–Simon –llamé al chófer cuando llegue a la casa. –Hola señora Norton –saludó extendiendo la pequeña cajita con la bolsa de papel como si supiera que le iba a pedir –. Aquí está la medicina. –Le agradezco mucho –le sonreí –. Espero que esto quede entre nosotros. –Por supuesto, señora, algo que he aprendido con tantos años en mi profesión es que no se debe hablar de nada. –Eso suena interesante. –Sí, pero si usted también me permite quiero decirle que se ve radiante con ese vestido. Fue en ese momento que me dí cuenta que por llegar rápido a la casa no me había cambiado de ropa, no tenía tiempo, Sidney iba a llegar pronto. –Muchas gracias y también por la medicina –me despedí y entré a la casa. Mi suegra estaba viendo una novela en la televisión, me miró de pies a cabeza, yo