Doy un paso atrás, pero en dos zancadas, Seth llega a mí y me toma del brazo de una manera firme. Pero, sin hacerme daño. — ¿Qué haces aquí? ¡Responde la maldita pregunta! —sus fosas nasales parecen las de un toro antes de embestir. —Yo… tenía curiosidad —digo y lo miro con angustia fingida —Escuche que habían asesinado a una de las chicas. Serenidad, Daniela. Me repito en silencio. —No debiste escuchar eso —espeta antes de liberarme. —Seth, ¿Qué hacemos? — inquiere en voz chillona Susan. Su cara está pálida y me doy cuenta de que está a punto de vomitar ante tal atrocidad. Bien, es hora de parecer un poco estúpida. Me aclaro la garganta. — ¿Llamar a la policía? —inquiero lo que se supone debería decir alguien que no sabe nada de lo que hay detrás de esta fachada. Bueno, más bie