La mañana siguiente estoy llena de dudas y preguntas sin resolver. — ¿De verdad estoy haciendo esto? —susurro a nadie, mientras me pongo mis botines rojos. Avanzo por la habitación y hago una mueca cuando diviso el cesto de la ropa sucia. «Tengo que ocuparme de eso.» Después de esta noche, tengo las próximas dos libres. Así que, podré ordenar en algo el desastre que tengo en el departamento. «Odio hacer la colada.» Un golpe en la puerta me sobresalta. Mi parte racional dice que, no debo sorprenderme, ya que estoy esperando a Seth. Sin embargo, las viejas costumbres adquiridas en mi trabajo, me instan a estar preparada para lo que sea. Avanzo a la entrada y me apoyo contra la puerta. — ¿Sí? —Traje el desayuno —frunzo el ceño ante las palabras de Seth. Abro de un tirón y lo miro d