso y yo solo podía contener la risa. Sofía y Hugo Leveti eran hermanos, este último el mayor por un año y era perseguido por más chicas que Aaron, Sofía no se quedaba atrás con los chicos pero ella era todo un amor y no había conocido a alguien que la mereciera aún, ambos compartían el cabello rubio castaño de su madre y los ojos verdes de su padre, eran altos, gentiles e inteligentes y con figuras bien cuidadas. — Sé que llegar tarde ya es tu segunda naturaleza amigo pero ¿tenías que hacerlo hoy?, nosotros también extrañabamos a Leilani — dijo Hugo seriamente, Aaron intentó replicar pero fue interrumpido por Sofía. — No hay excusas Aaron, llevamos meses esperando su llegada desde que nos avisó y justamente este día no puede ser puntual. Te quedaste dormido de seguro, flojo— dijo riéndose y todos estallamos en risas mientras Aaron levantaba las manos en señal de rendición confirmando que justamente se había dormido. — Lo lamento chicos, mi cama no me dejaba levantarme — dijo provocando otra ronda de risas. — No saben cuanto los echaba de menos, las pláticas , risas e incluso la impuntualidad —dije mirando a Aaron y sonriéndole —pero sobre todo el tenerlos cerca— termine con cariño. Sofía extendió su mano hacia la mía para confirmar lo que había dicho mientras nos acercábamos a la residencia Natvecre y yo seguía teniendo esos pensamientos por mi mente, ella se dio cuenta de mi silencio. — Te ves distinta, ¿conociste a alguien? — dice con un poco de picardía y eso lo consiguió, solté una carcajada que hasta los chicos giraron a ver, después de tranquilizarme le conteste. — No, no conocí a nadie en especial — dije con una sonrisa tranquila. — Sabes, hay alguien nuevo en la ciudad, llegaron hace dos días, nosotros aún no los conocemos pero dicen que el hijo es muy bien parecido y justamente hoy darán un baile para presentarse, todos en la ciudad estamos invitados — dijo ella mientras sus ojos brillaban y casi podía ver las palabras no dichas en ellos, suspiré y revire los ojos. — Tú y el desconocido podrían hacer una linda pareja — dije con una sonrisa y ella bufó. —No, definitivamente no, el nisiquiera me volteara a ver si estoy a lado de una belleza como tú — dijo contradiciendome. — Estas de broma ¿verdad? Eres bellísima, inteligente y cariñosa cuando quieres, a demás nadie se acerca a mi aparte de ustedes y los adultos, ya sabes, porque estoy maldita y por lo general tú atraes la atención — dije tratando de calmarla y como sabía el rumbo que estaba tomando la conversación suspiré y solté, — El pobre no sabrá ni a dónde mirar, si a las damas o a los caballeros tan bien parecidos — dije refiriéndome hacia los muchachos, Sofí no pudo aguantar la risa y yo la seguí mientras ellos nos veían como dos locas. Antes de bajar del carruaje un último pensamiento cruzó por mi mente, nunca me he considerado una belleza, solo extraña, esa era la palabra perfecta para describirme y lo podía leer en el rostro de cualquier persona que no fueran mis padres, sus amigos y los míos, ¿Qué hace alguien como ella con ellos? Era rara, sí y no solo porque era considerada maldita, sabía cosas que a los jóvenes de mi edad no les interesa o cosas que nadie debería de saber y bruja , si no que físicamente era extraña. Durante la mayor parte de mi vida fui muy delgada pero era mi complexión, mi cabello blanco platinado no me ayudaba mucho tampoco, pero mis ojos, eso era lo más raro, lo que mantenía a la gente lejos, lo que causaba incomodidad, lo diferentes que eran de todos y entre ellos mismos, mi ojo izquierdo es de un azul tan helado como el hielo que podría quemar y el derecho es color púrpura amatista , me había acostumbrado a eso durante todos esos años y aún así no pude evitar sentirme nerviosa, tenía algún tiempo que no estaba aquí y algunas cosas habían cambiado. Bajé del carruaje con la barbilla alta esperando las burlas de siempre, no esperaba que desde esta ocasión todos me observarían distinto pues yo ya no era la niña de hace años, mi cuerpo al fin había decidido crecer, las curvas surgieron, mi rostro se afilo, llevaba un vestido azul verdoso con bordados en dorado en la parte superior con escote tipo barco, el bordado bajaba hasta la cintura y se abría en líneas doradas hacia abajo por toda la falda y mi cabello ahora era tan largo que llegaba hasta mi cintura y se mecía con el viento mientras caminábamos a la entrada principal. Lo que creí sería un día tranquilo fue por el contrario algo mortificante, al entrar en el jardín dónde sería la recepción mis padres ya se encontraban ahí, por supuesto, y me hicieron una pequeña seña para que me acercara a ellos por lo que me excuse con mis amigos, al acercarme podía sentir la mirada de la gente sobre mi pero lo ignore. — Tardaste en llegar ¿todo está bien? — dijo con algo de preocupación. — Sí, todo está bien no te preocupes, lamento el retraso — dije tranquila. — No te preocupes cariño, me imagino que la demora se le puede atribuir a Aaron, después de tantos años y aún no consigue llegar a tiempo — dijo con una sonrisa maternal. — De hecho así fue, los hermanos Leveti ya le reclamaron pero el dice que su cama no quería soltarlo— dije recordando el momento y haciendo reír a mis padres. Mi padre es Lord Alexander Siledrah, general de las tropas de Bennart, nuestra ciudad, él es todo lo que la gente piensa, leal, estratega, habilidoso en batalla, inteligente, respetuoso y todo lo que ellos no saben cómo amoroso, paciente, bromista, honesto, gracioso y un gran padre, es alto y fornido con el cabello rubio paja, cejas arqueadas y pobladas, pestañas largas y ojos de un azul profundo, nariz grande y derecha, labios delgados y barbilla fuerte. Mi madre por su parte era alta y esbelta, cabello largo rubio cenizo, cejas definidas, pestañas tupidas, ojos azules claros, una nariz pequeña y respingada y labios delgados, yo amaba a mis padres. — Es hora — dijo mi padre y yo salí de mi pequeño trance. — ¿La hora de qué? Perdón — dije apenada por no escucharlo. — Ahí está el Marqués Natvecre y los duques Leveti, es hora de ir a saludarlos y dar las gracias por la bienvenida, ve que ya muero de hambre— dijo seriamente y lo último en voz baja, un chiste interno y nosotras sonreímos. — Claro, tiene toda la razón, yo también tengo hambre — le respondí con un pequeño guiño. Al acercarnos hicimos una pequeña inclinación — Duques Leveti, Lord Natvecre, es un gusto volver a verlos, gracias por tan fantástico recibimiento— dijo mi padre, mientras los duques y el Marqués respondieron al saludo. — General Siledrah, el gusto es nuestro amigo, ya los extrañabamos por aquí, nos alegra su regreso — dijo el duque, ambos eran amigos desde hace muchos años. —Bienvenidos a su hogar, espero que el viaje de retorno haya sido placentero y sin inconvenientes — dijo la duquesa. — Fue uno muy largo y sin inconvenientes gracias a los dioses antiguos, ya extrañaba los paisajes cercanos a aquí— dijo mi madre y pude notar el leve encrispamiento por parte de Lord Natvecre, era algo normal, la gente ya no creía en los antiguos dioses, a veces parecía que sólo mis padres lo hacían. — Bueno, yo igual estoy feliz de verlos pero creo que su hija estará de acuerdo conmigo en que deberíamos de continuar nuestra conversación mientras desayunamos — dijo Lord Natvecre con una sonrisa algo fingida y atrayendo las miradas sobre mi. — Hola, realmente estoy muy contenta al verles de nuevo pero creo que esta vez tengo que apoyar al Marqués — dije con una sonrisa apenada y todos rieron estando de acuerdo. El desayuno transcurría alegremente, todos en el jardín disfrutaban del día fresco, las mesas estaban repartidas por el césped y yo estaba felizmente satisfecha, me dirigí al tocador pero alguien más entró detrás de mí. — No te saldrás con la tuya, Hugo y yo somos la pareja perfecta, tenemos años de relación y tu no vas a arruinar esto y mucho menos interponerte en mi camino, porque si lo haces voy a acabar contigo, ¿entendiste? — escupió una chica alta, rubia de ojos color miel, cabello en ondas hasta la media espalda, Valerie, hija del Márques Natvecre. — No sé de qué demonios estás hablando, yo no me estoy interponiendo en el camino de nadie, Hugo solo es mi amigo y por si no te has dado cuenta apenas llegue hoy, no se que traes en la cabeza, aunque claramente nada — dije consternada y enojada, ella se me acercó y me empujó al suelo, me quedé perpleja por un segundo antes de levantarme. — Upss esta resbaloso el suelo, cuidado — dijo ella mientras me levantaba. Estaba furiosa, podría rebajarme a su nivel y atacarla físicamente pero en lugar de eso opte por soltar algo más hiriente. — Aparte de no tener nada en el cerebro eres una completa desesperada, es claro que tienes miedo de que Hugo vea quien eres realmente y que no vales la pena — me di la vuelta para salir cuando una mano sujeto mi codo. — Ten cuidado perra— dijo ella mientras me jalaba para girarme y yo aproveché el momento para abofetearla fuertemente. —Yo no tengo que tener cuidado de nadie y la perra aquí es otra— dije furiosa, de repente otra voz hablo. —Hasta donde escuche mi hermano terminó su relación contigo y no fue por culpa de ella si no tuya, así que deja de amenazar a mi mejor amiga y sal de aquí — dijo Sofía con calma. Todo había sucedido tan rápido, ella jalandome, yo dejando ir mi mano y Sofi hablando, después de sus palabras Valerie salió hecha una furia, decidí ignorar todo por lo estúpido que era pero parecía que Sofía no pensaba igual. — ¿Estás bien? ¿Qué pasó para que te tratara así? — preguntó ella. — No tengo ni la más mínima idea, sólo llego por detrás a atacarme y echarme la culpa de algo… Espera, dijiste que ¿Tú hermano terminó su relación?, ¿Ella cree que es mi culpa? — pregunte desconcertada. —Que absurdo — dije. — Justamente eso, vamos, vamos al jardín — dijo Sofi para mi asombro, por lo que solo asentí todavía estupefacta y caminamos hacia fuera. Encontramos a Hugo y lo primero en salir de la boca de mi amiga para su hermano fue: — Con tu próxima ex novia intenta ser más claro al decirle la razón por la que terminas con ella antes de que vaya como loca a atacar a tus amigos más cercanos — dijo molesta y Hugo la miró extrañado. — ¿De qué estás hablando? — dijo él desconsertado. — ¿Terminaste tu relación con Valerie hoy o por qué la descerebrada esa solo decidió atacar a Leilani? — dijo ella y terminó frunciendo el ceño, al escuchar eso él voltea a mirarme para comprobar que estuviera bien y luego le respondió a su hermana. — Sí, terminé con ella el día de hoy, pero explicame eso de que ¿atacó a Leilani? — terminó con casi un gruñido. — Ella prácticamente saltó sobre Leila, la empujó y agarró por el brazo mientras le decía que no se interpusiera entre ustedes y que era una perra, claro que Leilani le volteo la cara de una bofetada y yo le dije a Valerie que terminará con su locura — le comentó y terminó enojada, mientras él pasaba una mano por su rostro, suspiró frustrado y comenzó a hablar. — Ella cree que algo está pasando entre Leilani y yo, le dije que estaba equivocada, que no pasaba nada y que solo somos amigos como siempre lo hemos sido, entonces enloqueció y me dijo que era un mentiroso, que sabía que yo… — dijo y se detuvo abrutalmente. — ¿Qué tu qué ? — lo apremio su hermana y él soltó un suspiro y terminó. — Ella cree que estoy enamorado de ti Leila —dijo Hugo. Lo observe un poco atónita pero no pude evitar ver el sonrojo en su rostro. — ¡Uhhhg! Que tipa tan onimosa, es una loca y celosa — dijo Sofi, entonces dirigiéndose a su hermano— Tienes que hablar con ella y dejar clara toda esta situación que solo está afectando a alguien inocente, por favor — le dijo con una mirada insistente y el solo asintió,luego se volvió hacia mí. — Lo lamento tanto Leilani, nunca creí que ella llegaría ha atacarte de esa o cualquier otra forma solo por ideas preconcebidas, disculpa nunca quise que terminaras envuelta en esto y menos en el día de tu regreso a casa — concluyó Hugo. — No tienes por qué disculparte, tú no me agrediste, la que actuó erróneamente fue ella. Aúnque no logro entender ¿De dónde sacó esa idea?, llevaban muchos años juntos, sabía que somos amigos y nunca hizo ningún alboroto — termine pensativamente y Sofía dijo. — Amiga, ella está súper celosa de tu figura — y se río a carcajadas rompiendo un poco la incomodidad, justo en ese momento llegó Áaron. — Así que ahora tengo competencia como el soltero más codiciado de la ciudad ¡he! — dijo dirigiéndose a Hugo mientras todos estallábamos en risas, pero por el rabillo del ojo pude ver a Hugo observandome detenidamente . Al terminar el desayuno de bienvenida me despido de mis amigos, tenemos un baile esta noche y hay que prepararnos, me dirijo hacia donde mis padres esperan el carruaje y les sonrió, mi padre me abraza dulcemente mientras dice: — Ahí viene el carruaje pequeña, llegaste a tiempo— y se ríe. Durante el camino me pregunta que me pareció el desayuno y como me la pase. — El desayuno fue exquisito, ninguna queja sobre él, y me divertí con los chicos, realmente los extrañaba. Solo hubo un pequeño inconveniente con Valerie Natvecre, la novia, bueno ex novia de Hugo… Me acorralo en el sanitario, me empujó, jaloneo y dijo cosas que no eran ciertas, así que yo la abofetee— digo mirando al techo esperando el regaño pero no llega por lo que decido mirarlo a los ojos. — Bueno al menos no la derribaste de alguna forma — dijo serio. — Lo sé, la verdad me pasó por la mente hacerlo de diez formas distintas pero me pediste que guardará el secreto y eso significa que ese conocimiento sólo podrá ser usado en un gran momento de necesidad, no con los berrinches de una niña— dije algo ofuscada. El desde los siete años comenzó a entrenarme cómo a otro de sus guerreros, recuerdo sus palabras " Eres la hija de un general, tenemos muchos enemigos y ellos podrían ir detrás de ti, mi única hija. No te enseñó para que sirvas en el ejército, te doy todas las herramientas y enseñanzas que pueda para que tú puedas defenderte, luchar por ti, por vivir un día más " ese es nuestro secreto. — Bien, me alegra que te defendieras como una dama, ahora dejando de un lado eso tenemos un baile esta noche, me dijeron que el nuevo dueño de la residencia es el Duque Arzgox, yo no creo recordarlo pero de igual manera nos presentaremos ya que nos extendió la invitación, así que tienes que estar lista antes de las ocho de la noche por favor — dijo mi padre y yo respondí con un simple — por supuesto —.
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