Alessandro paró en seco. Su vulgar tiene a la mujer desnuda y atada al sofá. Chiara ni siquiera lo miró, ella se deleitaba con la condición de la zorra que le guiñó el ojo a su hombre. —Le di una alta dosis de afrodisíaco y solo escuchar tu voz es una tortura para ella —Ladeó la sonrisa—, no quiero saber lo que sentirá al escucharnos follar sin poder participar —Alessandro pasó saliva con dificultad al ver desnudándose a su mujer—. ¿Puedes hacerme el favor de venderle los ojos? —Embobado por el perfecto cuerpo que está frente a él, asintió sin quitarle la mirada de encima—. Trata de no tocarla, odiaría eso. —Lo único que quiero tocar y devorar yo es tu coño. —Aaahhh —La mujer gimió al escuchar la voz gruesa de Alessandro e imaginar como se sentiría eso—. Por favor… ya no más —Se removi