Helen palideció por completo, y Kate abrió sus labios en una gran O. —¡Déjate de bromas Fernando! —reprochó con molestia. —¿Cómo se te ocurre decir eso en delante de Helen?, ¡Eres un inconsciente hijo! Él negó con la cabeza y soltó una risa burlesca. —Mira Helen, es mejor que te acostumbres a esto, si yo me caso contigo es solo por ese niño, que afirmas ser mío. Y a todos los presentes quiero dejarles claro, que yo a quien amo es a Isabela. Fernando no dijo más se fue directo a su habitación, mientras su madre le gritaba como loca. —¡Fernando García, regresa!, ¡Discúlpate con Helen! — vociferaba Katherine la madre de Nando. —¡Cálmate mujer! — indicó su esposo. —Nada de lo que ha dicho nuestro hijo es mentira. Helen miró mal a su suegro. —Yo no tengo nada en tu contra, pero es