Paolo y Rodrigo llegaron a la mansión emocionados por finalmente ver a Chiara. Cuando escucharon la noticia de que Alessandro había vuelto con ella, ambos deseaban ir de una vez por todas, pero no podían dejar sus asuntos de lado, así que tardaron un poco. —¿Dónde está la sinvergüenza esa? —Paolo empezó a gritar por todas partes. —¿Puedes dejar de gritar? Vas a despertar a los niños —Mekeril gruñó saliendo de su habitación—. ¿No puedes ser una persona normal y esperarla abajo? Ha de estar vistiéndose. Paolo le dio un par de palmadas en el hombro a su hermano, lo miró a los ojos y agrandó la sonrisa, después procedió a ignorarlo y seguir gritando, también quería ver a sus sobrinos. —Si no te callas esa bocaza, juro que te la voy a romper —Alessandro gruñó furioso, estaba por poseer a