Ver ese rostro femenino observarme de cerca mientras estaba teniendo un ataque de pánico fue… horrible. Era Ana, la novia del chico que me gustaba. Genial… no podía ser más incómodo el momento. —¿Qué sucede? —preguntó tornando su rostro preocupado. Pasé saliva. No era capaz de hablar. —¿Estás bien? —insistió. Me tomó de un brazo. ¡No… no quería contacto físico! Me alejé un paso y eso hizo que soltara su agarre. —Ah… es que… —barrí con mi mirada nuestro alrededor; bien, no había nadie más aparte de ella. —¿Tienes cólicos? —preguntó, mientras bajaba la mirada hasta mi vientre. Me di cuenta que llevaba una mano apoyada en mi barriga; bueno, para mí era algo que hacía inconscientemente, presionaba la boca de mi estómago cuando tenía mucha ansiedad. —Ah… sí, —respondí— tengo…